Aitana Bonmatí: "Me gustaría acercar posturas con la Federación y que esto no sea una guerra"
Jugadora del Barça
Sant Joan DespíEl seísmo en la selección española absoluta es innegable. Quince futbolistas de renombre mundial, seis de las cuales del Barça, han decidido no volver a la convocatoria hasta que se les garantice una estructura profesional, como tienen en sus clubes. Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, 1998) es una de ellas. La centrocampista azulgrana rompe su silencio y habla abiertamente de la situación por primera vez en una conversación sincera a la vez que reivindicativa con el diario ARA.
Esta temporada has dado un paso adelante en cuanto al liderazgo del equipo. ¿Tú lo sientes así?
— Creo que llevo dos o tres años a un gran nivel, sobre todo en los partidos importantes. Sempre he estado ahí. Si repasamos las grandes citas, a veces he estado para poner el gol del empate o el primero, que siempre es importante. No es nuevo, lo que estoy haciendo este año.
¿Crees que es más visible por el vacío de poder que hay con la lesión de Alexia?
— Correcto, yo creo que es más esto que dices que por la realidad. Yo soy la misma Aitana, muy ambiciosa. Siempre quiero una versión mejorada de mí, pero no estoy haciendo nada diferente de lo que he hecho en los últimos dos o tres años. Sobre todo, en los partidos importantes he estado ahí. Si no, podemos repasar goles y asistencias. Yo cada año busco mejorar y crecer, y creo que este liderazgo ya lo llevaba dentro los otros años. Es un poco reivindicativo, lo que estoy diciendo, pero no va a malas. Al final se ve más por la necesidad de buscar a alguien que sea referente que por la realidad en sí.
A diferencia de otros años, el equipo está recibiendo más críticas en cuanto al juego. En el Barça no solo cuenta ganar, se tiene que tener un estilo innegociable.
— Exacto, el club nos pide a todos los equipos un buen juego, además de ganar. Pero hay partidos que hay que resolverlos y quizás ese día no estás tan fluida. Hemos tenido muchas bajas y muchas incorporaciones, y es una cosa que hay que tener en cuenta. Hay partidos en los que hemos jugado muy bien y otros en los que no hemos estado tan acertadas, pero seguimos ganando y con mucha contundencia y claridad. El otro día fuimos al campo del Levante, para mí el segundo mejor equipo de la Liga, y ganamos 0-4. Quizás no con un fútbol superfluido, pero nos marchamos de ahí con una victoria importante. Se tiene que valorar también el contexto, de dónde venimos y lo que estamos haciendo.
¿El nivel de los clubes de la Liga ha mejorado?
— Nosotras hemos sido muy y muy superiores durante tres años y todavía, en ciertos momentos, lo seguimos siendo. Pero es cierto que hay partidos que se encallan más, y esto significa que los equipos trabajan cada vez más. Y es positivo, porque nos hace crecer a nosotros y nos hace trabajar lo que quizás nos encontremos en meses más avanzados en la Champions. He notado una evolución a nivel físico, y esto hace que los rivales aguanten los partidos con alta intensidad.
¿La Liga está profesionalizada como se os prometió?
— ¡No! Realmente solo ha cambiado el nombre. Ha pasado de ser una liga no-profesional a una profesional. Yo solo lo he notado en el nombre y, como mucho, en el hecho de que ahora tenemos televisión, que era una cosa básica, porque si no ¿cómo continuamos avanzando? Si la gente no nos puede seguir... Pero por el resto estamos muy lejos de ligas como la inglesa.
Otro elemento que deja clara la falta de profesionalización son los campos.
— A veces voy a jugar en algunos campos y me echo las manos a la cabeza. Es como: ¿de verdad tengo que jugar aquí siendo profesional? Vivimos en realidades paralelas y muy alejadas. Un día jugamos en el campo del Levante Las Planas, el Alhama o el Sporting de Huelva, donde el césped está horrible, y después jugamos en el Camp Nou. Hay que poner unas mínimas condiciones para que haya menos posibilidad de lesionarte. Porque tú vas ahí y dices: "Me tocaré la frente [¡tocamos madera!] treinta veces para no lesionarme, porque no me gusta lo que estoy viendo".
¿En qué momento se encuentra el conflicto con la Federación?
— Lo que me gustaría dejar claro es que nosotras somos superprofesionales y superambiciosas y lo que queremos es lo mejor por el bien del fútbol femenino. No creo que las mejoras que estamos pidiendo y que hemos pedido sean porque sí. No es porque nos ha salido un día así como así. Somos superprofesionales y queremos lo mejor para el Barça y para la selección española. Queremos luchar para ser las mejores del mundo y creo que esto dice mucho de nosotras. Estamos en un momento delicado y me gustaría que las dos partes nos acercáramos y pudiéramos hablar, al menos. Hablar para ver cómo podemos arreglar las cosas por el bien del fútbol femenino. Fuera orgullos y fuera todo: están en juego muchas cosas. Y pido poder tener una conversación y expresar opiniones. Que se nos escuche. No lo hacemos por capricho, lo hacemos por el bien del fútbol femenino.
Se os ha tildado de caprichosas o se ha dicho que esto es una pataleta. ¿Qué te parecen estos tipos de calificativos?
— Al final, todo el mundo puede decir la suya. Estamos en un momento mediático muy grande, en el que se oyen estos tipos de cosas y nos toca convivir con ello. Las personas que piensan esto de nosotras o que nos llaman caprichosas no nos conocen lo suficiente.
