Fumar, un juego de niños y lo mejor para tener una salud de hierro

Los legendarios carteles modernistas de los Cigarrillos París se exponen en los Espais Volart de la Fundació Vila Casas

BarcelonaUn cartel con dos niños que se esconden detrás una esquina para fumarse un cigarrillo tranquilamente. Otro en el que aparece otro niño, en este caso desnudo, que quiere hacer fumar a un murciélago. Y un tercer anuncio con una mujer también con un cigarrillo en las manos, pero con trampa: el cigarrillo podría ser un porro, porque la mujer posa extasiada en medio de un campo lleno de flores de adormidera. Los tres carteles son de la misma marca, Cigarrillos París, y hoy son impensables, pero cuando vieron la luz hace más de un siglo representaban la ambición del lenguaje naciente de la publicidad y cómo el art noveau fue un fenómeno global.

También haría saltar todas las alarmas otro cartel en el que el tabaco puede resucitar a un muerto, puesto que se puede ver a Jesucristo ofreciendo un cigarrillo a un Lázaro que todavía no ha salido del ataúd. Todos ellos se pueden ver en la exposición de los Espais Volart de la Fundació Vila CasasCigarrillos París i la publicitat moderna, gracias a la donación de una cuarentena de originales de carteles que los herederos del artífice de la marca, el empresario Manuel Malagrida, hicieron al Museu de la Garrotxa.

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Manuel Malagrida (Olot, 1864 - Barcelona, 1946) fue un personaje singular. Después de fracasar en París se marchó a Buenos Aires, cuando Argentina era uno de los países más pujantes económicamente, y en diez años se había convertido en uno de los principales fabricantes del país. Lo consiguió por su olfato comercial y porque se apoyó mucho en la publicidad. "Entonces la publicidad estaba naciendo y era muy primitiva, y consistía en hacer mucho ruido, que hablaran de ti", explica el comisario de la muestra, el historiador y crítico Ricard Mas. Precisamente Malagrida se tomó el tema del revuelo muy seriamente: se anunciaba con un bombo gigante montado encima un camión.

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La exposición ya se pudo ver en el Museu de la Garrotxa en 2019 y llega a Barcelona un año más tarde de lo previsto por culpa de la pandemia. Las obras provienen de los dos concursos de carteles que Malagrida organizó en 1900 y 1901, porque, a diferencia de los países donde el tabaco es un monopolio del estado, como los europeos, en Argentina sí proliferaban los anuncios. La primera edición tuvo once participantes argentinos, y el ganador fue Cándido Villalobos, con la imagen del niño desnudo y el murciélago (en Argentina fumar como un murciélago es el equivalente a fumar como un carretero). La segunda, que ganó Aleardo Villa con la mujer entre las adormideras, titulada Amor, fue un boom internacional: es recordada como el concurso de diseño mejor dotado de la historia, con unos 300.000 euros actuales en premios, y atrajo a 555 artistas de 34 países. Tampoco tuvo suerte Ramon Casas, que se quejó por haber recibido solo un tercer premio y el jurado le recordó que la tipografía de su cartel no se veía lo suficientemente bien de lejos.

Los cuerpos como paisajes de Daniel Enkaoua

En paralelo a Cigarrillos París y la publicidad moderna, la temporada de los Espais Volart también empieza con una exposición de un centenar de obras del artista francoisraeliano, instalado en Barcelona desde el año 2004, Daniel Enkaoua. Visage paysage es la segunda muestra que le dedica la Fundació Vila Casas, y en esta ocasión el comisario, el escritor francés Grégoire Polet, se ha centrado en revelar los vasos comunicantes que hay entre los retratos y los paisajes del artista. También la transformación que han experimentado sus paisajes después de trasladarse a la capital catalana. “¿Se puede ser un artista plenamente contemporáneo siendo un pintor figurativo? Creo que la exposición de Daniel Enkaoua es la mejor respuesta a esta pregunta”, dice el director artístico de la Fundació Vila Casas, Àlex Susanna. “El paisaje de Catalunya me ha permitido ver el cuerpo dentro del paisaje, mientras que en Israel estaban separados”, afirma Daniel Enkaoua. “Lo que es interesante del arte es poder mezclar las cosas, y yo antes tenía compartimentos dentro de mi obra que me molestaban”, explica. Las dos exposiciones estarán abiertas hasta el 2 de enero.

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Las exposiciones de la Fundació Vila Casas en Lleida y Terrassa

Los rostros de la sociedad líquida

La colección de arte del perfumista Ernesto Ventós (1945-2020) tiene un carácter insólito porque basó la selección de las obras en un elemento clave de su oficio: los olores que le sugerían cada una de las piezas. La Fundació Vila Casas muestra una selección en el Institut d’Estudis Ilerdencs centrada en los rostros para abordar cuestiones como el riesgo de que las “las múltiples identidades” que el hombre tiene que adquirir hoy en día se conviertan en “máscaras”, como dice Natàlia Chocarro, asesora artística de Antoni Vila Casas y comisaria de la muestra junto con la directora de la colección olorVISUAL, Cristina Agàpito. La muestra lleva por título La identitat perduda. El rostre a la col·lecció olorVISUAL e incluye una cuarentena de piezas, entre fotografías, dibujos y pinturas, de artistas como Daniel & Geo Fuchs, Esther Ferrer, Douglas Gordon, Cristina de Middel, Evru y Guillermo Kuitca. “Con el paso del tiempo, nuestro rostro muestra las marcas de la vida. En definitiva, las caractertísticas de nuestra identidad”, explica Agàpito.  

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Las modelos míticas de Frank Horvat

Las fotografías de moda de Frank Horvat (1928-2000) han adquirido a lo largo de los años una aura mítica, tal como se puede ver en la exposición que le dedica la Factoría Cultural Terrassa (LaFACT) hasta el 9 de enero con los fondos de la Fundació Vila Casas. Reflejan su humanismo, su control técnico, cómo se consagró a las modelos y cómo fue un renovador sacándolas de los platós e inmortalizándolas en las calles, así que también estos trabajos son un testimonio de su tiempo. “La obra de Horvat se sitúa entre la realidad y los sueños, entre la vida vivida y la vida soñada, entre el fotoperiodismo inicial, el retrato, el paisaje o la fotografía de moda”, dice Natàlia Chocarro, asesora de arte de Antoni Vila Casas. La muestra lleva por título Frank Horvat - Please don’t smile, incluye unas ochenta obras y tiene el valor añadido de que la concibieron Antoni Vila Casas y el propio Horvat para homenajearlo cuando cumplió noventa años.

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