Novela negra

Un pionero de la novela policíaca catalana injustamente olvidado

La editorial Clandestina recupera 'Querido señor fiscal, de Mauricio Serrahima

Barcelona"Querido señor fiscal es uno de los textos pioneros del género policial y uno de los más originales. La novela de Mauricio Serrahima (Barcelona, 1902-1979) vio la luz en febrero de 1955, unos meses después deSe derrama una sangre fácil (1954) de Manuel de Pedrolo, considerada la primera novela policial en catalán", explica Àlex Martín, director del sello Crims.cat de la editorial Clandestina. "Hemos decidido reeditarla setenta años después porque queremos dar a conocer, con un nuevo subsello, clásicos catalanes del género policial que han sido injustamente olvidado. año. Entre ellos, Maria Aurèlia Capmany y Jaume Fuster. Maurici Serrahima fue abogado por tradición familiar, pero sobre todo, y por vocación, escritor, crítico literario y republicano. Del pasado cuando estaba presente. Escritos en seis volúmenes, abarcan treinta y cuatro años (1940-1974) y son imprescindibles para conocer la historia cotidiana de la Barcelona de la posguerra, especialmente en lo que se refiere a los círculos intelectuales, políticos y catalanistas. Querido señor fiscal, que Serrahima escribióen tan sólo 25 días, aprovechando que su esposa era de viaje a París, es la única novela negra del autor, aunque hizo algunos intentos de escribir en otra. "Desde el primer momento, la he titulado así porque son las primeras palabras del texto; es decir, el encabezamiento de una carta. No debo negar que la idea de hacerla así viene de haber leído Lettre à mon juge, de Georges Simenon –magnífica–. La quiero escribir rápidamente y como mana", escribió el autor. "Serrahima subvierte los códigos. En la novela no hay detectives ni policías, sino que es una carta de un condenado por un asesinato que escribe al fiscal para explicarle cómo ha terminado en prisión", detalla Martín.

La claustrofobia de la dictadura

Existe cierta resignación en el testimonio de Carles Creus, el protagonista y voz narradora de la novela. Condenado por el homicidio de un prestigioso médico, sabe que diga lo que diga ya está condenado y no podrá salir de prisión. "Es una crítica feroz al poder judicial, que no deja de ser el poder dictatorial", destaca Martín. Creus es consciente de que no importa cómo se justifique ante el fiscal, porque no podrá salir de prisión, da por perdida la presunción de inocencia y sabe que el poder autoritario aplica rápidamente la condena a muerte. "Es una metáfora de la claustrofobia de la dictadura y es una historia muy oscura, muy angustiosa, sobre las leyes de la época que Serrahima conocía muy bien", añade Martín.

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Otra singularidad de la novela es que explica la vida y la soledad de un preso. "En catalán hay muy pocos dramas carceleros y, en ese sentido, la novela es muy interesante", valora Martín. El escritor tenía devoción por la literatura francófona, era seguidor de François Mauriac, Albert Camus, Marcel Proust. Tenía debilidad por GK Chesterton y su padre Brown y, sobre todo, por Georges Simenon. De hecho, tradujo algunos de los títulos del escritor belga para la colección de novela y policíaca La Cola de Paja y fue un teórico del género con la publicación de distintos artículos.

Según Serrahima, la novela de policías es una especie de "búsqueda del tiempo perdido": "Se enfrenta a la más trágica de las limitaciones humanas, la imposibilidad de volver atrás y de revivir lo vivido; la irreversibilidad del tiempo". En ese análisis, el escritor explicaba que la grandeza de estas novelas es que ofrecen la visión "del drama del hombre que está obligado a luchar contra la irreversibilidad del tiempo, y eso no por una complacencia propia, pero legítima que sea, sino por una exigencia de la justicia humana". Una justicia, en muchos casos, que nunca llega...