Teatro

Jordi Casanovas: "Lo más terrorífico que he vivido nunca es el nacimiento de mi hijo"

El dramaturgo y director de Vilafranca estrena 'Allá lejos hay una caseta' en el Temporada Alta y la Sala Beckett

BarcelonaCuenta la leyenda que muchos siglos atrás, mientras una mujer caminaba por el bosque, se topó con una cueva de la que salía el grito de una criatura. Dentro de la cueva encontró una goza que sostenía a un bebé en brazos y, toda preocupada, lloraba porque no podía alimentarle. La mujer se llevó al niño para amamantarle durante un año y, en recompensa, la goza le otorgó favores mágicos. Es una de las leyendas que ha recogido en estos últimos años el dramaturgo y director Jordi Casanovas (Vilafranca del Penedès, 1978), que desde que vive en Girona se ha ido interesante por "las narraciones y las canciones orales" de las comarcas gerundenses. "Coincidí con la gente del Cantuto en 2022, en la entrega de los Premios Nacionales de Cultura, y pensé que estando tan cerca estaría bien hacer algo juntos", explica Casanovas.

Aunque no han colaborado directamente, los responsables del Càntut le sugirieron algunas canciones que han acabado siendo el punto de partida deAllí lejos hay una casita, una obra teatral de terror interpretada por las actrices Cristina Arenas, Meri Yanes y Mercè Pons, las tres gerundenses. El espectáculo se podrá ver del 3 al 6 de octubre en la Sala Kropotkin de la Factoría Cultural Coma Cros de Salt, dentro el festival Temporada Alta, y del 31 de octubre al 24 de noviembre en la Sala Beckett de Barcelona. "Quería ver si se podía escribir una historia de terror a partir de narraciones orales catalanas. Es algo que hacen mucho los japoneses o los irlandeses, por ejemplo, que tienen un gran imaginario popular y lo utilizan en sus ficciones, a veces para crear relatos inquietantes o terroríficos", dice Casanovas, quien cree que "muchas canciones y leyendas aparentemente dulces tienen una cara oscura, porque son moralizadoras y tienen que ver con el castigo".

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Una pesadilla ambientada en el valle de Llémena

La protagonista deAllí lejos hay una casita es una chica embarazada que se va de casa porque descubre que su marido es un maltratador. Al sentirse sola, decide ir a encontrar a dos comadronas que le ofrecen un parto natural, en la montaña, en sintonía con las fuerzas primigenias de la tierra. Según Casanovas, la joven "busca huir de dos terrores": "Lo primero es que la criatura se parezca al padre. Y el segundo, que a la criatura le pueda pasar algo grave por culpa de las decisiones que ella ha tomado, desde huir hasta marcharse sola en una masía abandonada". "La obra no pretende asustar a la gente, sino generar una tensión constante durante una hora y diez minutos, porque el público observa cómo una persona se ha metido en la garganta del lobo y no sabe cómo salir", añade el dramaturgo .

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A Casanovas se le ocurrió esta historia a raíz de una vivencia personal: "Me di cuenta de que lo más terrorífico que he vivido nunca es el nacimiento de mi hijo. Al final todo fue muy bien, fue un día maravilloso , seguramente uno de los más felices de nuestra vida, pero fue un parto largo y complicado. Nos culparon de unas decisiones que habíamos tomado que no eran ni mucho menos tan graves como nos las planteamos. , nos vendían imágenes y pensamientos terroríficos. Era un parto de hospital, todo muy convencional, pero estuvimos sometidos a un terror psicológico".

La masía donde transcurre la acción está situada en el valle de Llémena, cerca del santuario de Rocacorba, y las leyendas que se mencionan en la obra son específicamente del Gironès, el Empordà y la Garrotxa. Sin embargo, Casanovas cree que muchos de estos relatos son compartidos con otras comarcas del país. "En una escena, por ejemplo, aparece la leyenda de la piedra del diablo, que también se explica en otros lugares de Catalunya, sobre todo donde hay dólmenes", explica el dramaturgo.