¿Habéis podido mantener este diálogo sincero que pides?
— No, está todo igual y continúa parado. Me gustaría acercar posturas y que esto no sea una guerra. Nosotros no queremos ninguna guerra con nadie. Han sido meses muy difíciles y para nosotros ir a la selección es básico. Es parte de nuestra carrera, parte de nuestra vida. No yendo estamos perdiendo más que ganando. En todos los sentidos. Estamos en un momento en el que estaría bien centrarnos y aclarar las cosas. Por el bien de todo el mundo.
¿Cómo has vivido tú estos meses después de la decisión?
— Ha sido muy difícil. He podido aprender mucho de aquellos meses, de cómo gestionar las cosas, porque de verdad que no fueron nada fáciles. Ir a la selección para nosotras es importante, y ver cómo se nos ha tratado a nivel de los medios de comunicación no es justo. Quien nos conoce sabe que somos profesionales y que luchamos por lo mejor, tanto para el Barça como para la selección. No ha sido nada fácil.
¿Cómo te has rehecho de la situación?
— Me he podido sobreponer a ello centrándome mucho en el Barça. El foco lo tenía aquí, y respecto a la selección tampoco he podido hacer mucho más. Hemos hablado abiertamente del tema. Si te quedas las cosas para ti se enquistan y la bola se hace más grande. Son situaciones de las que he aprendido mucho, y seguro que en algún otro momento las gestionaría de otro modo.
¿Cómo ha afectado esta situación al vestuario?
— Al principio fue un momento delicado. Aquí, cuando llegamos a la Ciutat Esportiva, todo es Barça, Barça y Barça. El tema de la selección es una cuestión que nos ha quitado mucha energía y, al final, nos tenemos que focalizar en lo que tenemos ahora, que es el Barça.
En el equipo eres una pieza clave, esto está claro. ¿Te sientes más cómoda que en otras temporadas?
— Siempre digo que cuando tú no piensas, es cuando fluyes. Cuando no pienso y me quito de encima mi autopresión de querer siempre el diez, el once y el doce [ríe] es cuando las cosas me salen solas y soy yo misma. Me he sentido así en muchos partidos, no solo este año; en temporadas anteriores también. Pero es cierto que como equipo vamos cambiando y lo que se me pide esta temporada no es lo mismo que el año pasado. La temporada pasada tenía una multifunción: tenía que estar casi en todas partes para ayudar al equipo en todas las facetas del juego, y esto hacía que no tuviera tanta relevancia en las partes de finalización, por un tema de posición. Al final, si estoy haciendo la presión en campo rival pero después se me pide que vaya a recibir la pelota en el nuestro para ayudar en la salida, es muy difícil poder ganar todos estos metros. Esto implica un desgaste muy grande. En el GPS se puede ver el curro que llevo encima [ríe].
¿Te sientes más libre, pues?
— Es un tema de cambios de rol que se me pide desde el staff técnico. Este año tenemos un perfil de jugadoras como Patri [Guijarro], Keira [Walsh] o Ingrid [Engen], más posicionales, y esto me permite tener más libertad. Otros años quizás no existía tanto este perfil de jugadora y yo tenía que ayudar en otras facetas. Una cosa buena que tengo es que me puedo adaptar a varias situaciones, pero obviamente yo disfruto más estando cerca del área.
La manera de entender el fútbol del Barça y la tuya son la misma.
— Es el tipo de juego con el que me siento más yo misma: más fluida. Cuando más disfruto es teniendo la pelota. Hay partidos este año en los que no he tenido tanta participación porque el juego se ha decantado más por la banda izquierda y yo he salido del partido jodida, diciendo: "Ostras, hoy no he participado". Para mí la posesión, contribuir en el juego, crear ocasiones con la pelota es muy importante. El juego que plasmamos en el Barça es con el que más me identifico y con el que más disfruto.
Tu exigencia dentro del campo también está fuera. Eres abanderada de varias luchas sociales y políticas. Una de ellas es el peaje del Garraf.
Generalitat, ¡escuchadme! [ríe] Río, pero no me hace gracia. Soy una persona que digo lo que pienso. Hay gente que dirá que los futbolistas no tenemos que hablar de nada que no sea fútbol y otros se quejan cuando solo hablamos de fútbol. Pues a mí me da igual lo que diga la gente y digo lo que quiero, siempre, obviamente, con respeto. Hay cosas que son injustas. Vengo de una familia muy reivindicativa y lo llevo en la sangre, ¡no lo puedo evitar! El peaje [de la C-32] es una cosa que me pone negra. Y no solo a mí, sino a todos los habitantes del Garraf. ¡Tiene un precio excesivo! La gente que tiene que venir a trabajar a Barcelona o al Baix Llobregat se tiene que dejar medio sueldo en el peaje. Creo que esto es un agravio comparativo con otras muchas comarcas donde esto no pasa. Y cuando hay un peaje que es excesivo como el del túnel del Cadí, tengo entendido que todos los vecinos de las comarcas de al lado tienen la gratuidad 100%, puesto que son residentes. La alternativa que tenemos son las costas del Garraf, y no es una carretera muy segura. Al final, velamos por la seguridad de la gente y no por el dinero. Lo seguiré reivindicando porque me parece muy injusto.