Crítica literaria

La fábula marítima de Montse Barderi

'El mar, que brilla y ríe' es una historia reflexiva sobre la importancia de quererse a una misma

'El mar, que brilla y ríe' Montse Barderi

  • Columna
  • 192 páginas
  • 20,90 euros

Hay autores y autoras con sello propio y otros no tienen. El de Montse Barderi (Sabadell, 1969) es el deje filosófico, esta forma reflexiva de vehicular los relatos que caracteriza sus novelas, hablen de lo que hablen. En El mar, que brilla y ríe–título extraído de unos versos de Maragall– va más allá y coquetea con la fábula, que es la forma más sencilla de hacer filosofía. En este caso, a la autora no parece moverla ningún propósito didáctico –que sería narrativamente contraproducente–, sino la mera voluntad de indagar en la condición humana, que no es poco.

Cargando
No hay anuncios

Aquí la indagación que se lleva a cabo gira en torno a las relaciones amorosas y la protagonista es Daniela, una chica latinoamericana con características físicas indígenas. En su camino vital, la chica elige suavizar sus rasgos y homologar su belleza a la del ideal caucásico que draconianamente impone todavía hoy su ley absurda y contraria al multiculturalismo en el que vivimos. Ya convertida en cirujana plástica, se somete a un cambio estético que le borra toda huella de lo que era.

De esta transformación se duele el mar, ese mar que brilla y ríe, que desde que era niña e iba a la playa con sus padres la contempla amorosamente, de hecho con un enamoramiento intenso. "Daniela me oyó desde el primer momento; yo gritaba: «Choca contra mí», ella contestaba: «Ahora vengo», y me atravesaba con el cuerpo disparado como una flecha. ¿Cómo es que nadie se daba cuenta? Continuamente saltaba contra el zumbido de las ondas y yo ni una sola vez la estrujaba".

Cargando
No hay anuncios

Sin embargo, ya le hubiera gustado al mar que la pequeña Daniela le escuchara cuando los domingos le frecuentaba sin saber que él le adoraba. Sería más tarde, ya después de una intensa vida amorosa, que el mar se le declararía. Debería esperar pacientemente a que volviera a su orilla para utilizar el mar como refugio para sus emociones: "La tendría delante pero muy lejos, vendría a escucharse delante del azul, yo sería sólo un color, una luz, un silencio". Hasta que un día el mar le habló y le dijo lo que sentía por ella.

Un amor marítimo

Al comienzo de la novela nos cuesta unas páginas aceptar la antropomorfización de aquella ingente masa de agua salada que cubre un porcentaje tan elevado de superficie terrestre. Pero no tardamos en firmar el pacto que la autora nos propone y aceptamos ese amor marítimo por la protagonista, a quien acompañamos a lo largo de sus relaciones amorosas, empezando por el amor primero, a quien sigue el prestigioso cirujano casado y narcisista, y una relación final que no se esperaba. "Quedó completamente hipnotizada por el azul oscuro y brillante de sus ojos, como de zafiro". Tres historias amorosas que determinan la ulterior decisión de la cirujana en lo que se refiere a los amores compartidos.

Cargando
No hay anuncios

A El mar, que brilla y ríela prosa se desliza y nos envuelve con ese tono reflexivo propio de Barderi, aunque en alguna ocasión alguna elección argumental nos pueda chirriar un poco –como las competiciones marítimas con las que el mar demuestra a Daniela que no es sólo una voz que resuena en su cabeza–. Pero una fábula es un mecanismo que necesita la confianza de los que la leen o la escuchan, y ésta es una fábula que nos invita a vislumbrar desde nuestra atalaya de lectores y lectoras la trayectoria sentimental y vital de una mujer, ejemplo de las vidas de tantas mujeres que han confiado y confían demasiado en el amor de los demás para cumplir sus expectativas.