Barça

El caso Negreira, el penúltimo palo en la rueda de los planes de Laporta con el Espai Barça

El daño reputacional provoca que algunos inversores suspendan su participación en la financiación del Espai Barça

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Joan Laporta poniendo en el Camp Nou con el fundador de Limak, Nihat Özdemir, y su cúpula.

BarcelonaUna semana antes de que saliera a la luz el caso Negreira, Joan Laporta comparecía ante los medios para hacer balance de la actualidad del Barça. De entre los temas que trató durante dos horas, destacaba la remodelación del Camp Nou, una de sus prioridades cuando faltan pocos días para que se cumplan dos años de su regreso al palco azulgrana. No hacía mucho que la entidad había anunciado que las obras irían a cargo de Limak, una decisión que generó controversia. El mandatario, no obstante, quiso dar un golpe sobre la mesa: defendió a ultranza la elección de la constructora turca y, con el vicepresidente económico Eduard Romeu al lado, garantizó que la financiación del proyecto estaría terminada durante este mes de marzo. Pero el escándalo de los pagos al antiguo vicepresidente de los árbitros ha acabado teniendo consecuencias más allá del fútbol: la sombra de sospecha no ha gustado nada a algunos de los inversores que, de la mano de Goldman Sachs y J.P. Morgan, querían financiar el Espai Barça. Tanto, que hay algunos que han dejado su participación en suspenso.

Si a principios de febrero todo parecía estar encarrilado, con la constructora ya escogida, el proyecto definido y las obras del Camp Nou iniciadas –falta una parte de la tercera grada–, marzo empieza con máxima incertidumbre. "Todo está abierto", explican desde los despachos nobles del Camp Nou, donde incluso reconocen que ya se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de esperar una temporada más para empezar la reforma, algo que supondría anular temporalmente el traslado a Montjuic, previsto para este verano, y recuperar los ingresos del club antes de embarcarse en lo que se define internamente como "el proyecto más ambicioso de la historia del Barça" y "la obra más importante de Barcelona después de la Sagrada Familia".

Son días difíciles en el equipo de trabajo del Espai Barça, que desde el ascenso de Laporta a la presidencia ha sufrido varios cambios tanto en la estructura ejecutiva como de proveedores. Los materiales se han encarecido por la guerra en Ucrania, un conflicto internacional que no tiene un pronóstico nada claro. En este contexto de inflación general se ha añadido que la elección de Limak también ha generado suspicacias entre los inversores, que no ven con tan buenos ojos aportar a una empresa que tiene una calificación más baja en relación a otros gigantes como Acciona, Ferrovial o FCC –las que también licitaron por las obras– y Vinci, que decidió retirarse cuando sabía que Limak iba por delante en las quinielas internas. Tampoco gusta que se trate de una empresa que no opera en bolsa, porque esto implica un control financiero inferior, y que no tenga experiencia en obras en Europa, una región muy estricta con la calidad de los materiales de construcción. De hecho, el proceso para homologar, si procede, los materiales de Limak a la normativa europea puede alargar el inicio y la evolución de los trabajos en el Camp Nou.

Todo este contexto de preocupación también ha llegado a Ghesa y Vopi4, las socias españolas de la turca en la reforma que ahora también tendrán, según avanzó 2Playbook, la colaboración de la ingeniería australiana Robert Bird Group, con experiencia en estadios ingleses. Además de todo esto, que no hace más que encarecer la operación de financiación, hay que sumar ahora el ruido mediático y el daño reputacional derivados del caso Negreira, que tiene todas las de judicializarse en las próximas semanas.

El presidente ejecutivo del Barça, Joan Laporta i Estruch, sonriendo el lunes en la gala The Best de la FIFA.

Controversia con el "mordisco" en el Gol Sur

A pesar de que hay preocupación en los despachos del club, algunas de las fuentes consultadas para elaborar esta pieza han preferido guardar silencio y evitar dar detalles sobre el nuevo Camp Nou, amparándose en políticas de confidencialidad. A pesar de esto, desde el club confirman el impacto reputacional por el escándalo arbitral y añaden que el "mordisco" en el Gol Sur ha dejado al Barça en una situación de debilidad hacia los inversores. Lo que se había vendido como una victoria por parte de la junta, una manera de decir que "ahora sí, las obras ya están en marcha", se le está volviendo en contra a la directiva de Joan Laporta. "Ahora ya saben que tienes prisa y, por lo tanto, te ahogan todavía más con las condiciones", se asegura desde Arístides Maillol. Además, el desmantelamiento parcial del Gol Sur supone menos entradas a la venta en los partidos disputados en el estadio tras el parón del Mundial. Cuantas menos entradas, menos ingresos. Cuanto menos ingresos, más problemas para cuadrar unas cuentas que ya van por debajo de presupuesto. Y cuantas más dificultades para tener números en verde, más complicación para cumplir el fair play de la Liga y plantearse fichajes este verano, incluyendo el de Leo Messi, que no ha renovado con el PSG y es el gran sueño de Laporta.

De momento, el Barça mantiene su plan inicial: el de aprobar la financiación este marzo y empezar el grueso de las obras en verano, desmontando completamente la tercera grada. Pero aquella confianza que había a principios de año se ha desvanecido, y el calendario, en consecuencia, puede sufrir modificaciones.

Mientras tanto, siguen las obras para habilitar el estadio de Montjuic, donde teóricamente se trasladará la actividad del primer equipo temporalmente mientras se reforme el Camp Nou. Desde el Ayuntamiento de Barcelona explican que las obras "siguen su curso" y que las dudas que hay en el club sobre la ejecución del Espai Barça no afectan a los trabajos que se están haciendo en el Lluís Companys. "Nadie ha comunicado lo contrario", dicen desde el consistorio. El Barça tenía firmado un contrato para jugar en el Estadi Olímpic la temporada 2023/24 y hace unos días lo prorrogó hasta noviembre del 2024, fecha en la que el club tiene previsto volver a casa con motivo del 125º aniversario de la entidad. Pero, como ya explicó el ARA, y ante la hipótesis de que los trabajos vayan más lentos, el club tiene pactado poder seguir en el exilio hasta el final de la temporada 2024/25.

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