Resucitados y en su casa: magnífica resolución artística del Orfeó Català

A principios de abril, el Orfeó Català visitó Estocolmo para ofrecer, con la Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca, una vibrante interpretación de la segunda sinfonía de Mahler (Resurrección), con dirección de Daniel Harding. Ahora, ese mismo programa y con los mismos intérpretes se ha podido ver y oír en Barcelona.

Como no pudimos escuchar (ni en vivo ni en diferido) la velada sueca, es difícil establecer comparaciones. A Barcelona ha llegado una versión intensa, vibrante e incluso me atrevería a llamar asombrosa de la página sinfónica del músico austríaco.

En la segunda de las diez sinfonías que Mahler gestó a lo largo de su vida, se apuntan ya aquellos estados anímicos ambivalentes que definirían la personalidad del autor deEl canto de la Tierra. Contrastes expresivos y dinámicos que sintetizan la personalidad compleja del autor, aquí por primera vez apoyándose en la voz humana.

Por eso, es necesario que la dirección de la pieza apunte claramente a una visión programática de la página, sin perder la coherencia discursiva a lo largo de noventa minutos de densa información musical. Y fiel a las muchísimas indicaciones de Mahler que pueblan la partitura de forma obsesiva. En este sentido, la batuta de Daniel Harding se mostró fuertemente compenetrada con el espíritu de la obra, frente a una orquesta dúctil, precisa y de sonoridad corpórea, con excelente salud a las diversas familias instrumentales que la integran.

Bien complementada por las voces solistas de la soprano Johanna Wallroth y por la mezzosoprano Avery Amereau, la parte coral merece un capítulo aparte. ajustada y medida a un tipo de registro que no es teatral ni oratorial, pero que quiere erigirse en transmisor de un mensaje sobre el que también hay reflexión: en este caso, sobre el sentido de la resurrección, con ideas del propio Mahler.