Cinema

Quim Gutiérrez: "Trabajando en Francia te das cuenta de lo que significa haber pasado por cuarenta años de desierto cultural en España"

El actor consolida su relación con el cine francés con la película 'Madeleine Collins'

BarcelonaLa relación de Quim Gutiérrez (Barcelona, 1981) con el cine francés es cada vez más profunda: el personaje que interpreta en la película de Antoine Barraud Madeleine Collins, que llega este viernes a los cines después del estreno en la pasada Muestra de Venecia, es el que tiene más matices y más recorrido emocional. “Tengo un personaje complejo por la historia misma y por su psicología; realmente era irrenunciable, no tuve que pensarlo mucho”, dice el actor barcelonés.

El personaje de Gutiérrez en Madeleine Collins es Abdel Soriano, un hombre de quien no queda claro si es de origen español o marroquí. Esto le permitió tener un cierto acento hablando en francés, pero trabajar en una lengua extranjera es siempre un reto. “Hay dos áreas a trabajar en relación con la lengua en las películas extranjeras –explica–: una es el idioma y conseguir un nivel de acuerdo con el personaje, esta es la parte más técnica”. La otra, dice, es más "interpretativa": “Tiene que ver con cómo organizamos las emociones a nivel mental con el lenguaje; las connotaciones que tiene decirle a alguien te quiero tanto en catalán como en castellano no son las mismas que en francés, porque son emociones que no has expresado nunca en francés. Esto que puede parecer tan insignificante, para mí, es el inicio de la interpretación. Creo que es una cuestión de tiempo y de hacer camino emocional en otro idioma hasta que consigas que sea tan pleno como en el tuyo”.

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La protagonista de Madeleine Collins es una de las actrices de moda en Francia en los últimos años, Virginie Efira, que se pone en la piel de Judith, una mujer que lleva una doble vida entre Suiza y Francia. Por un lado, tiene una hija con Abdel y, por el otro, dos hijos mayores con Melvil (Bruno Salomone), y a lo largo de la película el espectador ve cómo este equilibrio tramposo se irá rompiendo. La doble vida de Judith también hace pensar que los personajes con una doble vida acostumbran a ser hombres y que Abdel tiene que asumir una postura que le puede resultar incómoda. “La película habla claramente de esto –explica Gutiérrez–. Mi personaje se dedica a la crianza de la hija de una manera entregada, aunque probablemente es poco hábil emocionalmente. No es la de alguien que busque la paridad de las tareas en casa, y sin duda verse en esta posición lo molestaba, y creo que claramente se imaginaba que estaba haciendo de mujer”.

Quim Gutiérrez entró en el proyecto en 2016, pero quedó aplazado por razones financieras hasta 2019. Fue entonces cuando hizo una prueba con Virginie Efira. “El entendimiento con Virginie desde el primer momento fue fantástico”, dice Gutiérrez, aunque la falta de dominio del francés le dificultó seguir el humor de la actriz y el director. “¡El casting fue horrible! –recuerda Gutiérrez–. Todo lo que tiene que ver con la interpretación estuvo muy bien, pero tengo que reconocer que lo pasé fatal durante todo el proceso de llegar al piso donde hacíamos la prueba porque hacía tiempo que no hablaba francés y Antoine y Virginie se pusieron a hacer bromas y comentarios, ¡y yo no entendía nada!”.

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Madeleine Collins es la tercera película francesa de Quim Gutiérrez después de Los ojos amarillos de los cocodrilos (2014) y Wùlu (2016), y sus próximos proyectos también están vinculados con Francia: Un año, una noche, de Isaki Lacuesta, sobre el atentado en la sala Bataclan de París, y École de l'air, de Robin Campillo, el director de 120 latidos por minuto (2017). “Ha pasado mucho tiempo entre unas y otras. Las películas francesas tienen una presencia muy puntual en mi trayectoria”. Aun así, Gutiérrez asegura que estaría “encantado” de tener una relación tan sólida con el cine francés como la que tiene el actor catalán que más ha trabajado ahí, Sergi López. “En Francia la industria se aguanta encima de un espectador que entiende la cultura de una manera muy diferente de cómo se entiende aquí. Trabajando en Francia te das cuenta de lo que significa haber pasado por cuarenta años de desierto cultural en España. En España se entiende mucho el cine como entretenimiento y el porcentaje que lo percibe como cultura no permite que se sostenga; esto hace que los géneros en los que podemos trabajar sean los más propios del entretenimiento, el thriller y la comedia”, concluye.