Música

Tarta Relena: "Hacer música con gente que amas es brutal"

Dúo musical formado por Helena Ros y Marta Torrella. Publica el disco 'Es pregunta'

BarcelonaTarta Relena es uno de los proyectos musicales más insólitos y excitantes surgidos en Catalunya en los últimos años. Las barcelonesas Helena Ros y Marta Torrella, ambas nacidas en 1994, lo levantaron combinando canto a capella e intervenciones electrónicas, tradiciones diversas y modernidades fuera de clichés, todo ello con un repertorio lingüístico que va del latín y el griego al catalán y el judeocastellano. El álbum Fiat lux (The Indian Runners, 2021) y canciones como El suïcidi i el cant dejaron constancia de la calidad de estas sibilas inesperadas responsables, además, de un directo ciertamente magnético. Ahora dan un paso más allá con la publicación del disco És pregunta, editado por el sello francés Latency. Lo estrenaron en concierto en la Fira Mediterrànio de Manresa, y la presentación en Barcelona será el 28 de noviembre en L'Auditori.

¿A qué os dedicabais antes de montar Tarta Relena?

Marta Torrella: Yo era profesora de piano y lenguaje musical en una escuela de música.

Helena Ros: Y yo estaba intentando empezar un doctorado de lingüística teórica que nunca empecé.

¿Y cuando os disteis cuenta de que Tarta Relena era un proyecto que ocupará vuestras vidas?

MT: Tarde. Fue bastante casual, porque no teníamos ninguna pretensión de grabar ningún disco ni nada. Pero cantamos en el Festival Adoberies de Vic en 2018, y vinieron a vernos algunos miembros del sello Indian Runners. Fueron ellos quienes nos propusieron grabar un disco con lo que teníamos. Pero era algo muy distendido y desordenado.

HR: Después, cuando salimos del confinamiento de la pandemia, ocurrió algo muy raro. Nos empezaron a llegar muchas propuestas de conciertos porque éramos un formato apto para que la gente estuviera separada, tranquila y con mascarilla. Entonces se empezaron a abrir más puertas. Y en el 2021 nos tiramos a la piscina para hacer que Tarta Relena fuera el proyecto central de las vidas de ambas.

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¿Existía una responsabilidad extra a la hora de realizar el disco Fiat Lux?

MT: No lo vimos tan así, pero sí sentíamos que teníamos que hacerle unos acabados más redondos. Como estábamos más metidas en la industria musical, también teníamos más conciencia de muchos aspectos que quizás hasta entonces habíamos dejado un poco más abiertos o sin atarlos tanto como sí hicimos con Fiat lux, porque queríamos controlar bastante todos los aspectos de publicar un disco.

En ese disco està El suïcidi i el cant, que es la canción que ha tenido mayor impacto y repercusión.

MT: Sí, funciona bastante como en single. Tiene una forma que conecta con orejas acostumbradas al pop, y es en catalán, que para nuestro público más cercano también es como agradecido.

HR: Y la sonoridad y los ingredientes con los que jugamos son los que después hemos continuado removiendo porque hemos visto que nos permiten generar los contrastes y dinámicas que nos interesan.

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La clave de Tarta Relena es la melodía, lo que hace que seáis de vanguardia y populares a la vez.

MT: Sí, es el más popular y folclórico: una melodía que más o menos podría cantar a todo el mundo y que tiene una identidad superclara y directa. Quizás lo era más al principio, porque ahora hemos hecho más complejo el proceso creativo, pero para nosotros la melodía es...

HR: El pilar.

MT: Sí, lo que primero nos conectaba con una música y lo que nos hacía decidir querer cantarla y querer arreglarla.

En el proceso de elaboración del disco Es pregunta, ¿qué habéis descubierto de vosotras que no teníais cuando hicisteis Fiat Lux? ¿Qué habilidades habéis desarrollado?

