Barça

El Espai Barça, en manos de cuatro amigos

El cambio de condiciones que favoreció a Limak en el concurso se hizo de espaldas a la directiva del club

Barcelona"El papel de la junta directiva [del FC Barcelona] en los procesos de licitación se circunscribe a aprobar el objeto y el importe, y en algunos casos las cuestiones relativas a los timings o el calendario en el que deben prestarse los bienes o servicios objeto de la licitación en cuestión [...] Los criterios por los que se formalizan los pliegos de condiciones de las licitaciones de la institución responden a cuestiones [...] reflejadas en un texto que realiza conjuntamente el área de compras con el área del departamento involucrado en el proyecto que requiere el proceso de licitación".

Este extracto forma parte de las explicaciones que el área de compliance del Barça difundió hace algunas semanas para contar el cambio de condiciones que favoreció a Limak en la concesión de las obras para remodelar el Camp Nou. La constructora turca, que lleva días trabajando en la demolición parcial del estadio y ya explora vías para instalar en Barcelona y alrededores cientos de obreros para el grueso de los trabajos, ganó un concurso de casi 950 millones de euros (el más alto de la historia de la entidad) sin que los directivos aprobaran su cambio de normas. Lo admite el propio Barça.

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El presidente ejecutivo azulgrana, Joan Laporta, explicó que Limak fue seleccionada porque aseguraba que cumpliría el calendario de obras y no cobraba por adelantado las contingencias que sí figuran diferenciadas en una partida de la financiación. Sin embargo, la empresa con sede principal en Estambul no habría sido elegida sin el cambio de condiciones que se hizo efectivo a principios de septiembre de 2022.

Con los requisitos de antes, vigentes desde 2017, no habría tenido nada que hacer ante las propuestas de FCC o de la UTE que formaban Acciona y Ferrovial. Nunca había construido un estadio de más de 40.000 asientos ni tampoco acreditaba dos obras en España con un presupuesto superior a los 150 millones, que eran dos de las premisas que debía cumplir la empresa agraciada según el pliego anterior.

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Coincidiendo con la modificación de las bases para concurrir al concurso para construir el nuevo Camp Nou, Ramón Ramírez, máximo responsable del Espai Barça y que había entrado a trabajar en el club en sustitución de Bill Mannarelli, abandonó sus funciones. Principal artífice de la reformulación del proyecto tras la llegada de Joan Laporta a la presidencia, saltó de la nave después de que los ejecutivos más cercanos al mandatario insistieran en la vía Limak, que llegó a la entidad hacia marzo de 2022, y el cambio de condiciones. No estaba de acuerdo con la estrategia, se vio arrinconado y decidió dar un paso al lado. Antes de fichar por el Barça, Ramírez trabajaba en IDOM, la empresa que realizó el rediseño del estadio. Ahora trabaja con Jordi Llauradó, ex directivo responsable del Espai Barça.

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Recuerdos de juventud en Castelldefels

Sobre el organigrama, el actual responsable del proyecto es Àlex Barbany. Pero en la práctica son otros trabajadores los que llevan el peso real. Tres personas de la máxima confianza de Laporta, con las que tienen relación personal de hace décadas y, en dos de los casos, han compartido proyectos profesionales. Son Joan Sentelles, César Martínez y Luis Moya, tres amigos del presidente que han hecho y deshecho en el Espai Barça de espaldas a la junta, según reconoce parcialmente el área de compliance de la entidad. "Van siempre juntos, son como un lote", aseguran en el Camp Nou.

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Sentillas, Jano para los conocidos, es el jefe de compras del Barça. Es decir, el responsable de la adquisición de bienes y servicios, buscar y evaluar proveedores vía licitación y aprobar pagos. Desembarcó en las oficinas en marzo del 2022, coincidiendo con los primeros contactos entre Limak y el club, ya sin CEO porque Ferran Reverter había dimitido mes y medio antes. Sentelles, amigo de Laporta desde una juventud en la que compartían peripecias en veranos memorables en Castelldefels, ya había trabajado en el Barça durante el tramo final del primer mandato del actual dirigente. Experto en el negocio farmacéutico, su nombre también está asociado a la desaparición del Reus Deportiu, del que fue consejero entre el 2014 y el 2019. "Es un currante muy resolutivo", comenta sobre él una persona que le ve trabajar cada día.

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Democracia Catalana y negocios en Uzbekistán

Martínez es la mano derecha de Sentelles en el área de compras y también tiene el privilegio de ser considerado una figura leal y de estrecha confianza de Laporta, que le reclutó para el Barça igualmente en marzo del 2022. Antes habían compartido proyecto en Democràcia Catalana, una formación política fundada en el 2010 por el actual presidente azulgrana en el que Martínez fue tesorero. El partido se integró en la coalición Solidaritat Catalana per la Independència, que en las elecciones catalanas del mismo año obtuvo cuatro escaños. Pero el vínculo entre Laporta y Martínez viene de antes. De hecho, según el representante Bayram Tutumlu, que denunció al actual dirigente por impago de una intermediación con Uzbekistán, Martínez cobró 180.000 euros del país asiático en virtud de un paquete de acuerdos que Laporta admitió en sede judicial.

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Por su parte, Moya es un catedrático experto en estructuras de la Universidad Politécnica de Cataluña que se ha sumado últimamente en el equipo del Espai Barça. Su labor es fundamental para obtener los permisos de obras municipales que deben habilitar Limak para empezar a construir sobre el esqueleto del viejo Camp Nou, un requisito todavía en trámite. Laporta le fichó en este segundo mandato al igual que a su primo, Joan Moya, que es el jefe de tecnología de la entidad y que, al igual que Sentelles, también tuvo un breve paso por las oficinas barcelonistas durante el tramo final de la primera presidencia del abogado catalán en Arístides Maillol.