Madagascar, ¿un refugio ideal para los judíos?

BarcelonaDebido al movimiento sionista que se despertó a finales del siglo XIX, el berlinés Paul de Lagarde, antisemita cómo estaba lleno el continente, propuso en 1885 que las poblaciones judías de Europa se asentaran en la isla de Madagascar, con la idea de que Palestina acabaría colonizada por Alemania, como no llegó a suceder. La iniciativa habría afectado a los judíos de Polonia, Rusia, Rumanía y Austria.

A Lagarde le pareció que la isla de Madagascar, entonces colonia francesa, sería un refugio ideal para la comunidad judía, maltratada por todas partes desde el exilio posterior a la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d. En 1937 una comisión polaca realizó una estancia en Madagascar para estudiar la viabilidad de esa propuesta. Fue el mayor Lepecki en nombre de Polonia, pero también dos judíos eminentes: Leon Alter, ciudadano de Varsovia, y Salmon Dyk, un ingeniero agrónomo entonces ya instalado en Tel-Aviv. La isla posee un clima agradable, pero el área concedida a la emigración judía resultaba escasa y el peligro de enfermedades tropicales endémicas era muy alto. Georges Bonnet, ministro de Asuntos Exteriores francés, volvió a poner la idea sobre la mesa en 1938, a la vista de la incomodidad que le causaban los diez mil judíos que se habían refugiado en Francia tras la ascensión de Hitler al poder. Ribbentrop, ministro de Exteriores del Reich, estuvo de acuerdo. Antes de la Kristallnacht, el 5 de marzo de 1938 –cuando los alemanes todavía consideraban la expulsión de los judíos de sus territorios–, Adolf Eichmann y Reinhard Heydrich negociaron con Polonia y Francia la misma posibilidad. El plan proponía el asentamiento hacia cuatro millones de judíos –buena parte de los que después serían asesinados– en la isla. La operación habría sido financiada por una banca nacida de la expropiación de los bienes de los judíos en distintos territorios y una contribución voluntaria de la comunidad judía internacional. El American Jewish Committee puso el grito en el cielo y dijo que los judíos tenían todo el derecho a vivir en Europa en las mismas condiciones que los no judíos.

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La Solución Final fue adoptada secretamente en la conferencia de Wannsee el 10 de febrero de 1942.