Pedagogía necesaria sobre la dependencia

La lucha por la adecuación de los transportes y de los edificios públicos para las personas con diversidad funcional ha sido constante. La de mejorar la vida de estas personas también. Mientras podemos andar con normalidad no valoramos las ventajas de la movilidad sin restricciones, pero cuando, por un accidente, nuestro cuerpo permanece anclado en una silla de ruedas enfrentamos la vida de otra forma. Y, todo sea dicho, nada fácil. Y eso es lo que le ha ocurrido a la madre de Amanda mientras limpiaba. La hija se dirige a una oficina de vida independiente para informarse sobre cómo solicitar las ayudas para la dependencia. Allí se encontrará Benito, un hombre en silla de ruedas, voluntario de la organización para ayudar a los afectados.

La valenciana Núria Vizcarro es muy consciente de la problemática de las personas con diversidad funcional, pero también de las necesidades de los asistentes que les ayudan en sus vidas y aún más de la ignorancia supina de la mayor parte de la población sobre las peculiaridades de todo. Y es así que la autora se propone llenar este vacío con una obra de teatro juguetona que tiene algo de pedagogía necesaria facilitando informaciones muy precisas, como el decálogo de las microagresiones que pasan desapercibidas pero que pueden herir a las personas enfermas.

Diríamos que la obra alcanza su objetivo didáctico con una estructura dramática entre la clase magistral y la conferencia, que facilita el acceso a la función a las personas sordas o ciegas, ya sea con un actor que cuenta la historia con la lengua de signos ya sea con la secretaría de qué ocurre o pasará que hace. Al fin, pues, una función con varios lenguajes con una mínima pero entrañable historia humana muy bien dirigida por Carmen Marfà. Una propuesta de interés más humano que teatral para todos los públicos y que es muy adecuada para los jóvenes que conformarán los modos del futuro en la sociedad.