La temporada más amarga del Barça desnuda a Roger Grimau
Navarro reconoce que no se han cumplido los objetivos y avanza que el proyecto sufrirá cambios
BarcelonaLa temporada más amarga del Barça acabó con drama en el Palau Blaugrana. El equipo catalán perdió ante el Real Madrid (92-95) y tendrá que ver la final de la Liga Endesa a través de la televisión; algo que no ocurría desde el 2018. El conjunto culé cerró la campaña con el mayor recorte económico de la historia de la sección con una derrota cruel ante un rival muy superior durante toda la semifinal (3-0). Pese a competir mejor que en los dos partidos anteriores, los locales certificaron una necrológica que se intuía desde hacía tiempo.
El buen partido de Jabari Parker (27 puntos) fue insuficiente para forzar al cuarto partido. "No soy idiota y la temporada no ha sido buena, pero siempre he tenido el apoyo del club. Ahora estoy jodido", reconoció Roger Grimau, que descartó de forma sorprendente a Nikola Kalinic. El alero serbio, uno de los cinco jugadores más utilizados por el técnico durante la temporada, quedó fuera de la convocatoria. Su puesto lo ocupó Oriol Paulí. Además Rokas Jokubaitis no tuvo minutos. "No me gusta dar explicaciones de los jugadores descartados", dijo.
La eliminación deja el proyecto Grimau muy tocado. "Soy el entrenador y soy el responsable", reconoció. Juan Carlos Navarro, mánager general, reconoció que el proyecto sufrirá cambios, pero que el club no los anunciará hasta dentro de unos días. "No se han cumplido los objetivos. Haremos retoques. Hicimos una apuesta, un cambio radical, con un presupuesto más bajo y un entrenador nuevo, pero no ha salido bien. Debemos pensar si Grimau es el hombre", explicó. .
Navarro calificó la temporada de transición. "No todo ha sido culpa del entrenador. Algunos jugadores no han estado a la altura y nosotros tampoco", reconoció el ex jugador. El club convocará una rueda de prensa en los próximos días.
Derrota contra el eterno rival
El Barça terminó muy molesto con los árbitros. Antonio Conde, Javier Torres Sánchez y Alfonso Olivares fueron los encargados de dirigir un partido difícil de juzgar. Tras las críticas del vestuario azulgrana por la disparidad de criterios arbitrales, el clásico tuvo una gran carga emocional y muchas protestas.
El Palau Blaugrana respondió a la gravedad de la situación. Los aficionados intentaron incidir en el juego desde antes del salto inicial, cuando exhibieron una gigantesca pancarta con el lema "Esto es el Palau". Un total de 7.066 espectadores llenaron el pabellón, donde se sintieron insultos ante el Madrid y Guerschon Yabusele. Joan Laporta presidió el partido desde el palco.
El Barça intentó apretar al Madrid y los árbitros desde el primer minuto. Grimau utilizó una defensa presionante y muchas protestas para levantar el nivel emocional del tercer partido de la eliminatoria (7-2). El equipo blanco reaccionó con un parcial 0-12 que rebajó el optimismo de la afición culé (7-14). Sin necesidad de apretar los dientes, el conjunto visitante marcó territorio. La diferencia de acierto desde la línea de tres puntos marcó en los primeros diez minutos (17-28).
La diferencia del Madrid creció hasta los 13 puntos (20-33), pero eso no fue la peor noticia para el Barça, que vio cómo Jan Vesely era descalificado con 28 minutos por jugar. El pívot checo perdió los papeles protestante y fue sancionado con una técnica, cuando minutos antes había cometido una falta antideportiva. Minutos después, Grimau fue también sancionado con una técnica durante un tramo de partido con una hiperventilación local. Jabari Parker, que anotó 16 puntos en la primera parte, fue uno de los pocos locales que estuvieron por el trabajo. El equipo blanco llegó al descanso con una renta de cuatro puntos (45-49).
El Barça aprovechó una buena racha desde la línea de tres puntos para igualar el marcador (55-55). El equipo azulgrana, que combinó Hernangómez y Da Silva en la posición de cinco, aceleró el ritmo de juego, y aumentó el número de transiciones. Más disparos y más bien. La estrategia sirvió para impulsar la anotación de los locales, que llegaron en los últimos diez minutos con un escenario favorable (76-72).
La intensidad defensiva del Barça aumentó el número de faltas personales de los locales, que a ocho minutos del final ya se colocaron en bonus. Pese a la buena actuación del equipo azulgrana, el clásico llegó a los últimos 90 segundos empatado (90-90).
Campazzo, clave
Un tapón de Edy Tavares sobre Laprovittola, dos canastas Campazzo y un triple fallado de Abrines colocaron al Barça contra las cuerdas a 22,3 segundos del final (90-95). El base del Madrid tuvo un papel clave cuando su equipo se ganaba las algarrobas. El argentino acabó con 21 puntos, 6 asistencias y 6 faltas recibidas. Los tiros libres finales sólo añadieron emoción a un guión escrito.