Crítica de danza

Inyección de energía y vitalidad con los bailarines de Carlos Acosta

La compañía cubana se consolida como un proyecto original y ambicioso desde su tradición

Foclor

  • Acerca Danza
  • Festival Castillo de Peralada
  • 27 de julio de 2024

Jóvenes, vitales, energéticos y con una técnica extraordinaria. Así son los once bailarines cubanos de la compañía Acosta Danza que este viernes presentaron en el espacio Mirador del Festival de Peralada el espectáculo Foclor, tres coreografías contemporáneas que se inspiran en distintos aspectos de la cultura cubana.

Cargando
No hay anuncios

Carlos Acosta, uno de los artistas fieles al festival, ya no actúa con la compañía, pero ésta encarna todo lo que él esperaba cuando la inauguró en el 2016: ofrecer un espacio estable para jóvenes bailarines cubanos que lleven las raíces de la su cultura en todo el mundo desde una perspectiva radicalmente contemporánea. Y lo ha hecho con creces.

Los bailarines, surgidos de la escuela de danza que creó asociada al proyecto de compañía y que funciona con donaciones, son jóvenes extraordinarios, con cuerpos versátiles que pueden bailar desde el clásico hasta la danza urbana, africana y latina. Indudablemente, Acosta Danza es ya una realidad con carácter propio y se ha convertido en una de las recientes compañías más innovadoras y aplaudidas en Europa.

Cargando
No hay anuncios

Foclor, un programa que en octubre se estrena en el teatro Linbury del Royal Opera House de Londres, arranca con Paysage, soudain, la nuit, del coreógrafo sueco Pontus Lidberg, una celebración de la juventud y un estallido de frescura en su máximo esplendor donde los once bailarines fluyen en grupo, solos o en parejas que se hacen y se deshacen mezclando diferentes estilos de la danza contemporánea (de la capoeira al body contact sin olvidar la técnica clásica) con una elegancia y corporalidad impresionantes a ritmo de la música del compositor cubano Leo Brouwer.

Cargando
No hay anuncios

Siguió un impactante dúo del catalán Rafael Bonachela, Soledad, una obra descriptiva sobre el maltrato en la pareja. Muy pasional, con músicas de Piazzola, Agustín Lara y Raúl Reinoso, muestra los aspectos más oscuros de la intimidad de una pareja. Sus intérpretes, Patricia Torres (piernas impresionantes) y Enrique Corrales, se mostraron apasionados, impetuosos, en una danza de alto voltaje emocional que dejó al público asombrado.

Por último, Hybrid, de los coreógrafos cubanos Norge Cedeño y Thais Suárez, ilustra la energía y la vitalidad de unos bailarines inagotables en una pieza de corte distópico que mezcla la danza africana libre de tópicos con la contemporánea. Dividida en tres partes, muestra un subtexto de revuelta y liberación como pueblo, con nueve bailarines con aspecto de soldados sobre un escenario en rojo, con músicas muy percutivas y tribales de Jenny Peña y Randu Araujo. Magnífica la bailarina principal, pasando de mano en mano, y un final de fiesta alegre, explosivo y esperanzador a la vez que recibió el aplauso unánime de todo el público de pie.