HR: Resiliencia, mucha voluntad de seguir excavando cosas que quizás son de difícil acceso para nosotras. Cultivar habilidades y decidir que queríamos producir nosotros mismas esta música nos ha hecho defender ciertas ideas porque nos parece que son buenas ideas, aunque todavía no tuvieran la realización que nos gusta; y trabajar hasta encontrar la forma que nos reconcilia con la idea que hemos tenido. Esto creo que lo hemos entrenado, lo hemos hecho muy bien.

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MT: También creo que es la vez que hemos estado más de acuerdo con las propuestas creativas. Hemos ido mucho más en la misma dirección, aunque ha sido un proceso largo e intenso.

Artísticamente, ¿de qué tienéis sed?

HR: De emociones nuevas, de cosas que te hacen sentir realizada y que dan sentido a lo que haces. Porque, de alguna manera, cuando haces un disco o un proyecto debes poder defenderlo durante mucho tiempo y debes estar muy alineada porque te representa y porque estás abriendo un camino que quieres que te enriquezca. Tienes ganas de sentirte realizada.

MT: Se trata de vibrar sinceramente con lo que estamos haciendo, porque no somos actrices y nos cuesta simular que conectamos con lo que hacemos; por tanto, debemos conectar con ello para hacerlo.

És pregunta comienza con cierto optimismo, los buenos augurios de Safo en Amvrosías. Y acaba en el apocalipsis de Cant premonitori. ¿Cómo se gestiona este recorrido?

MT: Costó mucho encontrar el orden de las canciones. En cuanto al significado, nos parecía que había dos caras, como un espejo, siempre con lo bueno y lo malo de una misma cosa. Pero en el orden no acababa de funcionar ese modo espejo, por ejemplo, por cuestiones de tonalidades. Y al final nos hemos guiado más por cómo suenan las canciones y procurando que sea agradable pasar de una a otra. Por tanto, el viaje entre la parte buena y la parte oscura no es lineal. Pero también nos interesa ese mensaje. Intentamos mostrar dos caras de las cosas, que están ahí y no puedes escapar de ninguna de las dos.

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HR: Y ambas son verdad e igual de relevantes a la hora de entender el disco.

Por tanto, no sois sólo profetas del apocalipsis.

MT y HR: No (Ríen).

Tenéis la habilidad de hacer canciones basadas en melodías y letras que no son vuestras, pero que parecen vuestras. Y al mismo tiempo, hacer canciones propias que parecen compuestas en el siglo XV.

MT: Nos gusta este juego de confundir un poco el oído y que no identifiques exactamente qué estamos aportando nosotras y qué ya estaba antes. También porque justamente entendemos que la fuerza de la tradición oral es algo así. Cada uno canta a su manera, a veces se cambian estrofas o palabras, algunas se quedan y otras que pasan desapercibidas y se van volando. Entramos en el juego del folclore y de la transmisión oral.

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¿Habéis tenido alguna vez la sensación de ser intrusas en todas partes? Es decir, ¿de ser intrusas en la música antigua, en la contemporánea?

MT: Sí, a saco. De hecho, cada vez que recibimos una microaprobación de alguna eminencia de cada ámbito es como "uf!" De hecho, todavía nos faltan unas cuantas para quedarnos tranquilas con eso, pero...

HR: Da igual, al final vamos haciendo y nadie está obligado a escuchar nuestros discos; por tanto, a quien le guste, fantástico, y aquí no, puede no hacerlo.

MT: Siempre intentamos informarnos mucho de lo que estamos haciendo, y hacer una versión informada que después se puede alejar mucho de lo que la tradición diga...

HR: Pero el motor inicial es respetuoso. Hacemos música para respetar la música.

Y también para jugar.

HR: Sí.

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¿Aquel experimento de inteligencia artificial que hicisteis en el Sónar con Holly Herndon lo habéis utilizado en disco?

