Barça

Aitana Bonmatí, la futbolista que completa los puzzles

La jugadora del Barça ha recibido el Balón de Oro en la gala que ha celebrado en París este lunes

Sant Pere de RibesEl nombre de Aitana Bonmatí Conca es una revolución por sí solo. Bonmatí es el apellido de la madre y Conca, el del padre. El cambio de orden lo decidieron sus progenitores, Rosa y Vicent, en 1998, no sin tener que pasar primero por un laberinto burocrático. La ley española, entonces, no permitía ese tipo de desafíos. Pero, después de un año y medio que no tuvo nada que envidiar a El proceso de Franz Kafka, lo consiguieron. Y, con ese orden, hoy Aitana Bonmatí Conca, con el galardón del Balón de Oro en sus manos en el Théatre du Châtelet de París, ha encajado la última pieza de un puzle que le ha comportado una enorme alegría, pero también un sufrimiento considerable.

Si hay algo que se le da bien a Aitana, aparte de jugar al fútbol, es completar puzzles. Encaja una pieza con otra y, mientras la imagen final se va formando, ella se siente lejos de la vorágine que comporta hoy en día el mundo del fútbol femenino de primer nivel. Hacer puzzles la relaja y, además, la transporta a su infancia, cuando ya era uno de sus pasatiempos favoritos. A su madre también le gusta hacerlos y muchas veces que la futbolista visita la casa de sus padres en Sant Pere de Ribes, le ayuda a ir encajando piezas.

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El puzzle que Aitana ha terminado en París precisamente empezó en Sant Pere de Ribes, donde todavía vive. Allí también desafió la normalidad de la época cuando, con el empuje de la educación inconformista de sus padres, ambos licenciados en lengua y literatura catalanas, se inició en la práctica del fútbol con siete años en el CD Ribes desafiando la tupida niebla de una sociedad machista que emitía algunos tacos al ver a una chica jugando a este deporte. El resto de integrantes de su equipo eran chicos. Ese mismo campo de fútbol de tierra que la vio dar sus primeros pelotazos en un terreno de juego, 18 años después es de hierba artificial, lleva su nombre y 14 equipos de chicas entrenan y juegan allí.

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"La idea de ponerle su nombre al estadio empezó a surgir entre la gente del pueblo a medida que Aitana iba consiguiendo éxitos con el Barça. La decisión fue compartida entre el club, la sociedad civil y el Ayuntamiento. Todo el mundo tenía claro que el estadio debía llevar su nombre", explica al ARA Abigail Garrido, la alcaldesa de Sant Pere de Ribes, una población que Aitana ha situado en el mapa mundial gracias a las constantes referencias en público que hace sobre sus orígenes. "Ella siempre ha formado parte de la cultura del pueblo. Por ejemplo, estaba implicada en los bailes populares. Y ahora, cuando viene aquí, visita el club de fútbol y habla con los equipos. Es una gran referente tanto para los equipos femeninos como para los masculinos. Pero el número de equipos femeninos se ha doblado en el período que ella se ha hecho conocida", sigue explicando a pie de césped mientras uno de estos conjuntos entrena en el Campo de Fútbol Aitana Bonmatí Conca. Fuera del recinto, hay un mural de Aitana que ella misma ha dedicado a su pueblo.

Con solo 25 años, Aitana ha conseguido uno de los últimos grandes trofeos que le faltaban -ahora los retos serán la Eurocopa y los Juegos Olímpicos- gracias a un año en el que ha levantado como líder la Champions League y la Liga con el Barça y el Mundial con la selección española. La centrocampista, con el 14 de Johan Cruyff a sus espaldas, era consciente de que la grave lesión de rodilla que sufrió en el verano del 2022 Alexia Putellas, su compañera y la ganadora de los dos anteriores Balones de Oro, comportaba dos cosas: la responsabilidad de tomar el timón del Barça y la selección española para cubrir la baja de la de Mollet del Vallès y la clara posibilidad de que, si cumplía la faceta con nota, pudiera llevarse los premios individuales que tanto ansiaba. Dicho y hecho. El Balón de Oro ha llegado después del The Best de la FIFA.

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Se reúnen para ver los partidos del Barça femenino

Desde hace cuatro meses, la Peña Barcelonista de Sant Pere de Ribes también lleva el nombre de Aitana Bonmatí. Pese al poco tiempo de existencia, en los televisores del bar de la peña la gente del pueblo ya ha visto cómo Aitana ganaba la Champions League y el Mundial. Dan todos los partidos del Barça femenino y hoy también se han juntado en este local de la plaza Marcer adornado con detalles de la centrocampista para ver la gala del Balón de Oro. "Viene gente mayor y gente joven, muchos de ellos amigos de Aitana", dice Josep Mestre, el responsable del local, que todavía va pensando en nuevas decoraciones que hagan referencia a la futbolista de casa.

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De todas formas, si un lugar explica la forma de ser de Aitana es el GER, una entidad promotora del activismo cultural que te recibe con las banderas antifascistas, LGTBI+ y de Palestina colgadas en los balcones de la sede de la calle del Pi. "Sus padres son unos activistas que han estado muy vinculados a este sitio", asegura la alcaldesa de Sant Pere de Ribes. Aquí Aitana iba de pequeña al casal, a tocar el piano y la guitarra, y a ver los partidos del Barça cuando apenas levantaba un palmo del suelo. De hecho, en el GER conoció a muchos de sus amigos, que mantiene a pesar de que su vida haya cambiado radicalmente. El televisor de la sala, custodiado por cuadros en los que aparecen David Bowie y Freddie Mercury, está decorado con un escudo del club azulgrana que deja claro a quién se anima.

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El sufrimiento detrás de la alegría

Pero también toca hablar de sufrimiento. El que ha vivido Aitana durante el camino al éxito. "Muchas veces me he enfadado con ella porque no disfruta las cosas. Le decía: «No sabes si volveremos a vivir esto. Puede que no lo volvamos a ganar, que te lesiones o cualquier otra cosa»", dice a este diario Lluís Cortés, que la entrenó en el primer equipo del Barça de 2019 a 2021, cuando el conjunto azulgrana levantó su primera Champions League. Aitana lleva años trabajando este aspecto con psicólogos de dentro y de fuera del club.

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"Siempre he sido muy autocrítica y muy exigente conmigo misma, y también con el resto. Soy tozuda e insistente, lo que a veces me beneficia y otras me perjudica", explica Aitana en el libro sobre su vida, Aitana Bonmatí. Totes unides fem força (Todas unidas hacemos fuerza). "Me he sentido agotada, vacía y desganada en muchas ocasiones y, a veces, he arrastrado una mochila llena de emociones", añade. La autoexigencia que le ha hecho sufrir es la misma que le ha permitido abrazar el Balón de Oro. Únicamente ella sabe si ha merecido la pena.