Literatura

Un pastor se explica: la importancia de un oficio milenario

'4 estaciones y 1 rebaño', de Jordi 'Toti' Juanola, no es ni un testamento folclórico ni un documento antropológico, sino la historia viva y personal de un hombre que tiene un oficio hoy en riesgo de extinción

'4 estaciones y 1 rebaño'

  • Jordi 'Toti' Juanola
  • Símbolo editores
  • 160 páginas / 20 euros

El subgénero de la autoficción –o de las historias personales– lleva años al alza en la literatura catalana. Hasta ahora, sobre todo había sido cosa de autores arquetípicamente modernos y urbanitas, que contaban con mayor o menor sofisticación y sinceridad sus vagabundeos globales y sus pasiones complicadas. Un ejemplo sería el excelente Matar el nervio, deAnna Pazos.

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4 estaciones y un rebaño. Un año en la vida de un pastor, de Jordi "Toti" Juanola (San Juan de las Fuentes, 1978), aparentemente no tiene nada que ver con el libro de Pazos. Todo lo que en aquél es global y cosmopolita, hedonista y mundano, melodramático e itinerante, en éste está cargado de tradiciones y de pasado, y es orgullosamente local, natural y estoico, y profundamente arraigado. Sin embargo, para ser valorado como merece el libro de Juanola, que ofrece lo que promete al subtítulo –el relato en primera persona de la cotidianidad de un pastor del Pirineo–, debe ser leído como una muestra de autoficción.

Porque 4 estaciones y 1 rebaño no es ni un testamento folclórico ni un documento antropológico, sino la historia viva y personal de un hombre que tiene un oficio milenario hoy en riesgo de extinción. Es un hombre –hijo y nieto de pastores– que debe trabajar muchas horas cada día del año para subsistir, y que debe hacerlo a menudo en condiciones climatológicas duras y en condiciones burocrático-administrativas más temibles que el lobo más feroz y más inclementes que la peor tormenta. Sin embargo, también es un hombre que, aun así, está convencido de tener (él y todos los que se dedican a la ganadería tradicional de montaña) un papel clave en la sociedad moderna.

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Qué ovejas salva y cuáles lleva al matadero

Una virtud del libro de Juanola es que no pretende ser más que lo que promete: el relato de un pastor que vive consagrado a su oficio –que debe compaginar, sin embargo, con el cultivo de la tierra–, que saca a las ovejas a pastar y las atiende cuando deben parir, las esquila cuando es el tiempo y las protege todo collies, de los ataques de huesos y de lobos y de buitres, y que finalmente escoge con cuidado (sin sentimentalismos, también sin crueldad) cuáles llevará al matadero, todo en un ciclo que siempre se repite y nunca se termina.

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Otra de las virtudes del libro de Juanola es que el autor es consciente de que, para explicar de una forma compleja y fiel su oficio, debe contar también otras muchas cosas. En 4 estaciones y 1 rebaño allí conviven desde acontecimientos reales y figuras del pasado (maquis, guardias civiles, invernaderos imponentes, un tío patriarcal) hasta materiales del legendario popular pirenaico, pasando por anécdotas impactantes (es memorable el párrafo donde cuenta como, para salvar la vida de una oveja preñada de la oveja preñada de el vientre de la madre y lo va sacando a pedazos), por reivindicaciones político-económicas y gremiales, por explicaciones de la crisis que sufre el campesinado, por descripciones poéticas y sentidas del paisaje y por pasajes que tienen una explícita dimensión programática. Son pasajes instructivos e importantes, porque Juanola expone cómo cree que deberían hacerse las cosas para el bien de todos: de los pastores y del país.

Escrito con un estilo vital y una lengua genuina, 4 estaciones y 1 rebaño es un libro singular y, por muchas razones, valioso.