Estreno teatral

La obra más representada en Estados Unidos que nunca se había visto en Cataluña en catalán

Ferran Utzet dirige quince actores en 'La nostra ciutat', de Thornton Wilder, en el Teatre Lliure

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'Nuestra ciudad', dirigida por Ferran Utzet y con quince actores en escena en el Lliure de Montjuïc.

BarcelonaDice la leyenda que cada noche se representa en algún lugar de Estados Unidos Nuestra ciudad de Thornton Wilder (1897-1975), considerada "la mejor obra americana que jamás se haya escrito", en palabras de Edward Albee. Y, pese a ser una obra icónica del repertorio, el Terra Baixa norteamericano, nunca se había representado en el teatro profesional catalán en catalán: el 1945 en el Teatre Romea se programaron cincuenta funciones de la adaptación en castellano de José Juan Cadenas para la compañía del Teatro María Guerrero de Madrid. Nuestra ciudad también es un título muy popular entre los estudiantes de teatro y las compañías amateurs, porque es una obra coral que permite colocar en el escenario a una veintena de intérpretes. Hoy solo un teatro público podía atreverse a hacer un montaje de esta envergadura y ha sido el Lliure: es el espectáculo que inaugurará la temporada en la sala grande, desde este miércoles hasta el 12 de noviembre.

Ferran Utzet, un director vinculado a la Biblioteca de Catalunya (Dansa d'agost, Sopa de pollastre amb ordi), se atreve con la obra más ambiciosa y con una compañía capitaneada por Rosa Renom como narradora y nombres como Paula Malia, Guillem Balart, Carlos Martínez, Rosa Boladeras y Albert Triola. "A La nostra ciutat el protagonista es el paso del tiempo y lo que pasa es la vida", dice el director del Libre, Juan Carlos Martel. Aunque es una obra escrita entre guerras, en 1938, la acción se sitúa a principios del siglo XX y explica qué ocurre durante doce años en una aldea estadounidense, en el imaginario Grover's Corner, donde acompañamos a sus ciudadanos en la vida ordinaria: vemos cómo se enamoran, viven, se casan, tienen deseos y hacen planes de futuro. "Curiosamente, es una obra desprovista de conflicto y nos demuestra que no es necesario para atrapar y ser cautivadora. La obra captura lo invisible, que es la fugacidad de la vida y la forma de vivir de manera plena y consciente este regalo que es la vida", explica Utzet.

Un acontecimiento teatral

Por mucho que Thornton Wilder no sea tan conocido aquí como los cuatro ases estadounidenses –Henry Miller, Tennessee Williams, Edward Albee y Eugene O'Neill–, no es ni mucho menos un desconocido: ganó tres Pulitzer y es autor de las novelas Los idus de marzo y El puente de San Luis Rey, además de una pequeña joya que ha hecho fortuna en el teatro catalán, La larga comida de Navidad. Este fue justamente el embrión de La nostra ciutat, una obra metateatral que "utiliza los mecanismos del teatro épico, el distanciamiento brechtiano, al servicio de una historia que nos apela a todos porque responde a lo que ya se preguntaban los griegos y se preguntan los manuales de autoayuda, que es cómo vivir el presente, cómo disfrutar de la vida y aprovecharla", dice Utzet.

Actualmente, tener quince actores en escena es todo un evento teatral. "Tiene una energía poderosa y cautivadora", asegura Utzet. Y tiene sentido porque la obra también es "un elogio a la vida en comunidad, aunque también enseñe las grietas", dice Llàtzer Garcia, que se ha ocupado de limar la dramaturgia para acercarla a nuestros días, pero sin cambios substanciales. "También es un elogio del hecho teatral", añade. Wilder defendía el poder de la ficción y de la imaginación del espectador y por eso pedía un espacio vacío, sin utillaje, focalizado en los actores y sus movimientos.

"Es una obra muy humanista", dice Garcia. Wilder tiene esperanza en el amor y en la fuerza de la comunidad. Y, sin embargo, el texto también permite intuir el rastro de la guerra al tiempo que anticipa el mundo que vendrá: "Desde esta comunidad idílica, te hace intuir la semilla del capitalismo y el individualismo", afirma Utzet.

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