Verdades incómodas sobre el caso Negreira
El Barça, que todavía no ha firmado la financiación del nuevo Camp Nou, teme daños reputacionales derivados del escándalo arbitral
BarcelonaCuando faltan tres días para que se cumplan dos semanas de la primera publicación relacionada con el caso Negreira, la Fiscalía no se ha querellado contra el exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA). El ministerio público tampoco ha puesto acciones legales en marcha contra el Barça, que durante dos décadas pagó alrededor de siete millones de euros a distintas empresas del excolegiado catalán a cambio de asesoramiento. Si bien el ruido generado por las sospechas de pago de favores arbitrales no ha parado de crecer desde que SER Catalunya destapó la polémica, la investigación sigue sobre todo centrada en el periodo 2016-2018, cuando la empresa Dasnil 95 percibió 1,6 millones correspondientes a 33 facturas enviadas al club azulgrana, entonces presidido por Josep Maria Bartomeu, que en 2018 cortó el convenio con la compañía de Negreira, domiciliada en el barrio barcelonés del Guinardó.
Hacienda puso el foco en los últimos dos años de relación mercantil porque cualquier irregularidad anterior habría prescrito. Es aquí donde la Fiscalía tiene la potestad de judicializar el caso con una demanda por corrupción entre particulares o administración desleal; porque Bartomeu y las juntas que han gobernado el Barça desde principios de siglo han reconocido relación y pagos con las empresas de Negreira y, por lo tanto, los dos ejercicios que la Agencia Tributaria ha puesto bajo la lupa solo son la punta de un iceberg con varias preguntas sin respuesta y algunas verdades incómodas, como por ejemplo que el club catalán estuvo lustros pagando –con sobreprecio, según los expertos del sector– a cambio de servicios que hoy tiene internalizados y que se proveían desde compañías que eran propiedad de un alto cargo arbitral. Además, la investigación muestra que Dasnil 95 basaba su supervivencia en los ingresos que recibía del Barça, tal como patentiza el hecho de que cesara su actividad cuando Bartomeu le cortó el grifo en 2018, justamente el año en que Negreira, que hoy aduce un principio de Alzheimer, acabó mandato en el CTA.
Dasnil y Nisdal, un perverso anagrama
Como las indagaciones que se han documentado, filtrado y publicado se ciñen al periodo 2016-2018, los detalles concretos de la relación contractual en temporadas anteriores, bajo los mandatos de Gaspart, Laporta y Rosell, son más confusos. En este sentido, cuando Bartomeu declaró al diario Abc que el actual dirigente azulgrana "cuadruplicó" los honorarios del exárbitro en su primer mandato, no se refería a un aumento satisfecho a Dasnil 95, sino a la reanudación del vínculo con Negreira la temporada 2005-06, después de tres años de parada, con pagos a una empresa diferente: Nisdal. Así figura en los papeles de Football Leaks, que revelan a partir de documentación de la entidad que, bajo el primer gobierno de Laporta, el exvicepresidente del CTA recuperó y elevó los emolumentos que la junta de Gaspart le había pagado a través de Dasnil 95 en 2002 (136.000 euros más IVA) mediante una sociedad civil privada bautizada en virtud de un sencillo anagrama.
Según esta filtración, Nisdal facturó de manera creciente un total de 4,37 millones entre 2005 y 2015, cuando Negreira rescató el CIF de Dasnil 95 para cobrar las polémicas asesorías, las que han sido objeto de la investigación de Hacienda, las que señalan al gobierno de Bartomeu. En aquel momento, la colaboración anual sobrepasaba el medio millón de euros, "una barbaridad" definida por el ex vicepresidente deportivo culé, Jordi Mestre, a RAC1. El de la actual directiva, Rafael Yuste, que también estuvo en el cargo entre el 2008 y el 2010, guarda silencio como Laporta mientras se completa una auditoría externa para aclarar unos pagos que en 2015 y en 2016 también fueron a parar al hijo de Negreira, Javier Enríquez, a través de una tercera empresa, Tresep 2014, propiedad de Josep Contreras, exmiembro de la comisión deportiva del Barça que murió a finales del 2022. Contreras percibió casi la mitad de los 394.460 euros que pagó el Barça por los trabajos de Enríquez, según datos de la Fiscalía.
En este marco de troceo empresarial, llama igualmente la atención que Dasnil 95, que según los registros de las directivas de Rosell y Bartomeu no recibió pagos del Barça entre el 2005 y el 2015, presentara ingresos de centenares de miles de euros durante este tiempo y dedicara alrededor de un 70% de estos ingresos a pagar a Hacienda y a terceros, cuando su estructura era más bien exigua. El ARA ha preguntado a ex directivos y extrabajadores del Barça si les consta que Nisdal facturara a la entidad y después Dasnil 95 facturara a Nisdal, pero no ha obtenido ninguna respuesta. Y es que más allá de la sombra de compra de árbitros, principal motivo de escándalo en el estado español, una de las dudas que late es si el modus operandi que se siguió con Contreras –comisionar sobre una factura pagada por el Barça– fue aislado o recurrente. Considerando el sobreprecio, los investigadores seguirán el rastro del dinero.
Daño reputacional a las puertas de la firma de la financiación del Espai Barça
Sea como sea, directivos de las últimas décadas en Can Barça tienen claro que el asunto no irá más allá. "No compramos árbitros, y si los hubiéramos comprado, con 300.000 euros anuales no teníamos ni para empezar", bromea uno de ellos. "Los pagos no son ilícitos, no hay nada ilegal", sentencia otro. Ahora bien, otra cosa es el daño reputacional que todo ello causa a los ojos del mundo del fútbol. En este sentido, en los despachos del Camp Nou temen consecuencias en la negociación de los últimos flequillos de la emisión de bonos que tiene que servir para pagar la reforma integral del estadio. "A los bancos no les gusta el ruido y ahora estamos teniendo mucho", aseguran desde Arístides Maillol.