MT: Lo probamos para la producción de una canción, La font, pero al final no utilizamos esa herramienta. La idea de Holly era un instrumento que tú cantas y te transforma el timbre de la voz en el de otro instrumento. Y en La font sí había como una flautita que está hecha a partir de una voz, pero creo que al final no es la pista que hemos utilizado.

A menudo buscáis inspiración en la tradición sefardí. ¿Qué és lo que interesa tanto de esas músiques?

HR: Tiene melodías muy bonitas. Hay un cancionero precioso, y los modos y la sonoridad son guapísimos. Musicalmente, para nosotros es muy atractivo; vocalmente es superatractivo porque cantar estas melodías es superplacentero; y técnicamente es un reto porque son melodías muy melismáticas. Es un cancionero muy goloso de utilizar. Evidentemente, después debemos colocarlo en nuestro terreno y repartirlo sabiamente para que nos potencie, pero sí, en cuanto a la sonoridad y las melodías es muy inspirador.

Beata viscera es la canción que cantáis en dos octavas diferentes. Es una especie de gozo a la Virgen francés.

MT: Sí, sí. Es de Pérotin.

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HR: Del siglo XIII.

MT: Hay dos compositores de aquella época que tienen dos nombres muy similares, Léonin y Pérotin, y hace mucha gracia: son como los Zipi y Zape de ese tiempo. Era una música vocal muy sencilla, y vocalmente tampoco era necesario hacer muchas filigranas para que impresionara, porque los espacios donde se cantaba seguramente cantar una monodía con muchas voces generaba unas resonancias y un resaltamiento de armónicos que ya era un gran tripi para cualquiera que lo escuchara. Nos hacía mucha ilusión cantar en octavas y encontramos como la ocasión perfecta de hacerlo.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tenéis relacionado con la música?

MT: Descubrir lo que es cantar en un coro fue muy heavy.

HR: Yo iba a decir lo mismo.

MT: Cantamos en un cor de la escuela de música de Can Ponsic, a los 15 o 16 años. El coro se hacía los viernes por la tarde, de siete a nueve, o de seis a ocho. Cuando me apunté a la escuela de música me dijeron que si quería dar clases de piano y clarinete también debía hacerlas de canto coral. Pero descubrir que era en la tarde del viernes, fue como: "Qué rollo, pero si es el día de ir al parque a comer galletas con los colegas. Que heavy que me hagan hacer esto". Pero pasamos por el tubo, y después era sagrado. Era la mejor tarde de la semana: estar con veinte o treinta cantantes, sentirte dentro de la armonía, simbiotizarte de esta forma con toda esta gente y descubrir música superheavy, porque el director nos ofrecía un repertorio extraño, con colores armónicos superlocos... Yo allí tripaba bastante fuerte.

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HR: Creo que las veces que más me he emocionado haciendo música ha sido en experiencias corales, de escuchar muchas voces a mi alrededor y tú tener que, simplemente, formar parte de aquello, escuchar muchísimo, fusionarte y estar al servicio del sonido. O haciendo música con gente muy querida, sea en el escenario o ensayando, da igual, pero hacer música con gente que amas es brutal.

En estos años ha tenido el apoyo de la Fira Mediterrània de Manresa y del Sónar. ¿Qué importancia han tenido para Tarta Relena?

HR: Son dos proyectos de naturaleza muy diferentes, pero que nos han acompañado mucho desde el principio del proyecto. La Fira Mediterrània fue casi el primer festival que apostó por nosotros; hemos estado cinco veces con diferentes proyectos. Tiene una mirada muy puesta en la raíz y la tradición, pero ultraabierta; da espacio y escaparate a muchos artistas que quieren explorar en estos márgenes, pero que a la vez caben y tienen un discurso muy bien montado. Nos funciona mucho ser parte de la Fira Mediterrània. Y el Sónar, que tiene toda la parte de vanguardia, de apostar por nuevos...

MT: Sónar también busca generar una comunidad artística local, y eso está siendo muy bonito.