Barça

"Negreira influía en un sistema opaco y el Barça se dejaba engatusar"

El ARA se sumerge en la figura del ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros que tenía una empresa que facturó más de 7 millones al club azulgrana a lo largo de más de dos décadas

Xavi Hernández Navarro i Joan Fàbregas
4 min
Joan Laporta y Leo Messi, en una imagen del 2010, ofreciendo al público del Camp Nou el título liguero que el Barça había ganado aquel curso.

BarcelonaToda una generación de dirigentes del Barça (2003-2023) está implicada en una trama arbitral que ha generado un escándalo de enormes dimensiones y que nació a finales de los años 90, cuando en el Camp Nou todavía gobernaban Josep Lluís Núñez y Joan Gaspart. Una inspección de Hacienda ha servido para destapar que el club azulgrana pagó durante dos décadas más de 7 millones de euros en total a Dasnil 95, una empresa propiedad del exárbitro y ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) José María Enríquez Negreira a cambio de informes sobre la tarea de los colegiados.

El actual presidente azulgrana, Joan Laporta –el mismo que entre el 2003 y el 2010–, lamenta que el caso estalle en un momento de bonanza deportiva, no niega los pagos y afirma que derivan de un encargo previo para detectar a futbolistas interesantes en categorías inferiores. Sin hacer más declaraciones, el mandatario ha abierto una investigación interna aunque Josep Maria Bartomeu, responsable de la entidad entre 2014 y 2020, pusiera fin al polémico acuerdo en junio de 2018. De hecho, el expresidente, que había guardado silencio sobre otros escándalos que lo implican (como por ejemplo el Barçagate), se ha prodigado en los últimos días a los medios de comunicación, orgulloso de haber cancelado la colaboración y de haber soportado los chantajes de Negreira, que amenazó con desvelar otros pagos del club a empresas sospechosas, como la del ex directivo Josep Contreras, según avanzó El Mundo.

Bartomeu sostiene que Laporta cuadriplicó la partida anual para Dasnil 95 antes de finalizar su primer mandato. Sandro Rosell, su sucesor en el palco, heredó y mantuvo la cifra, superior en medio millón por temporada. Después de dimitir por el caso Neymar, Rosell traspasó la presidencia a Bartomeu, que arrugó la nariz en relación al convenio en cuestión. Por su parte, Joan Gaspart, mandatario del Barça entre el 2000 y el 2003 y vicepresidente de la RFEF con Ángel María Villar, dice que no recuerda haber remunerado a ningún árbitro.

Los dirigentes implicados en los pagos hacen hincapié en el hecho de que la figura visible de la empresa investigada era Javier Enríquez, el hijo del ex vicepresidente del CTA, hasta el punto de que Bartomeu asegura que no tuvo constancia del parentesco hasta que no recibió las amenazas del padre vía burofax. La tesis del ex mandatario se sostiene hasta cierto punto, tal como se desprende del testimonio de un árbitro en activo a quien el ARA ha consultado para elaborar esta pieza y que prefiere no desvelar su nombre: "Javier Enríquez ofrecía servicios de coaching a todos los árbitros que llegaban al fútbol profesional, y la mayoría aceptaban la propuesta para ganar puntos con su padre. Ahora los colegiados somos trabajadores de la Federación, pero hasta hace no mucho no era así. Antes no había nada regulado y los directivos imponían mucho ya que el futuro de los árbitros pasaba por sus manos".

El "mosquetero" de Sánchez Arminio

Es decir, Enríquez hijo también ofrecía sus servicios a los árbitros profesionales, pero estos sí que sabían que el padre estaba detrás. "La mayoría de los colegiados, coaccionados para no poner en peligro su carrera y su imagen dentro del CTA, lo contrataban", sentencia el árbitro en activo. En estos casos, los pagos se solían hacer en mano o mediante transferencias bancarias. En los últimos años, Dasnil 95 operaba sobre todo con el Barça, como demuestra el hecho de que cesara su actividad después de que Bartomeu le cerrara el grifo. Años atrás, sin embargo, la empresa había facturado a la Federación Catalana de Fútbol, tal como reconoce al ARA César Ochoa, responsable arbitral del ente entre 2006 y 2009: "Se encontraron transacciones extrañas en el mandato de Casajuana Rifà (1994-2006), como por ejemplo una que sirvió para pagar 4.000 reglamentos arbitrales para solo 1.500 colegiados. Dasnil también facturó actas para los partidos a 17 céntimos cuando el precio habitual no supera los 10". A pesar de que no tenía mucha relación con él, Ochoa reflexiona: "Como vicepresidente del CTA, Negreira no tenía ninguna remuneración económica por su cargo, pero sí influencia en la toma de decisiones, lo cual es una disfunción del sistema puesto que puede propiciar prácticas poco éticas".

Enríquez Negreira a su época de árbitro

En la misma línea está José Luis Paradas Romero, el único colegiado de Primera que se retiró antes de tiempo porque estaba en desacuerdo con el sistema. "Tuve suficiente cuando, después de expulsar a José Mourinho en el Bernabéu, me comunicaron que dejaría de pitar al Real Madrid", denuncia a este diario el exárbitro andaluz, que define a Enríquez Negreira como "el mosquetero" de Victoriano Sánchez Arminio, presidente del CTA de 1993 a 2018. "Cuando estaba en activo, era de los más conocidos junto con Ramos Marcos y Urízar Azpitarte. Esto le sirvió para tejer una red de contactos con los clubes de la cual después se benefició. Era influyente en un sistema tremendamente opaco, y el Barça se ha dejado engatusar", sentencia Paradas sobre una figura que durante lustros decidía el destino y la trayectoria de los hombres de negro y que, en el marco de la investigación que está en marcha, ha definido las tareas que su empresa hacía para el Barça como un "asesoramiento verbal".

Unos hechos que han prescrito en la justicia deportiva

El caso Negreira ha salido a la luz pública esta semana y seguirá latiendo en los próximos días. El coste reputacional para el Barça es alto porque ciertos sectores ya han instalado la sospecha sobre los éxitos deportivos del club durante las últimas dos décadas. Por otro lado, el presidente de la Liga, Javier Tebas, se ha encargado de recordar que el organismo que dirige no puede sancionar ni abrir ningún expediente: "Hemos conocido una irregularidad y unos hechos que en el ámbito de la disciplina deportiva están prescritos [han pasado más de tres años]. Pero en el derecho penal no está prescrito, así que si la Fiscalía pone una querella, nos adheriremos como acusación particular". Tebas, siempre generoso con sus opiniones, apunta que el Barça ha podido ser "víctima de un chantaje por parte de un estafador que pretendía estafarlo". "No me extrañaría que hubiera pasado, pero sí que es cierto que choca que la situación se haya alargado durante tantos años", añadió en un acto celebrado el viernes en la Ciudad Deportiva Dani Jarque.

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