Música

El inolvidable regreso de Antònia Font a los escenarios

Los mallorquines firman un reencuentro para el recuerdo en la última jornada del Primavera Sound

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Pau Debon, cantante de Antònia Font, durante el concierto de este disssabte al Primavera Sound

"Y llega un día en el que su vida es un teatro que se llama felicidad". Intentaremos que este sea el primero, y último, verso de una canción de Antònia Font que utilicemos para explicar todo esto. Pero felicidad es exactamente la palabra que define lo que se ha vivido este sábado en la explanada de los grandes conciertos del Primavera Sound, en el Fòrum. Su regreso no solo ha sido una demanda de la prensa, o del público, que los ha echado tanto de menos, también de la organización del festival, que ha convertido su concierto en el palo de bandera de los reclamos nacionales del cartel. Para anunciarlos usaron otra canción con un sentimiento similar: Alegría. Los dos caen con puntería para empezar una crónica de este show de Antònia Font, que, oficialmente y desde hoy, vuelven a las carreteras de los Países Catalanes con su pop de siempre. Tan surrealista como mágico, tan referencial como mediterráneo.

Después de haber engordado la máquina con dos ensayos con público en Sant Cugat del Vallès, los mallorquines por fin se han reestrenado oficialmente. Todo ha empezado en una tarde soleada y agradecida en expectación, tanta que incluso estaba el president de la Generalitat, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlament, Laura Borràs. El pistoletazo de salida lo ha dado Un minut estroboscòpica, la primera novedad que escuchamos de ellos en casi una década. Un inicio que no es casualidad: no solo es la canción que da nombre al nuevo disco, también es un teclado de bienvenida ideal a esta renovada etapa. Ellos mismos se han esforzado en explicar que la razón de sacar un álbum es, sobre todo, mostrar el momento actual de la banda; de aquí que la novedad tenga peso durante el concierto en vez de dedicarlo al lista de canciones habitual. Y sí, este sábado la mucha gente que los ha venido a ver tenía ganas de conocer a los Antònia Font de hoy, pero sobre todo añoraba a los de siempre. Es por eso que ellos han sido generosos en himnos y se han celebrado como una Champions League. Clásicos como Darrera una revista o Armando Rampas han sonado frescos mientras se intercalaban con las nuevas canciones. Es el caso del hit instantáneo Oh la la, que este sábado ha sonado con la finura que merece el extraordinario retorno, o la magnífica Miquel Riera, con el verso que mejor ha definido nunca un escalador ("Cuerpos adaptados, delgados y musculosos, todos los dioses olímpicos están orgullosos").

Los mallorquines Antònia Font durante su concierto de regreso en el Primavera Sound.

Era de esperar: a medio concierto ya era todo como antes, pero con un punto más de entusiasmo, especialmente entre la parroquia –había bastante– que todavía no los había visto nunca. Han caído AlegriaDins d'aquest iglú (celebradísima) y Tots es motors. Y muchas más que son parte de la memoria musical de este país. Monumentos pop que en 2022 todavía suenan tan delicados como robustos, tan perfectos como hirientes. Porque llegados a este punto, versos como "Nos destrozábamos mutuamente la vida" han recordado tantas cosas pasadas que uno no sabe si reír o llorar. Pero alegría, que esto es Antònia Font y su regreso es una de las grandes noticias culturales del año. Dieciocho canciones después de empezar, íbamos encarando el final sin que nadie pareciera cansado. Pero sin dramas, que los conciertos de la nueva gira, que pasará por Inca, Barcelona y Valencia, serán el doble, literalmente, de largos. Han dejado para el final sus dos canciones más icónicas: Wah yeah y Calgary 88, el himno que Joan Miquel Oliver compuso después de alucinar con las canciones narrativas de Manel. El resultado, obviamente, ha sido el éxtasis total.

Pere Aragonès y Laura Borràs entre otras personalidades en el concierto de Antònia Font

Y tal como han llegado, se han marchado. Con Pau Debon moviéndose por todo el escenario y el resto de los músicos más bien hieráticos, pero sonrientes. Todo como siempre, pero por suerte hoy se han despedido para volver. Esta crónica suma más de quinientas; aun así, me sobran palabras (de acuerdo, lo hemos vuelto a hacer), porque todo ello se explicaba con tres: ya están aquí.

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