El descanso de los guerreros del Camp Nou: "Hemos luchado mucho para venir aquí"

BarcelonaUn taxi de Barcelona aparca en el pequeño tramo de carretera que se desvía de la avenida Joan XXIII para ir al Tanatori de Les Corts. El taxista baja del coche, coge una estera del maletero y se dirige hacia la montaña de césped que tiene vistas a la remodelación del Camp Nou y la Masia del Barça. Allí se pone a rezar de rodillas en dirección a La Meca, que queda a miles de kilómetros más allá de lo que será la zona de la grada lateral del futuro estadio azulgrana. Cuando ha finalizado el rezo, el taxista recoge la estera, la vuelve a guardar en el maletero, pone en marcha el coche y se va.

A pesar de que no ha saludado a nadie, es probable que el taxista musulmán haya escogido este lugar porque a la hora que ha ido, entre las 13 y las 14 horas de un día laborable, se llena de decenas de personas que comparten su religión. Son trabajadores del nuevo Camp Nou que se reúnen allí para descansar durante el rato que tienen para esparcirse en medio de su jornada laboral. Muchos aprovechan el tiempo para dormir una siesta después de haber comido previamente en el recinto culer. Cada día, cuando llegan, algunos cogen trozos de cartón escondidos estratégicamente entre los arbustos el día anterior que les permiten estirarse sin que la humedad del césped les moje la indumentaria de obrero.

De lo primero que informa Ahmed –nombre ficticio para preservar su identidad– es que solo sabe hablar turco. Pero añade, haciéndose entender entre gestos y expresiones acogedoras, que no tiene ningún problema en conversar con un periodista a pesar de que da por supuesto que no sé decir ni una palabra en su idioma. Acierta. De todas formas, él tiene la solución en sus manos. Ya tiene descargada en el móvil y bien localizada una aplicación que traduce instantáneamente al turco notas de voz dichas en cualquier otro idioma.

Ahmed, de sonrisa fácil, aún no ha cumplido los cuarenta años y dice que ha "trabajado mucho para venir aquí". Por "aquí" se refiere a la remodelación del Camp Nou, en la que actualmente hay unos 3.000 obreros trabajando en la obra que el Barça otorgó a la empresa turca Limak. La mayoría proceden de empresas catalanas subcontratadas, pero Limak también ha traído a trabajadores desde Turquía, como Ahmed. El regreso del primer equipo masculino de fútbol con un Camp Nou con una capacidad temporal de 60.000 espectadores, según las previsiones de la directiva de Joan Laporta, debería haber sido antes de que terminara el 2024. No será así y ya se trabaja hasta con el posible escenario de que el regreso se produzca la próxima temporada.

Trabajar en el mismo sitio que Messi y Lamine

A la conversación con Ahmed se añade su amigo Ozan –también un nombre ficticio para preservar su identidad–, que es otro de los obreros del Camp Nou. Ambos relatan que ellos nunca habían trabajado en Catalunya anteriormente, que han venido a Barcelona únicamente para la remodelación del estadio del Barça. "Cuando termine la obra volveremos a Turquía, nuestro país", explican de forma colegiada Ahmed y Ozan mediante la aplicación de traducción. Este momento tendrá lugar, según las previsiones de la junta de Laporta, al final del verano del 2026.

La relación de Ahmed con el fútbol es intensa. Dice que ha hecho de portero durante muchos años en equipos amateurs del fútbol turco. "Entonces, ¿para ti es especial trabajar en el Camp Nou?", pregunta el periodista. "Sí, claro. Aunque el campo esté en obras, en la atmósfera se nota que estás en un sitio especial. Estamos trabajando donde han jugado Messi y Lamine Yamal", explica. Está plenamente de acuerdo Ozan, que repite en voz alta los nombres de Messi y Lamine Yamal y luego hace un grito de alegría acompañado de un movimiento de triunfo con el brazo derecho pese a que aguanta un cigarrillo con la mano.

Reivindicaciones políticas durante la siesta

El porcentaje de obreros del Camp Nou que fuman durante el descanso del mediodía es muy elevado. Al menos la mitad. También es elevado el tanto por ciento de los obreros que no se quitan los chalecos amarillos o naranjas ni el casco protector para hacer la siesta. La distribución de los obreros no es casual. Por lo menos no lo parece en un buen número de casos. Hay más grupos de árabes en la montañita de césped frente al tanatorio y hay más grupos de albanokosovares en la pendiente de césped que toca el Cementeri de Les Corts. Otros obreros van por libre y duermen en el suelo de la acera de la avenida Joan XXIII o dentro de un Mercedes con matrícula de Rumanía. Por la noche muchos de los trabajadores irán a dormir a hoteles del Maresme, donde les llevarán en autocar.

Los albanokosovares aprovechan la presencia del fotógrafo del ARA para exponer sus reivindicaciones políticas, que llevan escritas en los cascos de obra. Quieren que sus mensajes a favor de la soberanía de Kosovo queden documentados en el reportaje en un Estado, España, que es uno de los cinco países de la Unión Europea que aún no da el reconocimiento internacional a Kosovo y le considera como parte de Serbia debido, precisamente, al movimiento independentista que hay en Catalunya.

No todos los trabajadores de la remodelación del Camp Nou se quedan a descansar en estos parterres. Dos de ellos, que hablan español, caminan en dirección a la antigua pista de hielo del Barça. Pero uno se detiene un momento porque le ha llamado la atención un objeto que hay en el césped. Se acerca y descubre que es una banda mortuoria con la inscripción De tu familia. "Pensaba que era de Isak", le dice al otro. Se refiere a Isak Andic, el fundador de Mango que falleció la semana pasada en un accidente. La ceremonia de despedida tuvo lugar en el Tanatori de Les Corts, situado a escasos metros. Como los dos trabajadores españoles no descubren ninguna señal de que la banda tenga relación con esta persona, la dejan donde la han encontrado y se van.