'El último duelo': la épica medieval reenfocada desde la perspectiva del Me Too
Ridley Scott demuestra que mantiene la buena forma como director de grandes producciones históricas
'El último duelo'
(3,5 estrellas)
Dirección: Ridley Scott. Guión: Nicole Holofcener, Matt Damon y Ben Affleck. 152 min. Estados Unidos y Reino Unido (2021). Con Matt Damon, Adam Driver y Jodie Comer. Estreno en cines
El nuevo drama histórico del director de Blade Runner y Gladiator parece estructurado con el efecto Rashomon: un mismo acontecimiento, la violación de Marguerite (Jodie Comer) por parte de Jacques (Adam Driver), un antiguo compañero de armas de su marido Jean (Matt Damon), está explicado desde diferentes puntos de vista que no concuerdan. Pero Ridley Scott, y los tres guionistas, Damon, Ben Affleck y Nicole Holofcener, llevan a cabo un cambio clave. Al contrario del film de Akira Kurosawa que inspiró este recurso, aquí una de las perspectivas se considera la verdadera. El último duelo no pretende cuestionar el acceso a una verdad objetiva a partir de testigos subjetivos como hacía el clásico japonés, sino evidenciar cómo la experiencia femenina de la violencia machista ha quedado invisibilizada o tergiversada por las visiones masculinas erigidas en relatos hegemónicos y universales.
Inspirada en un caso real en la Normandía del siglo XIV, El último duelo demuestra la pericia de Scott para conducir una épica medieval de aires clásicos y personajes sólidos, un film en el que el latido físico de la historia todavía se hace notar en las localizaciones y las batallas, en lugar de abandonarse al simulacro digital que domina las producciones de época. Pero la estructura a priori destinada a otorgar complejidad a la película acaba derivando en cierta simplificación del mensaje que quiere proclamar. Los dos hombres protagonistas encarnan sendas tradiciones cuestionadas de masculinidad: Jean, como el caballero íntegro y rudo, en oposición al espabilado y libertino Jacques. Aun así, ninguno de los dos deriva en la mera caricatura. A pesar de que la Jodie Comer de Killing Eve inyecta al personaje todo tipo de matices, Marguerite, en cambio, queda reducida a encarnar el contrapunto feminista, sin más complejidades o aspiraciones. Esta contradicción se acentúa en el tramo final, cuando el ataque a la mujer parece una excusa para que los dos hombres recuperen el protagonismo en el duelo del título que los acaba enfrentando, que por otro lado es uno de los mejores momentos de esta película que guarda como principal sorpresa el papel secundario que se ha reservado Ben Affleck.