45 años de la portada más repugnante

2 min
Portada de la revista 'Don balón'

No os habéis equivocado de columna. Esto que estáis leyendo no es el Pareu màquines de Àlex Gutiérrez, pero hoy se asemejará un poco, puesto que el martes se cumplirán 45 años de una de las portadas más nefastas de la historia de la prensa española. El 30 de noviembre de 1976 las personas que pagaron 45 pesetas por comprar la revista Don balón se encontraron con este titular en portada: “¿Hombre o mujer? Estalló la polémica. La máxima encestadora de la Liga Femenina de baloncesto, polo de atracción”. La información hacía referencia a Marisol Paíno, la jugadora del Celta de Vigo que con 20 años revolucionó la competición.

Después de empezar la temporada con un éxito inesperado, los rivales del equipo gallego no se sabían avenir. Los principales aspirantes al título vieron amenazadas sus opciones de ganar y la delegada del Evax de Barcelona, el Picadero, firmó una acta con una protesta muy peculiar, puesto que ponía en entredicho el sexo de Paíno. Era demasiado buena para ser una mujer. La jugadora tuvo que justificar unas alteraciones hormonales y dar detalles íntimos para no generar más suspicacias. “La menstruación la tuve por primera vez a los doce años, de forma que queda patentiza mi condición femenina. Después, unos trastornos de ovarios me llevaron a hacer el tratamiento adecuado y las hormonas pueden haber sido clave en la duda que ahora se plantea”, dijo.

Aquella polémica duró media temporada, pero las dudas no se desvanecieron nunca del todo. La Federación Española ordenó que todas las jugadoras internacionales pasaran un control de sexo, una medida que pretendía obligar a Paíno a pasar la prueba. La jugadora, que habría podido marcar una época, se retiró antes de tiempo y se dedicó a entrenar a chicas jóvenes. “Solo se critica a la gente que destaca. Si el baloncesto no hubiera sido mi fuerte, habría pasado desapercibida”, aseguró la vallisoletana.

“Querían un certificado de mi sexo y cuando lo tuvieron pidieron otra cosa”, explicó Paíno. Sin portadas tan chapuceras, su caso se ha ido repitiendo cíclicamente. El penúltimo fue el de Caster Semenya, la atleta sudafricana que se niega a medicar-se con estrógenos para reducir la testosterona a unos niveles admitidos por los reglamentos de los organismos internacionales.

stats