Artes Escénicas

Polémica en el Lliure porque el teatro no respeta los derechos de los traductores

La Asociación de Escritores en Lengua Catalana exige el reconocimiento de la autoría y que se paguen los derechos

BarcelonaLa nueva temporada del Teatre Lliure, que se presentó el 14 de junio, apenas ha arrancado y ya está rodeada de polémica con un nuevo melón empezado: los derechos de los traductores. Todo empezó el 16 de junio con un tuit del profesor del Institut del Teatre Lluís Hansen Fors, que se preguntaba por qué el Lliure no especificaba quién había hecho la traducción de La gaviota, El misántropo, Hamlet y Electra, pero sí las de The employees, La herencia y Una especie de Alaska.

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Desde el Teatre Lliure se hizo un comunicado en el que se especificaba que La gaviota, que se podrá ver a partir del 3 de octubre, no es una traducción: "Es una reescritura libre de la obra original. El texto que presentaremos es un texto completamente nuevo y escrito, de forma específica, para el espectáculo que tenemos previsto estrenar". Y especificaba que los adaptadores habían consultado traducciones de las dos versiones francesas traducidas del ruso por André Markowicz y Françoise Morvan, la traducción al castellano de Agusto Vidal y las traducciones al catalán de Cristina Genebat y Raquel Ribó. Y detallaba que con una "inequívoca voluntad de transparencia", una vez estrenada la obra se pondría el texto "a disposición de quien lo requiera para poder valorar su originalidad".

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La Asociación de Escritores en Lengua Catalana (AELC) ha insistido en que se trata de un caso de "mala praxis": "No acreditar la autoría de las traducciones, así como modificar o adaptar obras traducidas sin el consentimiento explícito del traductor, supone una vulneración flagrante de los derechos de autor, tanto de los derechos morales –que son irrenunciables, inalienables e imprescriptibles– como de los derechos patrimoniales”.

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El presidente de la AELC, Sebastià Portell, está indignado: "En ningún momento cuestionamos que se hagan adaptaciones, pero sí pedimos que se respeten los derechos de los autores, tal y como estipula la ley de propiedad intelectual". El caso del Lliure no es una excepción. Entre los asociados a la AELC, existen 400 traductores. "Hemos hecho un correo a todos estos asociados y muchos nos han respondido que sospechan que sus traducciones han sido utilizadas en esta temporada y en anteriores. No sólo en el Lliure sino también en otros teatros". Desde la AELC exigen transparencia, que se especifique el nombre de los traductores no sólo de La gaviota sino también de las demás obras, que se solicite el consentimiento de los traductores para utilizar sus obras y que se paguen los derechos de autor. "Por desgracia no podemos sugerir un porcentaje, pero los derechos de traducción suelen ser un 2%, y, en el caso de representaciones teatrales, si no existen otras autorías, de un 10% o más. En todo caso se debería remunerar de forma proporcionada", dice Portell.

Tras el intercambio de tuits y comunicados, finalmente, la AELC y la dirección del Teatre Lliure han decidido reunirse para intentar encontrar una solución.