Literatura

Trovadores del siglo XII, las mujeres que reivindicaban el derecho a disfrutar del sexo

Una exposición y una nueva plataforma rescatan el legado plenamente moderno de las poetas occitanas

Barcelona"Sabéis que tendría gran deseo de teneros en el lugar del marido, a condición de que me otorgaran hacer todo lo que yo quisiera", declaraba en una canción la Condesa de Día a finales del siglo XII. No tenemos prácticamente ningún detalle sobre la vida de la Condesa de Día, pero sí que nos han llegado algunos de sus versos. Era una noble y una trobairitz, una palabra occitana que significa trovadora, y que describe a las mujeres que cantaban sus versos en las cortes occitanas entre 1170 y 1260. Seguramente ni la Condesa de Día ni otras trovadores como Garsenda, Alamanda, Castelhoza o Almucs de Castelnou hubieran reconocido éste palabra. La palabra trobairitz aparece por primera vez en una novela occitana del siglo XIII, titulada Flamenca, que narra los amores clandestinos de un caballero y una noble dama secuestrada por un marido celoso. "Se trata de una novela preciosa y muy divertida poco conocida entre el gran público. Debemos agradecer a la cantante Rosalía, quien dijo que se había inspirado para escribir el álbumEl mal querer, que se haya popularizado en los últimos tiempos", señala Meritxell Simó, profesora de filología de la UB y directora del Instituto de Investigación en Culturas Medievales.

¿Por qué conocemos tan poca obra de las trovadores?

El túnel del tiempo no ha tenido mucha piedad con los trovadores. Sólo conocemos el nombre de una veintena, frente a unos cuatrocientos trovadores. De la mayoría de estas autoras se conserva sólo un poema, o incluso, en algunos casos, sólo un fragmento. De quienes tenemos más obras son Castelhoza y la Condesa de Dia, con cuatro canciones de amor. "Lo que nos ha llegado de las trobairitz son los restos de un naufragio, porque han pasado por unas manos que han decidido qué merecía la pena conservar y que no. Habría mucha más obra", añade la filóloga. Entre el legado que ha perdurado, destaca el número de debates poéticos. "No sabemos si eso quiere decir que las mujeres cultivaron sobre todo los géneros dialogados o sencillamente que estos debates se han conservado gracias a la fama del interlocutor, que a menudo es un trovador hombre", destaca Simó.

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La poesía de las mujeres poco tiene que ver con la que hacían los hombres. "La poesía de las mujeres no sólo se desmarca claramente de la masculina, con unas características propias, sino que denuncia con buenas dosis de ironía el encaje imposible de la voz femenina en el código amoroso diseñado por los hombres", señala Simó. Los trovadores son en buena parte responsables del imaginario occidental del amor que hoy, hasta cierto punto, todavía perdura. En su ideal amoroso, las damas o eran intocables, las colocaban en un pedestal, o eran mujeres que no se merecían ningún respeto." A la dama se le idolatraba por el poder que ostentaba pero también se le acusaba de la volubilidad y la debilidad propias del género femenino; y los mismos trovadores que profesaban un amor contemplativo a la mujer noble en otros géneros como la pastorela no tenían ningún pudor al representar la violencia sexual hacia las mujeres de condición inferior", explica Simó.

Ni adoraban a los hombres ni querían ser adoradas

La mayoría de trovadores buscaban una mejora de su calidad de vida y de su estatus. Por tanto, tenían que contentar al señor del castillo y les interesaba sobre todo buscar más su favor que el de su esposa. En cambio, las trovadores, que eran mujeres nobles, escribían más por razones personales que profesionales. Rara vez asumían el tono suplicante o sumiso del trovador, y no se dirigían al amante como señor. Más bien le trataban de amigo o caballero. "La mujer prefería una forma más directa de discurso, más conversacional. Esto es quizás porque estas mujeres, a diferencia de los hombres, que eran más contemplativos, no idealizaban las relaciones sobre las que escribían ni usaban la dama y su amante como figuras alegóricas. No adoraban a los hombres, ni parece que quisieran ser adoradas por ellos", afirma Magda Bogin en la introducción de Las trobairitz. Poetas occitanas del siglo XII (Horsorio). Hablaban bastante abiertamente sobre quienes amaban y expresaban su deseo a plena luz: "Bell amigo de bello coraje, folla zoco, pues os he amado y mi amoroso servido cruelmente habéis desterrado", recitaba Castelhoza. Eran muy explícitas en cuestiones de amor físico y muy real: "Bell dulce amigo, verdad puedo deciros que nunca habéis dejado de hacerme deleite desde que ha querido que le tuviera por amante", cantaba Tiboris. Muchas de las letras dejaban claro que querían tener la voz cantante cuando se trataba de tener relaciones y ser tenidas en cuenta por lo que eran como personas. "Un verdadero amigo no tiene miedo, Rosín, a buscar disfrute", cantaba Dama H.

