¿Quiénes eran las dos republicanas que aceptaron ser concejalas una semana antes de la llegada de los fascistas?
Gemma Busquets recupera las vidas silenciadas de las últimas luchadoras antifascistas en el libro 'Matrioixques sota les bombas'
BarcelonaHacia finales de enero y primeros de febrero de 1939, la Guerra Civil ya estaba perdida, y en Girona llegaban miles de republicanos que querían atravesar la frontera.Es en este momento de caos cuando se constituyó el último ayuntamiento republicano de Girona. Tuvieron un breve mandato, porque tan sólo seis días después, el 4 de febrero, la IV División de Navarra del ejército franquista ocupó la ciudad. "Tanto Angelina como Ángela sabían que, si aceptaban el cargo, deberían marcharse. Estaban marcadas y no podían quedarse en Girona", explica la periodista y escritora Gemma Busquets Ros. , de donde no volvió hasta los años ochenta. Ángela se exilió en Francia. investigación sobre el sufragio universal femenino en Girona, sobre todo en las hemerotecas, cuando se topó con el nombre de Angelina Cuenta, que escribía artículos que instaban a la movilización femenina ya luchar por la independencia de las mujeres. cosas sobre ella, porque nadie había hablado de ello. A partir de ahí encontré un listado de mujeres que formaban parte de las Juventudes Socialistas y, estirando más del hilo, localicé el acta del consistorio en el archivo de Joan Ballesta, el último alcalde republicano de Girona", explica Busquets.
La periodista y escritora se puso como reto saber quiénes eran aquellas mujeres y por qué habían aceptado ser concejalas cuando prácticamente todo el mundo había huido de Girona. Matrioche bajo las bombas. Concejalas republicanas entre la guerra y el exilio (Libros del Siglo) no sólo explica quiénes eran sino que reconstruye la vida de una docena de mujeres que, de una forma u otra, lucharon porque creían en todo lo que les podía ofrecer la Segunda República. "Para algunos historiadores quizás son militantes de segunda, quizás no estaban en primera fila, pero tuvieron un papel importante. Hicieron mucho más que coser los jerséis de los soldados y han sido silenciadas y olvidadas", lamenta Busquets.
Nacidas en 1913, Angelina Compte y Àngela Moñino tenían 25 años cuando aceptaron el cargo. La primera se convirtió en concejala de Sanidad y Asistencia Social, y la segunda en concejala de Cultura y Propaganda. Busquets logró localizar a la hija de Ángela, que le entregó tres o cuatro hojas que había escrito la madre. En estas hojas, quien fue brevemente concejala relata que el dirigente del PSUC Gregorio López Raimundo fue a buscarla y le dijo que debía presentarse al Ayuntamiento. Su misión era quedarse en Girona hasta la entrada de los fascistas, sin desfallecer. "Acepté y le pedí que lo mínimo que podía hacer era ocuparse de mi evacuación, cosa que se cumplió, pues, cuando la primera tanqueta de los nacionales entraba por la calle de la Alameda, López Raimundo me esperaba con un coche. Y salió de Girona, con un tiroteo por la calle Ballesteries, que tuvimos la suerte de que no nos hirieran, pero el pobre coche quedó bien parado", va. escribir Moñino. "Y Angelina Cuenta, por los artículos que escribía y los testimonios que la conocieron, era una persona abrandada, convencida de sus ideales. Debía de ser una mujer muy decidida, porque su hijo me contaba que, incluso, en Moscú, se enfrentó a la Pasionaria, la secretaria general del PCE y Moñino tenían un gran sentido del deber. pedir, aceptaron el cargo en el Ayuntamiento", reflexiona Busquets.
La triste historia de Margarita
Ambas concejalas se fueron, pero otras muchas mujeres se quedaron en la Catalunya franquista. Busquets rescata del silencio a estas mujeres que habían trabajado y soñado por ser algo más libres y se encontraron inmersas en la oscuridad y el encorsetamiento de la dictadura franquista. "La historia de Margarita Font es bastante triste. Me ha costado mucho reconstruirla porque no encontraba nada", explica Busquets. Era de Esquerra Republicana (ERC) y escribía artículos en el periódico semanal El Empordà Federal. "Fue una activista de Esquerra Republicana, implicada en tareas de propaganda del Socorro Rojo, que durante la dictadura se ganó la vida como maestra y en los años sesenta enfermó de cáncer y se marchó sola a Lourdes, donde murió buscando el confort de la fe", asegura Busquets.
En 1934, Font animaba a las mujeres a "liberarse de las cadenas con las que las grapan las religiones". ¿Cómo acabó convirtiéndose una mujer que en los mítines de ERC hacía todo tipo de proclamas anticlericales en una piadosa a los ojos de los demás? Ésta es una pregunta a la que sólo ella habría podido responder. Busquets recupera a muchas otras mujeres, como Dolors Bruns Rabionet, que participó en la expedición comandada por el capitán Alfredo Bayo que debía liberar a Mallorca de los fascistas, o Consol Garriga y Magda Puerto, que solicitaron hacer de chóferes y mecánicas durante la Guerra Civil.
Moñino volvió a escribir en los años ochenta. En sus últimos escritos explica que, si se hubiera quedado en Catalunya, quizás habría militado en el PSC, pero no se hubiera sentido bien. Estaba bastante enfadada por el olvido de las mujeres. "Cuando se habla de antes o de después de la guerra es curioso ver cómo cada uno se lo arregla que le vaya bien a él y cómo un hombre puede caviar la historia", escribía Moñino. Y añadía: "Estoy convencida de que no son solo los franceses que tienen la memoria corta; este fenómeno es también propio de los catalanes y españoles".