"Suele pasar, cuando tienes a los hijos mayores, pensar: «¿Qué hago con esa persona que no me dice nada?»"
Silvia Alcántara recupera a una protagonista del 'bestseller' 'Olor de colonia' en la novela 'Cèlia Palau'
BarcelonaSilvia Alcàntara (Puig-reig, 1944) sólo da por terminada una novela "cuando la siguiente pica en la puerta" y debe "correr a poner el punto y final porque la otra quiere salir". Así que debemos imaginar que en 2016, cuando publicó su tercer título, Los días sin gloria, quien le llamaba a la puerta era Celia Palau, la chica que habíamos conocido en Olor de colonia, el libro que supuso su debut literario con 65 años y le dio un éxito inesperado: 61.000 ejemplares vendidos, 15 ediciones y una miniserie emitida en TV3. "No quería hacer un Olor de colonia 2", dice la autora, aunque en los cientos de presentaciones que hizo aquella época algunas lectoras se lo pidieran.
Ha tardado quince años, pero finalmente Celia ha vuelto a aparecer. "Era el personaje que más me llamaba la atención. ¿Qué va a hacer a Barcelona?", se plantea su autora. Conocimos a Celia cuando era una moza rebelde y espabilada de 8 años que vivía en una colonia textil muy parecida a la que vivió la propia Alcántara. A los 14 años tuvo que ponerse a trabajar en la fábrica, como la escritora, aunque hubiera querido estudiar.Cèlia lloraba cada mañana, cuando tenía que ponerse en los telares.Por último, gracias a una crisis del textil, pudo aprender comercio y amenazó a los padres con un portazo definitivo si no le daban permiso para marcharse a Barcelona a abrirse camino.
alusión del mundo por estar en la capital, pero también con la añoranza de los padres, que habían sido acusados injustamente de una estafa y expulsados de la colonia.” Ella salía de una cárcel y se iba a la libertad. Lo que ocurre es que la libertad es una palabra muy... La libertad la podemos buscar, pero no sé si la encontramos", dice. Celia Palau (Ediciones de 1984), esa chica ya tiene los cuarenta largos y debe volver a empezar, otra vez sola en Barcelona.
¿Qué ha pasado durante todo este tiempo? Pues que la deslumbró un buen partido, se halló casada, tuvo dos hijos, fue la joven de una casa de señores donde la tenían por un cero a la izquierda y se dedicó a ser madre y esposa. Pero no le bastaba; o, dicho de otro modo, ya tenía suficiente. "Suele pasar, cuando tienes a los hijos mayores, pensar: «¿Qué hago con esa persona que no me dice nada?»", reflexiona Alcántara. Y en los años 80 apareció el divorcio "como un regalo, y Celia lo aprovechó". Por dignidad, se marchó sin llevarse nada de la Casa Gran, sólo dos maletas, aunque eso quisiera decir perderlo todo.
Celia Palau mantiene ese olor reconocible de Silvia Alcántara, el pulso narrativo pausado y firme, de aire clásico. Como en las novelas anteriores, a través de un personaje retrata a toda una generación de mujeres entregadas y sufridas que han sido formateadas en otra época, en los años 60, pero que mantienen la curiosidad y los anhelos. Luchan por reciclarse, en todos los sentidos: el familiar, el laboral y también el amoroso.
El narrador "estalona a la protagonista", dice la autora, con la voluntad de que el lector entre "dentro de aquel personaje y viva la historia en primera persona, sus deseos y frustraciones". Es lo que hace ella: "Interiorizo mucho a los personajes, les dejo hablar y que me hablen". Es fácil, pues, adivinar detrás de Celia el empuje de la propia Alcántara, que acaba de cumplir los 80 años y ya ha iniciado una nueva libreta para empezar la siguiente novela. Quince años después de su debut tardío, que llegó después de haber subido a sus hijos y de haberse apuntado a los cursos de escritura en el Aula de Lletres, la autora confiesa que se siente "más presionada" porque sabe que tiene una editorial que le espera. Olor de colonia, en cambio, la paseó por varias editoriales sin éxito. "Nadie me hacía caso y me conformé. Yo escribía igualmente, porque escribía por necesidad", recuerda.
Alcántara no quiere que se revele casi nada del argumento, que va creciendo poco a poco hasta que la protagonista cumple los 50 años. Sí se ha avenido a revelar tres palabras que están en el corazón de la búsqueda de Celia: "Serenidad, amor, respeto", lee Alcántara. Y, como si desvelara una contraseña secreta, explica: "S, A, R. Silvia Alcántara Ribolleda". "Yo soy Celia, pero también el señor Boix y la señora Viladomat", afirma. Amar a todos los personajes es la forma que encuentra de hacerlos humanos. "Hablo de las cosas que conozco, cuento lo que he vivido, mi época. Parece que no, pero las cosas sí han cambiado", dice, en referencia a la situación de la mujer. Pero enseguida añade, parafraseando la novela: "Algunas no, claro, igual que ocurría antes, hagas una reverencia o no, debes seguir diciendo «sí» a los dueños", dice con esa sonrisa afable y determinada que también debe tener Celia Palau.