Literatura

La novela que ganó el Sant Jordi cuando este premio no era una distopía comercial

Males Herbes reedita una de las mejores novelas de Tísner, 'La encuesta del Canal 4'

'La encuesta del Canal 4'

  • Tísner
  • Malas Hierbas
  • 406 páginas / 20,90 euros

Muchos tenemos la imagen de Tísner en la cabeza: ese parche en el ojo, esa barba en forma de pera, esa simpatía. Lo hemos visto en alguna entrevista de televisión, sabemos que era el cuñado de Pere Calders –con quien se había exiliado en México– y también que hacía el crucigrama de La Vanguardia antes que Màrius Serra, pero... ¿qué sabemos del Tísner escritor? Como mucho, que es el autor de Palabras de Opóton el Viejo, su novela más conocida, una ucronía en la que el emperador azteca Moctezuma conquista Europa; pero éste no es el único libro que escribió.

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Por suerte, y para reparar la injusticia, la editorial Males Hierbas recupera La encuesta del Canal 4, la historia de un canal de televisión que es a su vez una sociedad entera, encerrada en un edificio de catorce plantas, donde hay espacio para conspiraciones, sindicatos, amores y finales del mundo. Es una distopía totalitaria, pero con humor, un humor caldersiano, tierno e irónico, cargado de malas intenciones y poder visionario; ¡en muchos pasajes tenemos que frotar los ojos y recordar que Tísner lo escribió en 1972! La novela mereció el premio Sant Jordi, pero esto era cuando el premio Sant Jordi todavía no era una distopía comercial.

Una de las películas más míticas sobre el funcionamiento de los estudios de televisión es Network, de Sidney Lumet. Esa agitación, ese ritmo enloquecido y esa falta de escrúpulos vienen a la cabeza al leer La encuesta del Canal 4, que bebe en gran parte de una experiencia auténtica del autor: Tísner trabajó durante años como escenógrafo en un canal de televisión mexicano, en la época en que la televisión se estaba convirtiendo en el gran medio de comunicación de masas que dominaría Occidente durante el siglo XX. Toda la novela está llena de guiños a la sociedad mexicana y no hace falta decir que también hace de metáfora de la sociedad catalana ahogada por el franquismo. El rascacielos del Canal 4 es un mundo que funciona como una dictadura donde también se abre camino la vida, tozuda y resiliente: hay ciudadanos obedientes, ciudadanos que huyen y ciudadanos que conspiran, y hay algunos que deben llevar a cabo una serie de entrevistas para descubrir qué es el misterioso Trayecto, una especie de sociedad secreta que una especie de sociedad secreta todo el mundo sea compañero. Estamos en la época en la que todavía había utopías, esto hay que ponerlo en contexto.

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¿Por qué no vuelven los 'sus'?

En cada planta hay un departamento: maquillaje, peluquería, sonido, administración, además de coches con chóferes en los parkings del sótano y apartamentos con jardines y supermercados que conforman pequeñas ciudades. Cada capítulo lo protagoniza una voz diferente, sea la del entrevistador o la de los entrevistados, que van dibujando el panorama para que el lector pueda hacerse una idea de qué es ese mundo y qué es el Trayecto que quiere dinamitarlo. Además, de vez en cuando hay unos párrafos escritos al margen de las páginas principales que narran otra historia, un hipotexto que acaba siendo un hipertexto y que remacha un poco el clavo de todo.

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En muchos momentos, la lectura es una fiesta: unos nombres de personajes inauditos para un lector de hoy, un léxico riquísimo, de cuando el catalán no era todavía una lengua subsidiaria, y están los sus! Por qué no vuelven los sus? ¡Seríamos tan felices! En algún momento, la serie de entrevistas quizá se hace un poco largo, y los lectores de hoy pueden expresar incomodidad con algunos aspectos, como el trato a las mujeres oa los homosexuales, que es humillante y chapucero, pero eso, por suerte, sólo es un fósil, un caparazón de caracol atrapado en una piedra. Lo importante, lo que queda después de la lectura de esta novela con tanto poder de anticipación, es la sensación de tener entre las manos un eslabón valiosísimo del patrimonio literario catalán, un fragmento de todo el mapa que se nos había escatimado, y que puede contribuir a dibujar un mapa diferente al que nos han vendido, ya reforzar la certeza de que sí, que hay referentes mesa.