Barça

Camp Nou, costumbres antiguas

Por más obras que se hagan, hay cosas entre el barcelonismo que nunca cambiarán

22/11/2025

BarcelonaJoan Garcia era el primer jugador que tenía el honor de pisar el Camp Nou en una jornada histórica. El guardameta dedicaba un buen rato a aplaudir a la afición, mientras miraba a derecha e izquierda, contemplando la majestuosidad del estadio. Ya había hecho el entrenamiento de puertas abiertas, pero nada comparable con las mariposas en el estómago de un día de partido. Le seguía Szczesny, y unos minutos después aparecían el resto de compañeros para hacer el calentamiento. Las gradas, todavía medio llenas, empezaban a hervir. Y hervían bastante rato, aunque, cosas del fútbol –y cosas del Barça–, había más ruido antes del partido que cuando el balón empezaba a rodar.

El día arrancaba con frío intenso en el barrio de Les Corts, que compensaba enseguida el bullicio de unos aficionados que no querían perderse el regreso a casa. A diferencia de otros partidos, costaba más diferenciar a los turistas de los aficionados locales. Son los extranjeros los que se hinchan en hacer selfies y en inmortalizar una y mil veces su presencia en el Camp Nou. Claro que los abonados, que hacía dos años y medio que no se hacían ninguno, hacían exactamente lo mismo. "Siempre podremos decir que estuvimos", decían para justificarse dos socios jóvenes, contemplando el coliseo desde una de las pasarelas de acceso.

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El Canto del Barça, en el regreso al estadio

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Todo es nuevo. La estructura de la tercera gradería y el cambio de inclinación de la primera gradería suponen cambios notables en los accesos. Los nombres de las puertas también son distintos. Entre esto y las obras, que obligan a hacer algunos zigzags para entrar en el estadio, la llegada se hace más lenta que de costumbre. A la mayoría les cuesta ubicarse. Nada que no pueda solucionarse con buena voluntad. Parece que todo funciona correctamente, al igual que en la prueba piloto de hace unas semanas. Ese día eran 23.000 aficionados. Ayer, 45.157, casi el doble.

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El Barça celebra el 'sold out' después de la polémica por el precio de las entradas

Que las entradas fueran carísimas no ha sido un impedimento para llenar el campo. Incluso había revendedores en la entrada por si podían pescar algún turista desesperado. "Sold out!", clamaban desde el Barça, celebrando que la política de precios, arriesgada e impopular, acabara dando sus frutos. La música, la pirotécnica y la animación de CAT ayudaban a hacer amena la previa. Si normalmente la afición llega a última hora en su asiento, esta vez la mayoría se apresuraban a ser de los primeros. de Figa Flawas y el canto del himno del Barça por parte del Cor Jove del Orfeó Català marcaban los instantes previos a uno de los momentos más emotivos, el del servicio de honor, hecho a cargo de los dos socios con más antigüedad, Juan Canela Salamero y Jordi Penas Iberri, que también estuvieron presentes en la inauguración de la inauguración. marcar primero. Dicen las malas lenguas que el club ya se lo hizo venir bien en aquel amistoso. Pero ahora era un partido oficial y contra un rival, el Athletic Club, que acostumbra a poner las cosas difíciles. minutos, por más que el resultado siguiera favorable a los de casa.

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Camp Nou, costumbres viejas. que el estadio, más que un campo de fútbol, ​​podría parecer el Liceu. Ni los gritos de "Messi, Messi" conseguían hacerse mayoritarios. que servían para dar ambiente a un estadio con una fisonomía aún extraña, con grúas, la tercera gradería a medias y la zona del gol norte sin poder utilizarse. socios que marchan antes de tiempo, no fuera que encontraran cola en la salida. Ahora sí, ya se puede decir bien alto: el fútbol ha vuelto por fin al Camp Nou.