Las firmas de la esperanza: la vacuna que necesitábamos

Vuelven las colas, las firmas y las anécdotas en una jornada en la que las restricciones fueron una nota a pie de página

BarcelonaEl buen tiempo y la ilusión de recuperar una cierta normalidad fueron la tónica de un Sant Jordi singular con aforos máximos, recintos perimetrales y, en algunos casos, cita previa para firmar. No importó ni a los lectores ni a los autores, que se reencontraron en un ambiente más relajado que otras veces y que abre el debate sobre qué Sant Jordi queremos. Pero ayer no fue una jornada de polémicas sino de alegría y celebración. Así, los epidemiólogos aprendieron a firmar, los autores superventas volvieron a arrasar y los lectores consiguieron sus firmas, quizás haciendo menos colas que otros años. Canto yo y la montaña baila tuvo el Sant Jordi que la pandemia le robó, Xavier Bosch y María Dueñas reafirmaron su popularidad y todos dimos un decisivo paso adelante. Claramente, Sant Jordi era la vacuna que necesitábamos.  

Xavier Bosch

“No importan tanto las cifras como las emociones”

Más de cuarenta personas esperaban que Xavier Bosch empezara la jornada firmando ejemplares de La mujer de su vida en la parada de La Casa del Llibre en el Passeig de Gràcia. “Es un día histórico, porque no importan tanto las cifras como las emociones”, decía Bosch, que llegó a firmar hasta cincuenta ejemplares en una hora, y lamentaba que la cita previa en algunas paradas había dejado a algunos lectores sin firma. Bosch escribió el primer libro en 1992 y desde 2010 firma con asiduidad y mantiene el ritual de utilizar el mismo bolígrafo. La temática de los bebés robados que aparece e La mujer de su vida ha removido a algunos lectores: ayer una mujer le explicaba que es adoptada y cómo había buscado a su familia biológica.

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Oriol Mitjà

“No supe valorar la repercusión del libro”

El epidemiólogo Oriol Mitjà se estrenó como autor en una fiesta de Sant Jordi, y se impuso como el más vendido de no-ficción en catalán, teniendo que responder a dos preguntas recurrentes sobre la vacunación del covid: “Las dos más repetidas son si te puedes vacunar siendo alérgico al ibuprofeno o si has tenido algún trombo. Y la respuesta en los dos casos es que sí. Vacunaos”, explicaba Mitjà. 

A corazón abierto. Relato de todo lo que he vivido es el primer libro divulgación de Oriol Mitjà, y le recomendaron que hiciera dedicatorias cortas. Pero cuando llegó al Espai Abacus a la una del mediodía, anunciaban su llegada y pedían a las decenas de lectores que lo esperaban que hicieran una cola ordenada. “No supe valorar la magnitud de la repercusión que tendría del libro, está siendo un día para enloquecer, estoy firmando muchísimo”, reconoció Mitjà.

Anna Gas

“Me habría gustado ver las caras de los lectores”

Quan Anna Gas recibió el premio Mercè Rodoreda a finales del año pasado todavía no sabía cómo imaginarse el Sant Jordi. A medida que se fue acercando la Diada se hizo una idea que, dice, no ha sido muy diferente de lo que se había imaginado. “Me habría gustado vivir un Sant Jordi normal y ver las caras de los lectores. A pesar de todo, es una suerte que podamos vivir un Sant Jordi en la calle”, dice la escritora de El pèndol (Proa).

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Este es el primer año que participa en la Diada con un libro de narrativa; otros años también había firmado, pero con títulos de poesía. “No tiene nada que ver, es un género mucho menos visible”, dice Gas, contenta porque ha intercambiado opiniones muy diversas con lectores. “Me he encontrado con gente muy diferente, y cada uno tiene sus cuentos preferidos”, añade la escritora.

Albert Om

“Parece el principio de algo más”

Hacía 21 años que Albert Om no participaba en la Diada como autor. Ayer lo hizo firmando El dia que vaig marxar en varios espacios de Barcelona y en la parada del ARA. Para él fue “una doble explosión de alegría”. Entusiasmado ante las calles llenas de gente, Om destaca que “el año pasado Sant Jordi ni existió y este año no solo hace sol sino que también parece que sea el principio de algo más”. “Es un Sant Jordi especial para todo el mundo. Hemos recuperado la sensación de la gente en la calle”, añade el periodista y escritor. Entre los lectores con los que se encontró ayer, recuerda con especial emoción a una mujer que hizo dos colas: primero una para vacunarse y después otra para que le firmara el libro.

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Irene Vallejo

“Se ha recuperado la vibración de Sant Jordi”

El alud de firmas hizo que Irene Vallejo llegara media hora tarde a cada parada, mientras los lectores la esperaban con ejemplares de El infinito en un junco en las manos. La autora aseguraba que se estaba recuperando de la “vibración” de Sant Jordi y que esperaba que el libro haya traído “un poco de alivio” a algunos lectores que le habían explicado que lo habían leído cuando pasaban por un momento difícil. 

La versión catalana del libro, publicada en Columna, salió en agosto y se han vendido 10.000 ejemplares, una cifra extraordinaria. El infinito dentro de un junco es un canto de amor a las bibliotecas, a los libros y a la lectura. “Es fabuloso –decían desde Columna–. Este libro está destinado a ser un clásico”, mientras la autora apuraba los minutos de su primero Sant Jordi como autora antes de marcharse a Zaragoza para recoger un premio. 

