Conjura txuri-urdin para ayudar al Barça a ganar la Liga

Dos ilustres ex jugadores de la Real Sociedad se ponen de acuerdo para servir el 'sorpasso' azulgrana en la clasificación

BarcelonaSi el Barça suma los tres puntos el jueves en el partido pendiente que tiene contra el Granada se situará líder de la Liga por primera vez esta temporada. En solitario, con un punto de ventaja sobre el Atlético de Madrid, tres en relación con el Real Madrid y cuatro sobre el Sevilla. El equipo que entrena Ronald Koeman ganó hace diez días la Copa del Rey de manera brillante y ahora se dispone a sumar un doblete que hace unos meses parecía una utopía. Con mejores sensaciones de juego y más capacidad goleadora que los oponentes, ha aprovechado una buena dinámica propia y varios errores ajenos para recuperar el dominio del campeonato.

La prueba más reciente de este orden de factores se dio el domingo, primero con la victoria de los azulgranas a La Cerámica y después con la derrota del Atlético en San Mamés. Una combinación de resultados redonda para el Barça y servida por dos frutos del inagotable plantel de la Real Sociedad: Antoine Griezmann e Iñigo Martínez. El delantero francés y el central vasco comparten hornada en Zubieta (son del 1991), pasado dulce en Anoeta, donde dieron los primeros pasos en el fútbol profesional, y este fin de semana fueron decisivos para dar un golpe de efecto a la Liga. Griezmann marcó dos goles en la primera parte de un partido muy complicado del Barça en Vila-real, mientras que Iñigo, con un remate de cabeza inapelable, ajustició al equipo colchonero para alegrar a la parroquia del Athletic Club –triste por haber perdido dos Copas en un mes– y también a la del Barça, ante la que estuvo a punto de ser presentado en sociedad en verano del 2017.

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Un fichaje frustrado

Porque el central de Ondarroa llegó a un acuerdo con el club azulgrana para subir el nivel de la defensa a instancias de Ernesto Valverde, que acababa de heredar el equipo después de la marcha de Luis Enrique. El que en ese momento era secretario técnico, Robert Fernández, se arregló con el entorno de Iñigo, mientras que el expresidente Bartomeu comunicó a su homólogo de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, la intención de abonar la cláusula de rescisión del futbolista, cifrada en 32 millones de euros. El contexto era propicio para el gasto, porque el PSG acababa de pagar 222 millones para llevarse a Neymar.

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Sin embargo, cuando todo estaba a punto para el anuncio oficial, la operación se frustró por la presión del vestuario del Barça, que entendía que la posición de central ya estaba muy cubierta con Piqué, Umtiti, Mascherano y Marlon. Meses después, en el mercado de enero, el argentino se fue a China para rodarse antes del Mundial, Yerry Mina recaló en el Camp Nou e Iñigo Martínez dejó la Real para jugar en el Athletic. En San Sebastián habrían preferido que el marcador vasco hubiera acabado vestido de azulgrana, como otros ilustres txuri-urdin como Urruti, Bakero o Beguiristain. Y Valverde habría preferido contar de entrada con un central de su confianza antes que jugársela con dos inexpertos como Mina y Marlon. La compensación definitiva llegaría el verano del 2018 con el fichaje de Lenglet.

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El fútbol, caprichoso, quería que Iñigo ayudara al Barça a soñar con la Liga. Desde Bilbao, el defensa también puso la guinda al doblete de Griezmann, un colega de promoción con quien creció en paralelo. Porque, mientras Iñigo compartía peripecias con la espina dorsal vasca del vestuario de la Real Sociedad, Antoine encontraba la mejor camaradería bebiendo mate y comiendo fajitas entre partido y partido con Chory Castro, Carlos Vela y Claudio Bravo. Ahora, el francés vive su mejor momento como azulgrana: lleva 13 goles y nueve asistencias desde que empezó el 2021.