Remontada de Champions para recuperar el orgullo perdido contra el Eintracht
Con un doblete de Kounde, los azulgranas dan la vuelta al marcador en el estreno europeo del nuevo Camp Nou (2-1)
BarcelonaDe remontada en remontada, y ya van cuatro seguidas, el Barça de Hansi Flick vuelve a ilusionar a la afición. En la noche del regreso del Eintracht a Barcelona, el barcelonismo -y el club, con las medidas preventivas para evitar lo ocurrido un 14 de abril del 2022 de infausto recuerdo- silenció al conjunto alemán en la primera noche de Champions en el nuevo Camp Nou (2-1). Los más de 2.300 aficionados visitantes vuelven hacia Frankfurt con la cola entre las piernas y dejando una imagen lamentable, lanzando cervezas a los seguidores azulgranas e, incluso, una bengala, que pudo causar un disgusto. El ruido y sus formas chapuceras no bastan para ganar a un Barça que supo reponerse en la segunda mitad impulsado por la entrada de Rashford y un doblete de Kounde.
La victoria contra el Eintracht era clave para seguir en la pugna para poder acabar entre los ocho primeros. Y hubo que batallar, pese a que los catalanes partían como favoritos. El partido empezó con los alemanes intentando hacer combinaciones rápidas, con Knauff buscando descargar de cara para que Götze activas las carreras de sus compañeros a espaldas de la avanzada defensa del Barça. Avanzada y consolidada, porque Flick repitió por cuarto partido con Cubarsí y Gerard de centrales. El plan de los alemanes era tan evidente como los dos primeros fuera de juego: dos acciones seguidas en las que el linier dejó continuar la jugada pese a que era flagrante que, acabara en gol o no, acabaría siendo invalidada. Esto hizo cabrear a la afición, que vivía su particular disputa con silbidos y cánticos para no dejar que los seguidores rivales en la zona visitante se hicieran oír mucho.
Los intentos iniciales del Eintracht no hizo cosquillas a un Barça serio y que, poco a poco, parecía convertir el control con ocasiones. De hecho, Lewandowski embocó a gol un buen centro de Raphinha, pero la acción fue anulada por un ajustado fuera de juego. El siguiente en intentarlo sería un Gerard lleno de confianza. Remate lejano que haría lucir a Zetterer con un buen estirón. Los azulgranas se sentían cómodos, pero en la primera ocasión que tendrían los alemanes verían portería. Llegar y moler. Una recuperación de Brow, que le birló la cartera a Lamine Yamal cuando intentaba superarle, desembocaría en una de las jugadas de su vida. Conducción potente, exhibiendo piernas musculadas, y asistencia que no logra cortar a Gerard y que recoge Knauff, imponiéndose a Balde y rematando ajustado.
Las prisas por remontar y la permisividad del árbitro Davide Massa con la dureza de los alemanes sacó de quicio a Pedri y, por extensión, a todo el Barça. El canario es el metrónomo azulgrana y su latido marca las pulsaciones del juego. Los de Flick pasaron del control a la precipitación. Eintracht se sentía fuerte, cortando cualquier pasillo interior. El nerviosismo del Barça no podía presumir nada bueno y eso lo aprovecharía su rival para rozar el segundo en otra jugada aislada patrocinada por la velocidad del demonio Knauff. En este caso, vistiéndose de asistente para servir un balón en la frontal que Skhiri envió por encima del larguero mientras que Joan volaba con un estirón felina.
Kounde lidera la reacción del Barça
Al descanso, un Flick bien enfadado se marchó como un relámpago para estirar las orejas a los suyos, mientras que Pedri y Raphinha dialogaban seriamente sobre las dificultades de los azulgranas y Rashford se quedaba en el césped para calentarse. Hay que cambiar cosas, el Barça no podía permitirse una nueva derrota en la Champions y menos en el primer partido de la máxima competición de clubs en el nuevo Camp Nou. La reanudación comenzó con un cambio -Rashford por Fermín, con Raphinha quedándose definitivamente en la mediapunta-, pero con tal como había terminado la primera mitad: con Massa perdonando amarillas a los alemanes y con un nuevo susto protagonizado por Knauff, que salvaría a Juan con la punta de los dedos.
Por suerte, este sufrimiento sería sólo momentáneo y el Barça reaccionaría con orgullo. Rashford dio la razón al técnico y pronto sirvió una buena asistencia a Raphinha que el brasileño, desafortunadamente, enviaría directamente a las nubes. Sería sólo un aviso porque de inmediato el británico, que fue un soplo de aire fresco para el Barça, pondría un centro precioso que Kounde -que venía de hacer un par de pifias en defensa- definiría en el empate.
El gol animó a la afición, que en menos de 10 minutos viviría un gran estallido de alegría con el segundo del francés. Con los azulgranas acostumbrados al arrebato, un córner servido en corto por Rashford acabó con un centro de Lamine Yamal, de nuevo, en la cabeza de Kounde ante un desajuste de la defensa del Eintracht.
Fiesta de Champions en el estadio. Se completaba la simbiosis entre el equipo y la afición, con una noche que terminaría con final feliz. Con la entrada de Ferran, el Barça seguiría atacando, buscando una sentencia que no llegaría, pero con los azulgranas sabiendo mantener el control y el marcador, pese a sufrir algún susto en los últimos minutos. Triunfo muy necesario en la Champions.