Equipamientos culturales

El Molino será una sala para "la música de autor, el jazz, el flamenco y la rumba", según el Ayuntamiento

Vecinos y entidades temen que el espacio dé la espalda a la cultura comunitaria y de barrio, pero el consistorio lo niega

El Molino en una fotografía de archivo
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BarcelonaEl Molino reabrirá sus puertas para convertirse en una sala dedicada a las músicas de raíz y de autor. Ésta es la intención del Ayuntamiento de Barcelona, ​​gobernado por el PSC, que está acabando de terminar las bases del concurso para encontrar una empresa que lo gestione y ponga en marcha su programación. Según el concejal de Cultura e Industrias Creatives, Xavier Marcé, El Molino será "un espacio para las músicas al margen de la industria comercial" y dará cabida a "propuestas de autor, jazz, flamenco y rumba". La gestión será privada a través de un canon sin variable que, según Marcé, "equivale al mínimo marcado por la ley" y se priorizarán las empresas "con el mayor número de acuerdos con estructuras asociativas y gremiales de la ciudad".

El proyecto incluiría tomar el relevo del ya cerrado Milano como una sala para el jazz y, al mismo tiempo, ubicar en El Molino el festival de canción de autor Barnasants, entre otras opciones. "Hemos tenido unas primeras conversaciones con el Ayuntamiento y la propuesta está sobre la mesa", adelanta el director del Barnasants, Pere Camps, quien puntualiza que será escéptico "hasta que el proyecto no sea firme". "Para que sea factible, será necesario que nuestros compañeros de viaje tengan una filosofía similar a la del festival y, sobre todo, que el espacio no se dirija a hacer negocio", subraya Camps. También considera necesaria la implicación de las instituciones públicas "más allá de vestir la propuesta para albergar una demanda histórica" ​​y "que se dote de las herramientas imprescindibles para que la Nova Cançó tenga un lugar estable en Barcelona".

Malestar e impaciencia entre vecinos y entidades

En verano de 2021, el Ayuntamiento de Barcelona –entonces liderado por los comunes– compró El Molino por 6,2 millones de euros, y el gobierno anterior había previsto sumarle a la red de casas de cultura de la ciudad y utilizarlo para acoger y potenciar la cultura comunitaria y de barrio. Con el cambio de colores políticos en la alcaldía, vecinos y entidades temen que también se modifique el destino de El Molino. "Estamos muy impacientes para que se ponga en marcha. Ya llevamos cinco meses de legislatura y tenemos parado un equipamiento espectacular", destacan desde la Asociación de Vecinos del Poble-sec. "Necesitamos urgentemente que haya actividad sobre todo para cambiar la dinámica de la plaza Bella Dorita y también porque se acordó que las entidades del barrio podríamos hacer uso del espacio", añaden.

Desde la Coordinadora de Entidades del Teatro Arnau Itinerante expresan "el miedo a que se aplique a El Molino un modelo privado de elitismo y turismo en un barrio ya muy gentrificado" y que el gobierno de Jaume Collboni "se cargue el plan de derechos culturales". Asimismo, ponen de ejemplo la sala Paral·lel 62 como "un modelo de cultura comunitaria que ya ha tenido impacto en el territorio" y expresan la voluntad de que El Molino siga el mismo camino. "Tememos que se haga una programación elitista sin precios populares, destinada a hacer negocio", subrayan.

El concejal de Cultura, sin embargo, niega que ésta sea la intención del Ayuntamiento. "Un espacio público no puede dedicarse a la actividad comercial y menos El Molino, que tiene una capacidad limitada y comercialmente es muy difícil que se pueda aguantar", dice Marcé. Las bases del concurso, añade, "obligarán a incluir una perspectiva de género" en la programación y priorizarán a las empresas "que cedan más días el espacio a actividades de carácter social y comunitario". Según el Ayuntamiento, la publicación del concurso para la gestión de la sala se hará "como máximo, dentro de un mes".

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