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Jordi Amat

“Los lectores están ampliando mi investigación”

Para Jordi Amat ayer todo eran sensaciones nuevas. “No estoy acostumbrado a hacer libros que vendan, firmar en Sant Jordi con un libro que está funcionando es una experiencia nueva y muy agradable”, explica el autor de El hijo del chófer. El contacto con los lectores, además, le está resultando sorprendentemente informativo. “Los lectores están ampliando mi investigación explicándome cosas sobre Alfons Quintà que desconocía, desde que de pequeño tiraba flechas desde el balcón de casa y que torturaba a ancianos hasta que cada semana se gastaba 10.000 pesetas en pornografía de importación en un quiosco de la Rambla –comenta Amat–. Así que la psicopatía del personaje ha quedado muy confirmada”.

María Dueñas

“Con este día empieza una nueva etapa”

El ajetreo de cámaras, periodistas y lectores alrededor de María Dueñas a primera hora de Sant Jordi ya hacía intuir que sería la autora más vendida de ficción en castellano. Ella sabía que llegaba con un libro ganador bajo el brazo, Sira, secuela de su primero gran éxito, El tiempo entre costuras. “Desde que lo anunciamos la acogida ha sido magnífica”, celebra. Las buenas sensaciones se van confirmando mientras van desfilando lectores entusiastas, la mayoría mujeres. Una le comenta que ha puesto a su hija el nombre de Sira, como la protagonista. “Me lo dicen a menudo, es muy bonito. Y también se lo ponen a muchas perras”, añade sorprendida. Para Dueñas, con este Sant Jordi “empieza una nueva etapa, será el principio del final”.

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Tina Vallès

“Este tipo de Sant Jordi esponjado se tendría que quedar”

Durante la mañana, Tina Vallès se paseó por Barcelona como traductora y editora. Por la tarde cambió de sombrero y se puso el de escritora y ganadora del Premi Folch i Torres con Els pòstits del senyor Nohisoc (La Galera). Vallès celebraba ayer “la sensación de cierta alegría, entusiasmo y precaución” que se respiró durante todo el día y abría la puerta a reproducir este modelo de Diada en el futuro. 

“Quizás este tipo de Sant Jordi esponjado se tendría que quedar pasada la pandemia –reflexionaba la escritora–. A la larga haría muy bien un modelo así, más parecido a la Semana del Libro en Català, con más días de celebración antes y después de Sant Jordi”.

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Marc Giró

“Una fiesta espléndida y extraordinaria”

Marc Giró no paró de firmar ejemplares de Pijos durante todo el día, y empezó la jornada generando colas en la parada que el ARA instaló en la redacción del diario. Como una estrella, se hizo esperar un poco, y enseguida se metió a los lectores en el bolsillo hablando con ellos, dibujándoles un dragón con la dedicatoria y preguntándoles a qué se dedicaban. “¡Me tengo que documentar!”, decía Giró para justificar su curiosidad.

Para Giró este Sant Jordi fue una Diada “espléndida y extraordinaria”, y vivió como “un honor” que los lectores dejaran de aprovechar el buen tiempo e hicieran cola para que él les firmara un libro. “Es increíble ver el Eixample con esta densidad de gente de arriba abajo”.

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James Rhodes

“Menos mal que ya he cerrado mi Twitter”

El de ayer no era el primero Sant Jordi de James Rhodes, que ya había venido como lector y a firmar libros como Instrumental, pero sí “el más especial”. “Me siento muy aliviado, muy alegre –decía–. Es un día de cultura y felicidad, no podrán acabar con Sant Jordi”. La mayoría de los lectores llevaban su nuevo libro, Made in Spain. “Me gusta mucho Instrumental!”, le decía una chica. “El nuevo es menos intenso”, le decía él. Con una lectora pianista conecta especialmente. “¿Qué estás tocando ahora?”, le pregunta. Cuando ella le dice que "la primera de Schubert", él la compadece. “Es larguísima , ¡ánimos!”. Está de buen humor y firma a buen ritmo: “¿Qué me dicen los lectores? Que soy un escritor de mierda y que me vuelva a mi país... Ah, no, ¡esto era en Twitter! Menos mal que ya lo he cerrado”.

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Irene Solà

“Es el primer Sant Jordi de ‘La montaña’ y esto lo hace muy especial”

“¡Nos hemos regalado el mismo libro!”, le explica una pareja de lectores a Irene Solà en La Imposible, donde la autora no para de dibujar montañitas en sus dedicatorias de Canto yo y la montaña baila. Solà tendría que haber firmado el libro en el Sant Jordi del año pasado, pero la pandemia ha hecho que la novela llegue a su primer Sant Jordi convertida ya en un fenómeno. “Es el primer Sant Jordi de la montaña y esto lo hace muy especial, porque la gente me trae libros muy leídos y con anotaciones, libros muy vividos que hace ilusión firmar”, dice. Muchos lectores le preguntan por su próxima novela. “¡Estoy trabajando en ella! –dice ella, siempre sonriente–. Me paso los días encerrada en casa, escribiendo... Excepto hoy, ¡obviamente!”