Héctor Parra y Diana Damrau en Peralada: de la modernidad a la ópera pura

El compositor Héctor Parra y la soprano Diana Damrau fueron los protagonistas de una jornada intensa en Peralada. Por la tarde, en el claustro de Sant Domènec, el compositor catalán y la pianista Imma Santacreu nos ofrecían una aproximación a la obra de Parra que el propio compositor iba introduciendo, desde piezas cortas inspiradas en las Constelaciones de Joan Miró en su celebrada ópera Las Bienveillantes oa la reciente Orgía, que se estrenará el próximo abril en el Liceu.

Parra tuvo el acierto de ir introduciendo cada una de las piezas de forma didáctica y lúdica, por lo que la escucha estaba llena de referentes. También en cómo utilizó la treintena de objetos que, metidos en la caja acústica del piano, crean sonoridades casi electrónicas. De Pasolini a Bach, el concierto fue una lección magistral de música contemporánea.

A continuación, Diana Damrau volvía a la iglesia del Carmen con su marido, el bajo Nicolas Testé, en un recital memorable. Aunque ya no es aquella jovencita que maravilló al mundo con unos agudos y coloraturas de infarto, con los años ha ganado en madurez interpretativa a la vez que no ha perdido ni un ápice el brillo de la voz. Su Wiegelied de Strauss fue dulce y poético, como la interpretación de "Casta Diva", recogida y al mismo tiempo potente, para pasar al final a los aires de comedia musical americana interpretados como auténticos divertimentos. Pero cuando nos robó el corazón fue en la interpretación del aria "Al dolce guidami", deAnna Bolena, en el que se trasladó a otro mundo, con un fraseo, musicalidad, coloraturas en pianísimo y una emotividad que humedecieron los ojos de algunos asistentes en una demostración de sabiduría cantora impresionante.

Testé tiene una voz profunda y demostró una gran musicalidad en el fraseo y las dinámicas, con un color de voz bellísimo en un bajo. En su dúo con Damrau deY Puritani fue como si estuviéramos viendo una ópera en vez de un recital, con ambos metidos en los respectivos personajes, y su aria "Lyubvi vsye vozrasti pokorni" deEugen Onieguin, pasando del dolor a la oración y la desesperación final, rompió más de un corazón.

Helmut Deutsch al piano demostró, una vez más, su maestría, acompañando a los cantantes con un sonido justo y medido incluso en el de solo de Rakhmáninov.