¿Por qué los libros son cómo son?
Barcelona"Hacía tiempo que trabajábamos para poder realizar este ciclo, porque nos parece muy importante y necesario". Lo decía el jueves Iolanda Batallé, la siempre entusiasta directora de la librería Ona, y la prueba de que tenía razón es que logró terminar las sillas que tenía previstas para la primera sesión de "Cubiertas/Encuentros". Durante cinco jueves –ahora todavía quedan cuatro: ¡apúntate!– se encontrarán en Ona "diseñadores y equipos que crean cubiertas de libros y trabajan en el mundo editorial de la ciudad, para dialogar sobre el proceso, la inspiración, las letras, la edición y las ideas que hay detrás de lo que envuelve los libros que leemos." Personalmente encuentro el tema fascinante. Me encanta la idea de la personalidad editorial, de esos libros que reconoces a distancia: por el diseño, por los colores, sabes enseguida a qué editorial pertenecen.
Más de una vez he querido comprarme un libro por la cubierta, y tenía ganas de oír hablar del proceso. Además, el ciclo se estrenaba con quien lo ha dirigido, el reconocidísimo diseñador Enric Jardí, que dialogaba con los editores Roger Aluja y Raül Garrigasait, responsables de una colección buenísima, la Bernat Médico Universal. Heredera de la centenaria Bernat Metge, que edita clásicos griegos y latinos, la Universal publica clásicos en general: empezaron con la Ilíada, pero también hay Crimen y castigo, Robinson Crusoe, Orgullo y prejuicioo la más reciente Middlemarch. Siempre hacen unas ediciones muy esmeradas, con prólogos de personas que conocen muy bien los textos, pero que no son "especialistas", para favorecer la proximidad con los lectores, y epílogos de los traductores, que siempre son magníficos. Lo más importante para ellos es que se note que es una colección dirigida al público general, y con esta intención fueron a ver a Enric Jardí, para encargarle el diseño de la colección.
Enamorarse de una 'romana escocesa'
Se entendieron enseguida. Jardí explicó que no es habitual tener la oportunidad de diseñar una colección, normalmente los encargos son para cubiertas, lo que hizo el proyecto aún más interesante: debía pensar, también, toda la parte de dentro. Os digo algo: que alguien hable de vosotros como Jardín lo hizo de la tipografía escogida para el interior, una romana escocesa. ¡Qué enamoramiento tan auténtico! Roger Aluja explicó que querían algo atractivo, con un punto de elegancia, y que esto fue importante a la hora de hacer los libros blancos, "aunque los libreros nos maldigan".
Una idea central que trabajaron juntos fue la de autoridad. "El resultado no es moderno, lo sé –decía Jardín–, pero era el encargo". Y añadió: "Quería hacer una colección que tengas la sensación de que hace años que existe, que es la que debes leer. Una colección que quede, que dure". En cada cubierta hay un dibujito, un elemento que identifica el libro, y fue interesante la explicación de cada elección. El hacha de Crimen y castigo o el pavo real deOrgullo y prejuicio podían parecer más evidentes, pero no lo es tanto la calavera con sombrero ruso que creó Jardín: "Es un elemento que no sale en la novela", explicaba Garrigasait, "pero tiene una comicidad que remite mucho al libro". Para La cartuja de Parma, Jardí recurrió al ChatGPT: hizo una búsqueda muy cuidada, entre los criterios pedía elementos que aparecieran en el libro, y el resultado fue un clavel. Es el elemento que eligieron, y funciona muy bien, pero el diseñador leyó el libro entero y comprobó que no aparece ni uno clavel. Su conclusión: "El ChatGPT es un cuñado, ¡no sabe decirte que no lo sabe!"