Barça

El barcelonismo se emociona con la reapertura del Camp Nou

El estadio vuelve a abrir, dos años y medio después, para realizar una prueba piloto aprovechando un entrenamiento del primer equipo

07/11/2025

This browser does not support the video element.

BarcelonaSon las nueve de la mañana. Aún faltan dos horas para que los jugadores salten al césped, pero ya hay bullicio en Les Corts. Parece que nadie recuerda el partido del miércoles en Brujas. El metro y los buses van llenos de camisetas y bufandas del Barça. El ambiente es festivo. Caras de ilusión, perfectamente comparables a las de la noche de Reyes. Es algo más que un entrenamiento. Es el primer día que los aficionados pueden volver a pisar el Camp Nou y nadie quiere perdérselo.

"¡Ya era hora!", exclama Sergi, zampándose un bocadillo generoso de tortilla en uno de los bares de al lado del estadio. Dice que quiere ser de los primeros en entrar. También sus compañeros de mesa, perfectamente uniformados con camisetas y sudaderas azulgranas. Prefieren no decir su nombre. Confiesan que deberían estar teletrabajando, pero que se han "cogido unas horas porque la ocasión lo merece".

Cargando
No hay anuncios

"Hemos vuelto a casa", dicen con emoción desde el palco. El presidente Joan Laporta no ha querido perderse la reapertura del estadio, ni tampoco la mayoría de directivos. Sonríen de oreja a oreja y no se están de tomar fotos y vídeos. Más allá de lo que supondrá a nivel futbolístico y económico, el regreso al Camp Nou es una excelente noticia para la junta en un año electoral. Al acabar el entrenamiento, Laporta baja al césped y se regala un baño de masas entre un público que le aclama, mientras los jugadores dedican bastante rato a firmar autógrafos a los más jóvenes. "Este es el legado que vamos a dejar a las nuevas generaciones", decía el presidente en la atención a los medios.

También es un gran día para los comercios, que empiezan a ver la luz al final del túnel. "El fútbol supone el 50% de la facturación, contando el día de partido y la previa", comenta Xavi Català, propietario de la churrería que hay en la esquina de Aristides Maillol con Travessera de les Corts. "Entre la pandemia y el traslado a Montjuïc, han sido cinco años de mierda para todos de la zona", dice sin tapujos. Y eso que él todavía tuvo suerte, pues pudo instalar una churrería ambulante cerca de Lluís Companys que le ha ayudado a compensar sus pérdidas.

Cargando
No hay anuncios

"Tickets, training", grita un revendedor que vuelta arriba y abajo persiguiendo a turistas. Pide 20 euros por entrada. Hay expectación e interés, aunque a la hora de la verdad no se acaban de llenar las graderías primera y segunda de tribuna y del gol sur, las únicas que van a poner la 000 a las 00:00. venta. Al final han sido 21.795 aficionados. La mayoría son gente joven.

Cargando
No hay anuncios

Cuando aún falta una hora para que salgan los jugadores, las gradas ya están bastante llenas. Para hacer tiempo, la música, elspeaker y unos animadores ayudan a pasar el rato. Poco después, Cat se añade. La mascota ha hecho fortuna y ha venido para quedarse. A las once en punto saltan los jugadores. Lo primero que hacen es contemplar la majestuosidad de la obra. Reciben la ovación de unos aficionados entregados y ellos devuelven los aplausos. Tras la fotografía de rigor comienzan los ejercicios. Al haber público, no es un buen día para hacer táctica. Tampoco es lo que pide la gente, que se conforma con los rondos y un partidillo en medio del campo. Por último, centros y disparos a portería, y el placer de oír las gradas cantando "gol" cuando logran batir –pocas veces– a Joan Garcia.

El estreno no sería estreno sin anécdotas. En uno de los disparos, la pelota va a la grada y un aficionado se la queda. Cuando se lo reclaman, se niega a devolverla. La respuesta popular es un gran silbido contra los de seguridad. Luego cae un segundo balón y vuelve a ocurrir lo mismo. Los jugadores se dan cuenta y cuando Flick hace sonar el silbato para dar por terminado el entrenamiento, responden chutando todas las bimbas para regalarlas a los espectadores. Dos de ellos, por cierto, saltan al césped pero son rápidamente interceptados.

Cargando
No hay anuncios

La reapertura sirve para realizar una prueba piloto

Hoy las grúas están quietas. No hay operarios trabajando. Es lo mismo que ocurrirá cuando vuelvan los partidos, que habrá que detener la actividad para que la gente pueda entrar y salir con comodidad y seguridad. El entrenamiento, en el fondo, es una prueba piloto para comprobar que todo funcione bien. La remodelación del estadio también ha supuesto reformular los accesos. Todo es nuevo, algunas cosas son provisionales y el primer día cuesta situarse. Pero todo parece funcionar correctamente.

Cargando
No hay anuncios

Las vías de entrada son amplias. Las zonas de obras están perfectamente delimitadas y valladas con vallas. El interior da gozo. Las sillas nuevas de trinca desprenden modernidad. Parece muy diferente, aunque en realidad se han tocado pocas cosas de las dos primeras graderías, más allá de mejorar la inclinación y la visibilidad en la parte inferior. Arriba, la tercera gradería va cogiendo forma. Ya se ha colocado toda la estructura de acero y ahora se recubre con los prefabricados de hormigón. En algunas zonas de lateral ya están instaladas todas las filas, aunque todavía faltan algunos meses para que se puedan poner los asientos.

Cargando
No hay anuncios

Hecho el primer entrenamiento, aún tendrá que esperar para volver a jugar un partido oficial. Por eso es imprescindible obtener la licencia 1b, la que permite reabrir el lateral y ampliar el aforo hasta las 45.000 sillas. Sin embargo, estos permisos dependen, en parte, de la instalación de un material que ha llegado con retraso. El club quisiera disputar este primer duelo en casa contra el Athletic Club, el 22 de noviembre, pero hay pesimismo. La otra fecha en el horizonte es el 29 de noviembre, día en que el Barça cumple 126 años, cuando se aprovecharía la visita del Alavés para realizar una fiesta doble de celebración en el Camp Nou. "El objetivo es volver este noviembre, pero no podemos garantizarlo", admitía Laporta.