Literatura

La Marina, el barrio que Candel convirtió en literatura

El escritor ubicó buena parte de sus libros alrededor de Montjuïc y la Zona Franca

Barcelona"Tenías que vigilar mucho con lo que explicabas a padre: si tenías una buena historia, era probable que acabara en alguno de sus libros", dice Maria Candel. La hija mayor del autor aprendió pronto esta lección. Antes de que naciera, Francesc Candel había tenido problemas con algunos vecinos del barrio de la Marina debido a su segunda novela, Donde la ciudad cambia su nombre, publicada en 1957. "Muchos de los personajes estaban inspirados en vecinos del barrio, pero él les daba una forma literaria –recuerda–. Poco después de publicar el libro se lo regaló a un amigo, que reconoció enseguida a algunos de los protagonistas, y la novela acabó en las manos del propietario de un bar que fue explicando a todo el mundo en qué lugares salían".

Los personajes se acabaron sublevando contra su autor, que incluso sufrió un intento de linchamiento por parte de algunos vecinos. Hacía falta algo más, sin embargo, para frenar a Candel, que se atrevió a explicar la experiencia en una novela posterior, ¡Dios, la que se armó!, publicada en 1964, el mismo año en que Los otros catalanes se convertía en el libro más vendido de Sant Jordi y colocaba 30.000 ejemplares en menos de un mes. "Con su literatura, padre quería dejar constancia del paisaje, de la gente y de sus conversaciones. La forma de comer, las costumbres y los disparos dialectales: todo podía acabar en una novela –dice Maria Candel–. También le apasionaba explicar los oficios: aparecían zapateros, tranviarios y algunos de los trabajadores de la Seat, empresa que marcó el barrio".

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Una literatura sencilla y precisa

Organizada alrededor del actual paseo de la Zona Franca, la Marina de Sants había sido un espacio sobre todo agrícola hasta que, a principio del siglo XX, la industria, el puerto y los diversos cascos urbanos que lo integraban empezaron a crecer. Una hipotética ruta Candel pasaría por Can Tunis, el Polvorí, Can Clos, la Marina de Port y Ferrocarrils Catalans, algunas de las barriadas que aparecieron, siempre con nombres cambiados, en la literatura de Candel. De las barracas del regazo de Montjuïc pasó a vivir en las llamadas Cases Barates de Can Tunis. Más adelante, el padre del futuro escritor, convertido en el sacristán de la parroquia de la Mare de Déu de Port, consiguió que la familia pudiera vivir en un piso que formaba parte del mismo conjunto arquitectónico. "Nunca se quiso mover de Marina, era su lugar", dice su hija. Después de los ocho años que pasaron en el piso que la familia ahora quiere museizar –entre 1962 y 1970–, los Candel se trasladaron a la calle Foneria, en un piso cercano a la Zona Franca.

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Uno de los autores coetáneos de Candel, Josep Maria Espinàs, calificaba su literatura de "sencilla, precisa y tranquila". Ignasi Riera le dedicó la biografía Candel, Paco o Francesc (Red Cultural, 1988), en que elogiaba su realismo meticuloso. "En el microcosmo que describía había otro cosmos", dice la hija del escritor, que recuerda que entre sus grandes influencias que tenía estaba Pío Baroja, Ernest Hemingway, Josep Pla y Anton Chekhov. "Aunque escribiera sobre todo en castellano, padre se consideraba un autor catalán, porque tenía una gran relación con la literatura catalana y la mayoría de los libros pasaban aquí –dice Maria Candel–. Siempre puso a las clases populares en el centro de todo lo que escribía. Aunque algunos vecinos pensaran que mostraba sus miserias, lo hacía con ternura y realzando también la solidaridad y la grandeza que llevaban dentro".