El muestrario de elegancia de Serena Sáenz
Magnífico concierto de la soprano barcelonesa y Vísperas de Arnadí en el Palau de la Música
Serena Sáenz & Vísperas de Arnadí
- Palacio de la Música. 7 de julio de 2025
Con toda la razón y medios sobrados, la soprano barcelonesa Serena Sáenz es una de nuestras cantantes más internacionales y con un futuro bien trabajado desde un presente bien consolidado y fundamentado. Lo ha demostrado aquí y en el extranjero, con una versatilidad y una flexibilidad estilística que son fruto de su talento, de su trabajo riguroso y de una inteligencia musical innata.
El concierto del lunes en el Palau de la Música, junto a Vísperas de Arnadí y con dirección del siempre eficaz Dani Espasa ante el clave, acabó siendo un muestrario del buen oficio de la cantante y, sobre todo, de su elegancia. Sobre todo en el segundo bloque de la primera parte (con arias de Rameau) y una segunda parte dedicada a Händel.
Las dos arias de Vivaldi con las que Sáenz salió al escenario dejaban entrever algunas incomodidades, lo que se tradujo en una proyección escasa y en unas agilidades bien resueltas, pero que técnicamente la cantante debería revisar para no dañar en un futuro si quiere seguir interpretando páginas barrocas. Páginas, es necesario reconocer, de dificultad extrema y en este caso procedentes de las óperas Bajazet y La fida ninfa y que Sáenz interpretó con algunas licencias ajustadas a sus posibilidades (que no son pocas).
Pero la calidad y la elegancia sin fisuras hicieron acto de presencia con Rossignols amoureux y con la vibrante Formaciones más brillantes conciertos, ambas de Rameau, con la complicidad del conjunto instrumental que antes ya nos había deleitado con una vibrante suite de baile de Las Indas galantes del propio compositor.
El talento de Sáenz se manifiesta en el buen gusto, en el fraseo, en el canto atado, en el dominio de la respiración y en un carisma escénico innegable. Y también, claro, trayendo el agua a su molino con sobreagudos estratosféricos improvisados sobre lo que canta y que funcionaron mucho mejor en Rameau y, en la segunda parte, con las dos arias de Giulio Cesare, de Händel, y con el bis deAlcina del propio compositor.
Como decíamos, la complicidad con Vísperas de Arnadí se notó, así como el trabajo entusiasta de Dani Espasa, que sabe contagiar a los músicos delante del gran vuelo de la música tardobarroca, con estilo, con imaginación y también con elegancia y con aplausos cálidos.