La gardiolada de Xavi tiene cada vez más sentido: los apuntes en caliente del Barça-Getafe
Andreas Christensen encadena cuatro partidos como pívot y ya no sólo como remedio de urgencia para la posición
BarcelonaPor fin el Barça ha vivido una goleada plácida y tranquila en Montjuïc (4-0). Los azulgranas, que pudieron clavar más goles a un Getafe que se ha inmolado con su planteamiento, están en una línea ascendente. A continuación, los apuntes en caliente del partido.
Cubarsí (y la Masia), el tesoro más preciado. La irrupción por la puerta grande de Pau Cubarsí será uno de los mejores legados de Xavi. El técnico no tuvo miedo, de nuevo, a entregarle las llaves de la defensa. Araujo y Koundé le han hecho de escuderos. El chaval de 17 años ha sido el faro, el corazón de la línea defensiva. Cuando se dudaba, Cubarsí era quien templaba los ánimos. Lo hace todo bien. Es pulido en la salida, da pases decisivos, es contundente y seguro al corte. En el primer tiempo ha sido clave en las dos ocasiones más claras de su rival. Además, es un gran compañero: cuando Raphinha ha terminado bien gato en el primer tiempo para perdonar hasta tres acciones claras, Cubarsí ha cruzado todo el campo para ir a abrazarle. Un jugador así, siempre en mi equipo.
Abucheo para Ilaix Moriba. La afición tiene memoria. Tres temporadas después de partir peras con el club rechazando renovar y prefiriendo el dinero del Leipzig, Ilaix Moriba volvía a Barcelona. Desde su marcha, ha encadenado dos cesiones con más pena que gloria al Valencia y toda la primera mitad de este curso no había disputado ni un solo minuto. Ahora juega cedido en el Getafe. Los seguidores le han dedicado un par de sonoros abucheos a Montjuïc. Un carácter díscolo y un entorno que le hizo escoger el dinero por delante de los minutos que el Barça le prometía al primer equipo le han convertido en un enemigo del barcelonismo.
Christensen, bendita hucha. Cuarto partido consecutivo del danés como pívot. Tras encajar un buen montón de goles a principios del 2024, que dejaban al Barça como uno de los equipos más goleados de Europa, Xavi recurrió a Christensen como medio centro. La apuesta pasaba por recuperar un pívot más posicional. En definitiva, un ancla de corte más defensivo para protegerse y que, a su vez, también tenga buen toque. Que no sea un hacha y nada, vaya. Es, en cierto modo, un homenaje al que ha hecho Pep Guardiola con John Stones en el City: reconvertir a un central en pívot. Christensen, que ya había ocupado esta posición en el Borussia Mönchengladbach, se siente cada vez más adaptado.
João Félix, una caliente, dos frías. En su regreso a la titularidad, al portugués se le ha visto enchufado, muy insistente en el desmarque y ha sido el autor del segundo gol. El problema es que, por cada cosa que hace bien, João Félix se enroca en caras largas y, a menudo, peca de individualista. En la primera mitad, con el caramelo que suponía la defensa adelantada del Getafe, ha sido de los más activos desmarcándose. Hasta aquí todo bien, pero su actitud tiene muchas cosas que pulir: cuando no le pasaban la pelota después de desmarcarse, se le veía quejarse y renegar. También tuvo dos acciones claras en las que, cuando tocaba pasarla, se envolvió a driblar oa chutar blando. Tiene más talento que Raphinha, pero el brasileño es más solidario y currante.