BarcelonaEl jueves coincidí en el programa Todo se mueve, de TV3, con Antoni Verdaguer, que acaba de presentar el documental La música de las palabras, dedicado al escritor Jaume Cabré. Repasa su trayectoria y su obra, y también habla mucho de la vinculación del escritor con la música. Pero si este documental ha adquirido una trascendencia especial, es porque al final se explica que Jaume Cabré tiene Alzheimer. Éste fue el titular que abrió la información que hizo el Telediario, y Verdaguer comentaba, algo dolido, que le había parecido poco delicado y poco sutil, y daba a entender que a la familia también le había sabido mal. Entiendo perfectamente su reacción, porque un titular como éste, tan crudo, debe ser muy doloroso. Verdaguer argumentaba que el documental hablaba de muchas más cosas, y tiene toda la razón, pero me da la impresión, y es una opinión personal, que lo grave que le supo no sólo está relacionado con reducir el documental en el Alzheimer, sino al impacto de ver en pantalla, de forma tan directa, la situación de su amigo querido. Ciertamente, el lenguaje encorsetado de los Telediario deja poco espacio a la delicadeza que reclamaba el director. Desgraciadamente, lo que convertía el documental en noticia era lo que no sabíamos: el Alzheimer. Considero que, hacerlo público o no, siempre debe ser una decisión personal que debe respetarse. Pero si la familia estaba de acuerdo en que se explicase en el documental, también entiendo que el Telediario se hiciera eco.
Dicho esto, le recomiendo que veáis La música de las palabras (en Filmin, y pronto en TV3), porque es una celebración de Jaume Cabré, y celebrarlo es, seguramente, el mejor homenaje que podemos hacerle ahora. Salen una treintena de personas, muchas del ámbito literario, la mayoría amigos. Tòfol Trepat explica que, con 17 años, Cabré le parecía una persona muy dinámica, mucho de jugar al fútbol o escalar montañas, y que nunca lo hubiera imaginado encerrado en una habitación, rodeado de personajes imaginarios. El propio Cabré explica que, hasta los 18 años, en los que escribió su primer texto con intención literaria, él tampoco se había planteado la posibilidad de ser escritor. De hecho, empezó siendo profesor de secundaria, trabajo que realizó durante veinte años, y contaba con orgullo que era su oficio. Uno de sus alumnos, Josep Lluch, ha acabado siendo su editor, y explica cómo le hacía disfrutar de las clases de literatura. Pero Cabré se cansó de escribir de noche, después de hacer de maestro y de participar activamente en la vida familiar. Dedicado totalmente a la escritura, se ha convertido en uno de los escritores más queridos del país, y en un verdadero fenómeno literario también fuera de nuestra casa: de Las voces del Pamano, se vendieron 600.000 ejemplares en Europa. Cabré ha defendido y ha hecho viajar el catalán, tal y como certifica la presencia de traductores de su obra en el documental, un documental que también quiere reivindicar el Cabré que escribió una ópera, que estrenó en el TNC, o que, como pone en valor Joaquim Maria Puyal, fue un guionista excelente de programas y series como Usted juzga, La granja o Estación de enlace: "Organizábamos juntos un mundo, que después él desarrollaba".
El documental, que está lleno de otros aspectos interesantes, se fija sobre todo en la relación de Cabré, que toca el violín, con la música, una disciplina que ha sido esencial para él, y también para su escritura. Su amigo Jordi Savall lo sabe muy bien, y le hace un regalo en forma de concierto, que cierra el documental con una imagen preciosa: un Cabré emocionado, una vez más, por la música que tanto ama.