Francesc Català-Roca (1922-1998)
Ha sido una figura central en la fotografía catalana y europea de la segunda mitad del siglo XX
Infancia. Alcurnia de fotógrafos
Francesc Català-Roca es el segundo de los tres hijos de Pere Català i Pic y Anna Roca. Cuando nació en Valls el 19 de marzo de 1922, su padre –que se hizo fotógrafo gracias a haber ganado una cámara en una rifa del banco donde trabajaba– ya se había convertido en el retratista de la ciudad, a pesar de que sus intereses eran más amplios y abarcaban la escritura, las vanguardias artísticas del momento y la filosofía. A los 13 años, Francesc ya tenía claro que quería ser fotógrafo y empezó a trabajar en el taller de su padre, que en 1931, coincidiendo con la declaración de la República, traslada a la familia en Barcelona.
La guerra. En el comisariado de propaganda
En el Comisariado de Propaganda Pere Català i Pic se hace un nombre en Barcelona, donde crea el estudio PIC (Publicidad Ilustrada Català) y se especializa en fotografía publicitaria e industrial, entre otros trabajos. Viaja por Europa, conoce la Bauhaus, al primer Man Ray y a los miembros del GATCPAC. Cuando estalla la guerra, pasa a ser jefe de ediciones del Comisariado de Propaganda y su hijo Francesc, con 14 años, trabaja revelando y haciendo las copias de los fotógrafos extranjeros del frente, como Robert Capa y Gerda Taro, una escuela única que combina con lo que ha aprendido del padre, autor del cartel Chafemos el fascismo, que él le ayudó a montar.
Los inicios. Salir de la oscuridad
Acabada la guerra, su padre se recluye en casa por miedo a las represalias y es Francesc el que vuelve a poner en marcha el estudio, donde con el tiempo también entrarán el hermano pequeño, Pere, y la hermana mayor, Maria Àurea, que se dedicará al retoque de las imágenes. Al principio haciendo retratos de muertos y después trabajos de todo tipo, el estudio vuelve a ponerse en marcha, pero choca con la visión de su padre y de su hermano, y en 1948 decide fundar su propio estudio. Empieza a ganar premios y concursos, como uno del coñac Fundador de Domecq, que le permite devolver un crédito que le había pedido a su padre, que no le perdona que lo haya dejado.
Recorriendo el país. Libros, carteles y arquitectos
Los años 50 son una época explosiva en la que, a pesar de que prácticamente no puede salir de España, se avanza en buena parte a lo que se estaba haciendo en el contexto internacional. Empieza la publicación de los libros fotográficos –tiene una setentena hechos en colaboración con autores como Josep Pla, Cèsar Martinell y Nèstor Luján, entre otros–, que lo obligan a recorrer Catalunya y España. Colabora con Revista, lo que le permite conocer a Salvador Dalí y también retratar a los grandes artistas del momento, como Joan Miró, de quien acabará siendo amigo y colaborador. Y se vincula a los arquitectos del Grup R, además de hacer películas documentales.
La familia. Viajes, artistas e hijos
Ya con mucho reconocimiento, en 1960 se casa con Lily Pedersen, joven danesa con quien tendría dos hijos –Martí, en 1961, y Andreu, en 1963, que seguirán la alcurnia fotográfica– y de quien se separará en 1974. Con sus hijos llegó también la reconciliación con su padre, que finalmente murió en 1971. Viajó mucho trabajando para la dirección general de Turismo recorriendo España y aquello le permitió, más allá del encargo de mostrar la cara amable del país, reflejar un país en transformación. En los 70 hizo muchas fotos y documentales de artistas para la galería Maeght y en 1973 adopta el color definitivamente.
El reconocimiento. Primer Premio Nacional
En 1983 fue el primer fotógrafo que recibió el Premio Nacional de artes plásticas y se van sucediendo las exposiciones sobre su trabajo y otros reconocimientos. En 1989 se jubila y sus dos hijos se hacen cargo del estudio y del archivo. Enfermo del corazón y de diabetes, muere el 5 de marzo de 1998 a los 75 años.