Hervirá el mar como la cazuela en horno: el amor que lo cura todo
Gemma Pellissa Prades traduce y contextualiza el anónimo medieval 'Historia de Paris y Viana'
'Historia de Paris y Viana'
- Anónimo
- Hace falta Carré
- Traducción y posfacio: Gemma Pellissa Prades
- 156 páginas / 15,50 euros
Nunca le agradeceremos lo suficiente a Antònia Carré-Pons, profesora de literatura medieval en la Universidad Autónoma, que decidiera convertir el negocio familiar de la tocinería Cal Carré en una pequeña editorial, porque dejar los embutidos no sólo es bueno para el colesterol sino que abre la vía de los alimentos para el espíritu y nos permite leer joyas como esta Historia de París y Viana (escrita alrededor de los siglos XIV-XV): una pura aventura caballeresca ambientada en tiempos de Carlomagno que tiene el temple, el ritmo y el ingenio que toda buena narración debe tener. Gracias al trabajo de detective entre manuscritos medievales de diferentes épocas y lenguas, Gemma Pellissa Prades nos hace leer en un catalán que se desliza en grande las desventuras amorosas de dos personajes, Paris y Viana, Viana y Paris, la hija del delfín de Francia y un jovencísimo caballero cortés, que se esfuerzan por el amor y que se esfuerzan por el amor superan todo tipo de obstáculos.
¿Y cuáles son esos obstáculos que les impiden estar juntos en plena Edad Media? Para empezar, París no tiene la categoría social necesaria para aspirar a casarse con la hija del delfín de Francia, es decir el heredero del rey. Uno a uno, van apareciendo todos los tópicos de la literatura de la época: los dos jóvenes se enamoran antes de verse, por lo que oyen decir uno del otro: para oír cómo canta Paris, para imaginarse lo bella que es Viana. Sin embargo, el padre cruelísimo de la doncella prefiere encerrarla en una cárcel subterránea que no casarla con alguien que no sea un noble, y así comienzan los años de sufrimiento de los dos amantes: Paris se embarca hacia Oriente y Viana, acompañada de una fiel dama de compañía, se recluye en prisión. Cada vez que se le presenta un pretendiente, Viana se empuja alguna treta para ahuyentarle: ¿ha intentado alguna vez ponerse una gallina podrida bajo la axila? No lo hagáis, a menos que tenga muchas ganas de no ver nunca más a alguien! La determinación del personaje de Viana sólo se iguala en el ingenio del adorado París.
Que no se queda corto: cumple también el tópico del viaje a Oriente y la conversión en árabe (el aspecto, el idioma) para ganarse los favores de un sultán y poder presentarse como el salvador del delfín, después de una serie de tira y aflojas que hacen las delicias de una: Qué alegría, comprobar que hace tantos y tantos siglos que una historia bien contada es todo lo necesario para pasar un buen rato. Cuánta curiosidad, seguir al posfacio esclarecedor el camino de los manuscritos que iban reproduciendo esta historia en diferentes lenguas y versiones más o menos largas, un camino que tiene ramificaciones que llegan hasta Cataluña. No podemos evitar imaginarnos a los reyes y nobles hojeando un ejemplar encuadernado con piel mientras viajaban a caballo, quién sabe si pensando en alguna dama querida.