Guillaume Musso, el autor más leído de Francia: "Las críticas me molestan dos minutos"
El escritor francés publica 'Angélique', una novela de intriga sobre los peligros de la insatisfacción
ParísGuillaume Musso (Antíbol, 1974) lleva más de una década reinando en las listas de los libros más vendidos en Francia. Una popularidad que le ha generado alguna crítica feroz, pero que no ha afectado en lo más mínimo ni su manera de escribir ni el éxito de sus novelas, que se han traducido a 44 idiomas y de las que se han vendido más de 32 millones de ejemplares. Ahora acaba de publicarse en castellano, con traducción de Amaya García Gallego, la vigésima novela de Musso, Angélique (ADN), que combina los ingredientes que le han hecho tan exitoso: intriga, suspense, relaciones sentimentales, insatisfacciones y personajes con motivaciones bastante oscuras que se van desvelando a lo largo de la novela.
Lo entrevistamos en París, en la sede de Calmann-Lévy, la editorial francesa donde tiene el despacho donde trabaja por las mañanas. Por la tarde sigue escribiendo en solitario, hasta las ocho de la tarde, en su antiguo apartamento, que ha adaptado como oficina. "Escribir es trabajar, trabajar mucho. Es lo que quiero mostrar a mis hijos, que trabajar en algo creativo requiere también disciplina", dice. Es la cuarta entrevista de la mañana, pero responde muy atentamente a todas las preguntas, incluso a las incómodas.
Musso publicó la primera novela, Skidamarink,en 2001, y las ventas fueron más bien modestas. Sin embargo, dos años después, con Et après...(Y después.., en la edición de ADN), el éxito fue estratosférico. "Supongo que el libro llegó en un buen momento. Tampoco sé cómo explicarlo. En la Feria de Frankfurt se vendió a una docena de países, pero intento tomar bastante distancia con el éxito", asegura. Para el autor hay tres ingredientes que han ayudado a hacerlo popular: "Trabajar mucho, cierta singularidad, hacer algo diferente a los demás y un factor muy importante: la suerte. Hay que ser consciente de ello para tener los pies en el suelo", afirma.
Angélique es un nombre curioso para una de las protagonistas, una mujer que, insatisfecha con su vida y resentida porque está convencida de que se merece más, es capaz de cometer algunas maldades. Ella es el personaje que más ha fascinado a las plataformas, y las dos adaptaciones en forma de serie que se preparan, una en Francia y la otra en Corea del Sur, girarán en su entorno. "Escribí hasta cuatro finales para el Angélique. La serie hará otro...", afirma. El otro protagonista es Mathias Taillefer, un policía torturado con muchas heridas físicas y emocionales.
El escritor no se siente cómodo con las etiquetas, como la de novela negra o thriller: "Nunca pienso que voy a escribir una novela de suspense: la violencia no me interesa nada, los procedimientos policiales me aburren. Me interesan sobre todo los personajes, su voz, cómo interactúan y sus motivaciones. Cuando profundizas, muchas veces aparece el amor: quizá crees que no has recibido lo suficiente o que te merecías uno mejor", detalla Musso. "Milan Kundera decía que las novelas deben decirle al lector que las cosas son más complejas y los sentimientos más confusos de lo que creen. Yo estoy en esta línea", añade.
El impacto de la crítica
En el libro la mayoría de personajes optan por tomarse la justicia por su cuenta, sobre todo los más ricos y el policía. "Uno de los subtemas de la novela es la desconfianza hacia las instituciones, que es algo que hace tiempo que percibo entre la gente", asegura Musso. El autor, al final de la novela, aporta información sobre todas las citas literarias que utiliza en el libro. Salen desde Victor Hugo hasta Simone de Beauvoir. "Soy hijo de bibliotecaria, desde los 14 años anoto en un cuaderno esas citas de mis lecturas que me llaman la atención y que quiero compartir con el lector", explica. Musso no entiende por qué debe haber un corte radical entre gustos culturales: "Siempre he leído de todo. Mis padres me hacían leer a Marcel Proust, pero también leía a Stephen King. Durante un tiempo pensé que esa apertura de mente era lo habitual, luego vi que no".
El escritor lleva bien las críticas de algunos periodistas, aunque alguna ha sido bastante feroz: "Son recurrentes. Zola o Dumas recibieron críticas, y no me estoy comparando. Le Figaro decía que Dumas era para los conserjes y Le Monde criticaba ferozmente a Georges Simenon en los años 60. Ahora le adoran. Es algo teatral, cada uno juega su papel y algunos periodistas deben ser ultrajantes. Sin embargo, estas críticas no impiden que los lectores sigan leyendo novelas populares", asegura.
De hecho, las críticas no tienen mucho impacto en la vida de Musso: "Si es positiva puedo estar contento dos minutos, si es negativa me molesta también durante dos minutos. No va a cambiar ni el libro ni mi vida. Rara vez hay críticas constructivas. Te dicen que debes aceptarlas para mejorar, pero nunca he visto ninguna que me haya hecho aprender nada. Forma parte del folclore literario. Lo que me molesta es el desprecio a los lectores, cómo se mofan". El escritor creció en la Provenza y no se considera parte de cierto mundo literario de París. No le quita el sueño: "Las nuevas generaciones tienen la mente más abierta. Cierta élite intelectual parisina con el tiempo acabará disipándose".