Del Procés a la pandemia: los nuevos mediáticos de Sant Jordi

Doctores y afectados de covid relevan a los políticos entre las novedades de libros de no-ficción

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Alguns de los autores de libros de este Sant Jordi

Barcelona“¡Somos los mediáticos del 2021!”, me dice medio en broma Salvador Macip, escritor, doctor e investigador de la Universidad de Leicester, cuando le señalo que este Sant Jordi cada doctor tiene su libro y que la temática pandémica ha relevado el alud de novedades sobre el Procés que había colapsado los estantes de ensayo en los últimos años. “No se me hubiera ocurrido nunca que me podría encontrar en primera fila mediática, muy bien acompañado de profesionales que normalmente no tienen este tipo de acceso a los medios. Es una popularidad que no me ha dado ningún libro antes y que hubiera preferido ahorrarme”, asegura el autor de Lecciones de una pandemia. Es natural que, ante una crisis que ha impactado absolutamente a todo el mundo, los editores hayan tirado la caña a los más entienden y a los que han vivido más directamente la gestión de la crisis.

Glòria Gasch, editora de Columna, le envió el primer mail al epidemiólogo Oriol Mitjà el 9 de marzo del 2020. “Estábamos al borde del precipicio y él llevaba días avisando, hablando como hablaba”, explica. Gasch enseguida le propuso hacer un libro “de lo que vendrá”, pero el infectólogo “estaba por la labor de resolver el problema que teníamos encima”. Eso sí, se lo apuntaba todo en libretas. “El libro se estaba gestando, pero hasta que no tiene una rendija para hacerlo no se pone a hacerlo”. Un año a corazón abierto acaba de salir y ha vendido, en cuatro días, 4.000 ejemplares, según la editora.

En el año que ha pasado desde el primer contacto, Mitjà se convierte en un fenómeno mediático y un azote de la gestión política, no exento de polémica. “A medida que avanzan los meses, me doy cuenta de que no sabemos nada de él. En el libro se ha abierto en canal, ves a una persona sincera, honesta, vulnerable, autocrítica y que explica los hechos que vivió desde dentro”. Otro testigo privilegiado es el del president QuimTorra, que en Les hores greus (Símbol) relata desde el inicio del confinamiento hasta su inhabilitación cinco meses después. “El éxito del libro se debe a que la gente se sintió muy acompañada durante sus comparecencias de los domingos. Entraba en casa de la gente para explicar la verdad de aquellas circunstancias”, dice el editor Jaume Ciurana, que reconoce también el morbo político del documento.

Símbol también ha publicado el libro de Gemma Bruna 2 metges i 1 pandemia. La vida i el que l'envolta, una conversación entre el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, y el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, dos nombres que también se nos han hecho familiares en los últimos meses. “Son dos libros oportunos, no oportunistas –afirma Ciurana–. Hablan de sentimientos que fueron compartidos por mucha gente y tienen vocación de durar como testimonio, aportan reflexiones sobre la tolerancia de la sociedad a la muerte, el miedo al dolor, la vulnerabilidad, la soledad...” También han escrito libros en primera persona algunos de los afectados por el virus, como Tatxo Benet, Lluís Bassets y Jordi Basté, que publica Sol com un mussol con epílogo del propio Jaume Padrós.

Más allá del testimonio, se añaden a los estantes de no-ficción algunos ensayos más teóricos, como L'art de persistir de David Bueno o las propias Lecciones de Macip, que cree que “en el siglo XXI nadie puede vivir de espaldas a la ciencia”. “La pandemia ha puesto de relevancia que hay interés para saber más cosas, y que hay expertos que pueden ser grandes divulgadores, estimular el debate y la reflexión”. A nivel editorial, “los libros de no-ficción responden claramente a dar respuestas al mundo que estamos vivimos, a los problemas que nos preocupan”, expone Gasch.

¿El Procés se ha agotado?

La demostración de que los libros de la pandemia han sustituido a los del Procés es la trilogía de libros del fotógrafo Jordi Borràs para Ara Llibres. Días que durarán años hablaba del 1-O (y vendió 40.000 ejemplares), La força de la gent abordaba la sentencia y los hechos de Urquinaona y el último, L'any sense primavera, muestra calles vacíos y sanitarios ajetreados. “Son momentos clave de la historia actual”, dice Joan Carles Girbés, director editorial de Ara Llibres, que no cree que la pandemia sea un filón muy atractivo. “Del Procés querías saber más, tú eras protagonista, era positivo y aspiracional; la pandemia solo quieres que pase, no quedará un recuerdo bonito a nadie”. Cree que todavía falta distancia para hacer un buen análisis y, encima, se suma la fatiga pandémica. 

Pero el Procés también parece exprimido. Queda lejos el hito de los 30.000 ejemplares vendidos de Tota la veritat o els 50.000 d'Operació urnes (Columna). “El Procés, como la misma palabra, está agotado porque estamos todos agotados. Se ha perdido la ilusión y la épica del 1-O; quedan unos protagonistas remarcables y ya no queda nada más”, dice Gasch. ¿Se han acabado los libros del Procés? “El Procés no se ha acabado –rebate Ciurana–, así que ya lo veremos. Es evidente que en la medida en que los protagonistas ya se han explicado, queda poco que decir; tiene que pasar más tiempo para explicar las cosas que no se hayan podido decir”, añade el editor y exconcejal de CiU.

“Es normal que cuando hay interés por un tema se acabe saturando el mercado –opina Salvador Macip–. Pero creo que se tiene que aprovechar el momento para hablar, cuando lo tenemos todo fresco. Lo peor sería que no hubiéramos aprendido nada de esta pandemia. Por otro lado, como toda situación de crisis extrema, es un elemento narrativo muy poderoso, y será interesante ver cómo se explotará en la ficción”. “Yo aconsejo a los autores de narrativa que no pongan pandemia en las novelas. Estamos hartos. Queremos hacer vida normal. Si no viene el covid-25, yo no haré ningún otro libro. Se tiene que dosificar”, dice Gasch, que ya está pensando qué vendrá después. Una consecuencia serán las enfermedades de salud mental y, otra, el estallido de alegría. “Tenemos que estar preparados para los libros que haya aquí”, avanza. Quién sabe si los libros de médicos han llegado para quedarse.

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