Adiós a 'Mar i cel': "Lo he visto 52 veces. Tengo 90 años y estoy muy triste"
Dagoll Dagom pone punto final a su historia con una última función del musical emocionante
BarcelonaEl mar es como un desierto de agua y, desde este domingo, está también algo de luto. Los piratas de Mar y cielo han desembarcado definitivamente después de más de 1.600 funciones. La última representación del musical, que ha tenido lugar en el Teatre Victòria (donde ya se estrenó en 1988), es a la vez la despedida de Dagoll Dagom, la emblemática compañía de Joan Lluís Bozzo, Anna Rosa Cisquella y Miquel Periel. A lo largo de 50 años, y con espectáculos como Antaviana (1979), El Mikado (1986) y Flor de noche (1992), Dagoll Dagom ha dejado una huella profunda e inolvidable en la historia del teatro catalán.
"Hemos pasado muchos finales de espectáculos, pero éste es el definitivo. La gente de hoy, la recordaremos mucho", ha dicho Cisquella antes de la función. Bozzo ha comparado la experiencia con "estar en el propio funeral" y Periel ha confesado que se ha puesto "una coraza" y piensa que es "un espectáculo más" para no tomar conciencia –todavía– del final. Dagoll Dagom ha terminado en lo más alto, con las entradas de la cuarta reposición de Mar y cielo agotadas desde hace meses y el público y la crítica entusiasmados. "Ver que el espectáculo no se ha deteriorado, que sigue muy vigente, es el mayor premio de consolación", ha subrayado Cisquella.
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En los camerinos, antes de levantar el telón, las risas y los nervios se mezclaban con las lágrimas y algún abrazo de más. Para el actor Xavi Fernández, la función de este domingo es también el fin de un camino en su trayectoria profesional. Cuando Fernández vio Mar y cielo en la primera producción, decidió que quería dedicarse exactamente a esto. Y lo consiguió: en el 2004 lo cogieron para interpretar a Don Carlos, un papel que repitió en las reposiciones de 2014 y también la del 2024. "Es una parte muy importante de mi vida. Sé que ha llegado a mucha gente. Algunos me cuentan que la cantan en Navidad, otros la vieron cuando iban al instituto y ahora vienen con sus hijos. Todo esto me ha marcado", ha explicado Fernández. Vendrán otros caminos a los escenarios, pero el de Mar y cielo le recordará siempre de una manera especial.
Traspasar el legado a los hijos
La vida de algunos espectadores también se puede seguir a través de la historia de amor imposible de Blanca y Saïd. Por ejemplo, la de Marta Robert, una de las fans históricas del montaje. "He visto Mar y cielo 52 veces. La primera fue en 1988. Me entusiasmó tanto que me enganché, y ahora estoy aquí cada dos por tres", ha señalado desde el vestíbulo del teatro, antes de empezar la función y fuertemente conmovida: "Tengo 90 años de sentir que nunca la veré más".
Oriol Castro –de nueve años–, en cambio, está a punto de vivir una experiencia todavía desconocida acompañado de su madre, Mireia Gamell. "Mi madre siempre me ha explicado que, cuando estaba embarazada de mí, vino a ver Mar y cielo. En un momento dispararon un disparo y yo me asusté e di un bote dentro de la barriga", ha explicado Oriol. Ahora, por primera vez, verá con sus propios ojos el espectáculo. "Le hemos dicho que es un momento muy importante, porque es la última vez de Mar y cielo. Quiero traspasarle este legado y que lo viva", ha subrayado Gamell. Como ellos, cerca de 1.200 personas no han querido perderse este instante irrepetible. Al patio de butacas del Victoria, lleno a rebosar, también han asistido el presidente del Parlament, Josep Rull, y la consellera de Cultura, Sonia Her. lección de amor en el teatro
"Muchas gracias, Dagoll Dagom, por apostar siempre por la música en directo", ha dicho el director de la orquesta, Joan Vives, en el inicio de la representación, que esta vez ha sido algo más larga por los efusivos aplausos entre escena y escena, especialmente en las más conocidas como los ya clásicos Por qué he llorado y El himno de los piratas. Antes de bajar definitivamente el telón y tras una fervorosa ovación de más de cinco minutos por parte del público, Dagoll Dagom ha reunido a todo el equipo en el escenario.
"Sois los representantes de los cinco millones de espectadores que nos han seguido a lo largo de la historia", ha dicho Cisquella al público, entre lágrimas, y después ha enviado un agradecimiento para las instituciones. Periel ha recordado "a las más de mil personas" que han trabajado con ellos, "especialmente las que ya no están". Y Bozzo ha remachado la despedida así: "Nunca ninguno de nosotros ha sentido la necesidad de ir a otro sitio. Siempre hemos pensado que lo que estábamos haciendo era más fuerte e importante que lo que cada uno individualmente podíamos hacer. Esto es una lección de humildad y de amor al teatro".
Se ha cerrado una época para Mar y cielo, pero queda un pequeño resquicio para quien quiera hacerla revivir. Bozzo, Cisquella y Periel dejan la puerta abierta a otras empresas teatrales para que la adopten como una franquicia. También han hecho, conjuntamente con TV3, una grabación en alta calidad del espectáculo que confían en poder estrenar en el cine. Mientras, el barco tirará el ancla en el almacén de la compañía, a la espera de que las velas se hinchen de nuevo y el viento lo lleve como un caballo desbocado por otro teatro.