Literatura

Lolita Bosch: "El narcotráfico es una salvajada, no una serie de Netflix"

La escritora da voz a las víctimas de desaparecidos en la novela 'Agafeu-me a mi'

Barcelona Letty es una mujer mexicana, maestra de escuela y madre de dos hijos, Roy y Richi. El 11 de enero de 2011 la vida le cambió de golpe. De madrugada los despertaron los golpes de un grupo de hombres que intentaban entrar en su casa. Una vez dentro, los apuntaron con ametralladoras y se lo robaron todo, incluso las zapatillas y la carne congelada. Antes de marcharse, preguntaron a los chicos: "¿Cual de vosotros es el hermano mayor?" Como no respondían cogieron a Richi, pero Roy lo salvó: "Yo soy el mayor. Dejadlo", dijo. Los hombres se lo llevaron y ni la madre ni el hermano lo han vuelto a ver nunca más. Roy tenía 18 años. La suya es una de las miles de historias de desaparecidos en México en los últimos años, la gran mayoría relacionadas con el narcotráfico. La escritora Lolita Bosch (Barcelona, 1970) trabaja desde hace tiempo con las víctimas y ahora recoge sus voces en la novela Agafeu-me a mi (Edicions 62, 2022) para visibilizar una situación "trágica y desesperante" que afecta a miles de personas.

"Lo que le pasó a Letty y a sus hijos es incomprensible, y en México pasa cotidianamente. Desaparece una persona cada hora y media", explica Bosch, que para la novela ha entrevistado a centenares de padres, madres, hermanos, amigos y parejas de los desaparecidos. La profunda marca que dejan las desapariciones se ha convertido desde hace tiempo en una problemática nacional e internacional pero que "todavía cuesta de entender", dice la escritora, porque las víctimas son aleatorias y la respuesta institucional es prácticamente nula. Bosch entiende la literatura como "una herramienta de paz" y la utiliza para acercar a los lectores a una realidad que, de entrada, puede parecer lejana pero que no lo es tanto. "Catalunya tiene una deuda real con México, le debemos la Generalitat. Por solidaridad y por empatía histórica, les debemos intentar entender lo que está pasando ahí. México es el país que nos salvó la vida", subraya Bosch.

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Esclavos de los narcotraficantes

En México hay contabilizadas más de 85.000 personas desaparecidas en los últimos años. De todas ellas muy pocas han vuelto, de forma que se saben pocas cosas sobre qué pasa con toda esta gente secuestrada. "Antes, en los 90, las desapariciones eran obra de sicarios sin trabajo, que buscaban cobrar dinero a cambio de un rescate", dice Bosch. Pero desde 2012 el país está en guerra con el narcotráfico y ahora las cosas han cambiado. "Los desaparecidos son a menudo gente joven a los que los narcotraficantes utilizan como esclavos para trabajar. Muchas mujeres se venden afuera o se cambian por armas con mafias extranjeras. Hay ranchos destinados a hacer desaparecer los cuerpos, otros los obligan a trabajar en la marihuana", dice Bosch, que recuerda que los secuestros también son una herramienta de los narcotraficantes para asustarse los unos a los otros: "Durante una época se utilizaban para hacer escenarios de muerte. Colgaban 15 cuerpos de un puente y ponían debajo una nevera playera con dos cabezas dentro".

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Por todo ello, Bosch es muy crítica con cómo se ha reflejado el narcotráfico en la ficción más reciente. "Querría que se entendiera que el narcotráfico es una salvajada, no una serie de Netflix. En ninguna serie, en ningún libro, nunca miramos el narcotráfico a través de sus víctimas. Los protagonistas siempre son los narcotraficantes. Es muy ofensivo", lamenta la escritora. Su esperanza es que las voces de las víctimas se escuchen y sirvan para tomar conciencia de una tragedia colectiva que, hoy por hoy, parece no tener final.

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