Festivales de música

Oques Grasses hace historia con 20.000 personas en la nueva Arena de Figueres

La Acústica acoge el penúltimo concierto de la gira del 2025 de la banda de Osona en un nuevo recinto a las afueras de la ciudad con asistencia de récord

HiguerasConcierto histórico deOcas Grasas a la Acústica de Figueres. El sábado por la noche, el festival alto-ampurdanés, que despide las vacaciones de verano con decenas de actuaciones al aire libre, estrenó un nuevo recinto en las afueras de la ciudad pensado para albergar grandes eventos. Y lo hizo de la mejor forma posible: convocando al grupo más potente y seguido del panorama musical en catalán, que agotó hasta 20.000 entradas. Concierto que ha sido, sin duda, uno de los más multitudinarios –si no el que más– celebrado nunca en las comarcas gerundenses. Una auténtica locura. 20.000 personas equivalen a casi la mitad de toda la población de Figueres. Y es más que un Palau Sant Jordi.

El público, bastante juvenil y familiar, era mayoritariamente local o de Girona, pero también venido expresamente de Barcelona, ​​e incluso de Tarragona o Lleida. La ocasión lo valía, porque el de Figueres era el penúltimo concierto de la gira de Oques Grasses del 2025, que culminará el 1 de noviembre en Montmeló, dentro del festival Cabró Rock, también con un concierto masivo y con las entradas agotadas ya desde hace tiempo. Y para los fans, cada una de estas citas tiene un valor muy especial, ya que planea la sospecha de un adiós más o menos prolongado de la banda de Osona. De hecho, el nombre de la gira, Coda, en terminología musical, ya hace referencia al pasaje final del último movimiento de una pieza, quien sabe si en alusión velada a esa posibilidad de despedida.

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Un polígono convertido en escenario de gran festival

Para mover a tantísima gente, la logística no es fácil, pero la fórmula de la organización fue bastante efectiva para evitar colapsos y hacinamientos críticos. El nuevo recinto de la Acústica (de nombre Arena) se emplaza en un gran descampado en las afueras, detrás de la estación de tren, rodeado de polígonos industriales y cerca de la carretera nacional. Una ubicación lo suficientemente cercana para que los figuerenses puedan desplazarse a pie, pero a la vez lo suficientemente alejada para evitar que la cola de coches que vienen de fuera paralice el centro. Como era de esperar, los aparcamientos habilitados se llenaron enseguida, y todas las calles del polígono quedaron apretados de coches aparcados en las aceras y arcenes de las naves, con permiso expreso de la policía municipal. Eso sí, las retenciones en las rotondas fueron inevitables: quienes no fueron con tiempo se perdieron el inicio del concierto y, a la salida, cuando todo el mundo cogió el coche a la misma hora, los atascos hicieron perder los nervios a más de un espectador.

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Luz, fuego y emoción

En Cataluña sólo Oques Grasses goza de tanto poder de convocatoria. El grupo lleva quince años subiendo a los escenarios y ha consolidado una propuesta única y original que mezcla con inteligencia ritmos alegres, letras divertidas y melodías bien pensadas. En los últimos discos, sobre todo en Fruto del delirio (2024), sin perder la esencia del guitalele y la voz agudísima de Josep Montero, el grupo ha incorporado más tralla, beatos electrónicos y sonidos urbanos, además de un tono aún más irónico en las rimas. Temas como Jubilarme, ¿Cómo está el patio y Hacia arriba hicieron vibrar al público de la Acústica, muy emocionado, contagioso y entregado, y también sonaron con bastantes canciones más o menos recientes como Petarlo, John Brown o Vuelvo a ser yo, aparte de los míticos Culo o Pasos importantes. Todo ello realzado por un directo muy potente que combina juego de luces, pantallas, vídeos en directo, fuegos, pirotecnia, máscaras y coreografías. Y, por último, no podía faltar La gente que quiero, la declaración de amor más sincera de la banda al público que les ha acompañado durante tantos años.

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