Literatura

El nuevo contrato sexual

En la producción literaria de Carme Karr, de la que 'Clixés' es un ejemplo destacado, encontramos una voluntad clara de propiciar un nuevo pacto entre hombres y mujeres

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Carme Karr
  • Carme Karr
  • Barcino
  • 240 páginas / 22,95 euros

Los relatos reunidos en Clichés fueron publicados por primera vez en 1906 con el subtítulo deEstudios en prosa. Un siglo después les recuperaba la editorial Horsori y ahora nos llegan de nuevo gracias alEditorial Barcino, en edición de Lluïsa Julià. Carme Karr (Barcelona 1865-1943) había publicado algunos de estos textos en la revista Juventud, firmados con el seudónimo de L'Escardot. Una revista que había dado dos grandes escritoras: Víctor Catalán y Carme Karr. Gran admiradora de la autora de Soledad, en una carta dirigida a la ampurdanesa le decía que había leído la historia de Mila con “frución y orgullo”. Quizás algún eco de esta historia y de los Dramas rurales pervive en Clichés. Así, mientras Karr escogió un título que evocaba la fotografía, años después Víctor Català rendiría homenaje al cine en Un filme (3.000 metros).

Dentro del feminismo conservador de las primeras décadas del siglo XX en Cataluña, Karr fue el nombre más destacado junto con Dolors Monserdà y Francesca Bonnemaison. Más aún teniendo en cuenta que fue la directora de la revista Feminal, dinamizadora de la emancipación femenina. Casada con un abogado catalán con problemas de salud mental, tuvo que hacerse cargo de sus cuatro hijos y escogió las letras como fuente de ingresos, aunque también firmó algunas composiciones musicales.

A Clichés una veintena de narraciones se reparten enfoques: “Instantáneas”, “Contraluces”, “Paisajes”, “Interiores”... Karr mira a su alrededor y cocina ficciones de prosa vibrante que retratan su tiempo. Me lo imagino ejercitando sus dotes de observación en las calles de Barcelona o en los lugares de mar y montaña que frecuentaba. Encontramos desde un séquito nupcial en medio del paseo de Gràcia hasta un crimen fruto de los celos. Mayoritariamente, encontramos a mujeres en situaciones límite y abocadas a la toma de decisiones. A menudo las cierra en la cárcel del matrimonio, que como autora cuestiona, aunque no por aniquilarlo sino por invitarlas a ellas a dejar de ser simples comparsas.

Alejándolas de los estereotipos, las humaniza y hace que despierten empatía: “Ella le fue perdiendo todo respeto, y acabó por herirla en lo más profundo de sus sentimientos de mujer, contándole sus amores y sus gamberros, cínicamente”. Recordemos que en la época estaba bien visto que un hombre tuviera amantes. A las mujeres les pide acción; a los hombres, un compromiso nuevo con sus compañeras de vida: “Una vez sabemos queridos, nos clavamos en tumbarse, y la mujer necesita más acariciamientos en el alma que en el cuerpo” (“Conciencia”).

En la producción literaria de Karr encontramos una voluntad clara de propiciar un nuevo pacto entre hombres y mujeres: “Ella dejaría de ser la resignada, la santa, la martre [mártir], y estallaría aquella revuelta que contra la desdicha sentía grondar en el fondo de su ser” (“El estallido”). Aunque éste no sería posible hasta que los hombres empezaran a ensayar una nueva masculinidad, digna aliada de la nueva feminidad. En Clichés empezamos a vislumbrar este nuevo tiempo que en los años veinte y treinta daría un gran paso adelante.

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