Cuando el cine sirve para conocer el patrimonio cultural catalán
Daniel Romaní presenta en el Ateneu Barcelonès el ensayo 'Catalunya, plató de cinema', sobre escenarios de película
BarcelonaDaniel Romero será uno de los periodistas que más se mueven por el país. Después de Monumentos de Cataluña, Tesoros de Cataluña, Cataluña industrial y Castillos de Cataluña, editados por Viena Edicions, Romaní acaba de publicar Cataluña, plató de cine (Viena, 2024), un recorrido por 38 escenarios de películas y series que el autor visita acompañado de participantes del rodaje. Los reportajes sobre títulos como Pandora el holandés errante, Alcarràs, Juego de truenos y Pan negro ya aparecieron publicados en el ARA y fueron premiados por el Patronato de Turismo Costa Brava Girona, pero Romero ha explicado este lunes en el Ateneu Barcelonès que en el libro hay novedades: "Hemos añadido más imágenes de los escenarios, carteles de las películas y dos capítulos nuevos sobre dos películas recientes: Corcho, que transcurre en el Empordà, y Modelo 77, rodado en prisión Modelo de Barcelona".
La presentación de Cataluña, plató de cine, en el que Antoni Bassas ha ejercido como maestro de ceremonias, ha contado también con Sònia Hernández Almodóvar, directora de Patrimonio Cultural de la Generalitat, que ha impulsado los libros de Romero y otros de la misma colección con el objetivo de "dinamizar y concienciar de la gran riqueza del patrimonio cultural a través de reportajes de autor". Una de las condiciones que se marcaron, dice, es que "todos los elementos patrimoniales fueran visitables, para que el libro sea una invitación a viajar por el territorio y conocer mejor nuestro patrimonio". Según Romaní, el criterio para seleccionar las películas y los escenarios fue, en primer lugar, el equilibrio territorial ("Barcelona podría dar para un solo libro", asegura) y que hubiera "películas de todas las épocas, y también títulos internacionales".
El faro del fin del mundo
Repasando las anécdotas que recoge el libro, Romaní recordó el faro que se construyó en el extremo más oriental del cabo de Creus para el rodaje de La luz al final del mundo, la adaptación de un relato de Juli Verne que se rodó en 1970 con Kirk Douglas y Yul Brynner. "Fue muchos años hasta que al final le retiraron", ha explicado el periodista, que también se quedó sorprendido al saber que los vecinos de Tossa de Mar no creían que el torero Mario Cabré tuviera un asunto con Ava Gardner. Puestos a elegir una película favorita del libro, Romero se queda con Pan negro y la escena inicial del caballo estimándose en el acantilado de Tavertet, que visitó con la productora Isona Passola, que también ha participado en la presentación en el Ateneo que ella misma preside. "Yo siempre pienso en ella como en presidenta, en general", ha bromeado Bassas. Y Passola ha agradecido a Romero que haya hecho un libro que "hace lucir el trabajo de los localizadores que encuentran los espacios y los reconvierten, que es un trabajo", pero necesario porque "para hacer funcionar el túnel del tiempo son necesarias unas localizaciones potentes".
La inmersión cinéfila de Romaní en este libro tiene un punto irónico, ya que, de pequeño, en su casa "el cine no existía" y el televisor no entró hasta que tenía 18 años. "Mi padre ponía un disco de Schumann con la orquesta y él tocaba el piano", recuerda. Con el tiempo, el periodista recuperó el tiempo perdido y ahora todos sus hijos "son muy cinéfilos". Pero la pasión musical se mantiene, y el acto acabó con un pequeño concierto, primero con Elisabet Capdevila en el piano y después con el mismo Romero, y un repertorio de canciones de películas (City of stars, de La la land) y estándares estadounidenses cantados por Ann Bangle y Neus Riera.