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Hay obras que son una conversación entre mujeres o entre mujer y hombre. "Na Carenza y Alaisina Yselda abordan los pros y contras de la maternidad, sin obviar los aspectos estéticos", destaca Simó. Lo hacen con cierta ironía y de forma bastante explícita. Yselda dice a Na Carenza: "Carenza, me gusta la idea de tener un marido pero creo que tener hijos es dura penitencia, porque las ubres se descuelgan y la barriga se marchita y se vuelve fea". Simó apunta que también hubo mujeres que declararon su amor a otras mujeres: "La canción de Bieiris de Romans en Maria podría ser la única canción lésbica del corpus, pese a que, obstinándose en negarlo, algunos críticos han propuesto ver a la Virgen tras María a quien va dirigida (lo que empeora la situación si leemos con atención la letra), o sencillamente que el autor sería un hombre (que por motivos también difíciles de entender se habría buscado un seudónimo femenino)". De hecho, es fácil interpretar la canción como una declaración de amor: "Y por ti tengo lo que es gozo y alegría y es por ti que a menudo suspiro tanto", cantaba Bieiris de Romans a María, dama de gran valor.

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La singularidad de Occitania

Las mujeres en Occitania tenían una posición relativamente privilegiada al principio de la Edad Media. A principios del siglo X había feudos occitanos en manos de mujeres, como los condados de Besiers, Carcasona, Montpellier, Nimes, Toulouse o Limoges. Las cruzadas de 1146, 1189, 1203, 1217 y 1229 llevaron una riada de hombres hacia Oriente y muchos perdieron la vida. "No hubo otro estallido comparable de mujeres poetas en ningún otro lugar de Europa donde hubiera arraigado la poesía trovadoresca", escribe Bogin. "Yo siempre digo que Occitania era como la Nueva York del siglo XII. Era un espacio de una modernidad brutal y el discurso de estas mujeres reivindicaba el derecho a disfrutar del propio cuerpo y de la misma sexualidad; la Condesa de Día dice públicamente que el matrimonio sólo es un contrato político y que el amor y el deseo vienen por otro lado", afirma Simó.

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Las cruzadas de la Iglesia católica contra Occitania pusieron fin a la poesía de las trobairitz. En 1209, el papa Inocencio III proclamó la cruzada y el rey de Francia puso toda la fuerza y ​​los recursos. Era una guerra de anexión. Los cátaros habían ido consiguiendo adeptos en el sur de Francia y una de sus herejías era que consideraban iguales a los hombres y las mujeres. De hecho, a las mujeres se les permitía incluso predicar. La oferta del monarca francés era tentadora: a los que participaran en la guerra contra Occitania se les perdonaban las deudas y los pecados, y se les garantizaba un lugar en el cielo. Cincuenta años después, Occitania había sido arrasada y miles de personas quemadas en la hoguera, y se impusieron la lengua, la cultura y las costumbres francesas. La mujer del señor se convirtió en la Virgen María.

Sin embargo, todavía hoy podemos recuperar parte de la voz de estas mujeres. "Fueron extraordinariamente modernas. Todo lo que se escribía era para legitimar el poder de los nobles; se hablaba de hechos gloriosos, de los antepasados, de ideales de la memoria colectiva. En cambio, las mujeres escritoras de la época como María de Francia, hablan de la individualidad”, hablan de la individualidad", destaca Simó. Para hacer visible todo este legado existe una exposición, Realidad y ficción de las mujeres medievales que se puede ver en el Institut d'Estudis Catalans hasta el 30 de abril, y este mes de marzo se ha celebrado un coloquio internacional sobre el tema. Además, Simó y su equipo trabajan intensamente en la elaboración del Corpus des Troubadours, un proyecto del Institut d'Estudis Catalans comisionado por la Union Académique Internationale. "Queremos dar un nuevo impulso a la plataforma de acceso abierto a distintos materiales vinculados al estudio de la poesía trovadoresca ya su recepción en Cataluña", explica Simó. La plataforma tiene una sección dedicada a la edición digital de la poesía medieval de mujeres y se publicará un libro electrónico interactivo.