Fútbol - Primera División

Una decisión incomprensible del VAR castiga a un mal Barça en Anoeta

Un gol mal anulado en Lewandowski detona una serie de desgracias de un equipo azulgrana superado por la Real (1-0)

BarcelonaContra todo. Ante la Real Sociedad, el Barça ha tenido que remar contra todo. En la derrota (1-0) en Anoeta ha pasado un fenómeno poco habitual: ver a Hansi Flick enfadado, quejándose a los árbitros, indignado, pidiendo explicaciones. No le faltaba razón, porque los azulgranas se han encontrado en un infierno blanquiazul en el que no sólo han tenido que enfrentarse a una gran versión del conjunto de Imanol Alguacil. No, en Anoeta el Barça también ha tenido que jugar contra el arbitraje tendencioso de los colegiados madrileños Guillermo Cuadra Fernández, en el césped, y de Carlos del Cerro Grande, en el VAR.

Debería ser impensable que en la era en la que la tecnología está más que nunca al servicio del fútbol se cometan errores como un gol anulado a Robert Lewandowski por un fuera de juego inexistente, salvo que el ariete polaco del Barça fuera un pívot del equipo de baloncesto y calzara un 50 (o más) de pie. Parece claro que la revisión del VAR –sujeta a la interpretación final de los árbitros– confunde el pie del delantero azulgrana con el del defensor del conjunto vasco. Así, la siempre complicada visita a Anoeta –pese a que el Barça había ganado en siete de las últimas diez visitas– lo fue aún más ante un arbitraje excesivamente permisivo y un error que afectó al relato del partido.

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Corría el minuto catorce cuando Lewandowski aprovechaba para rematar a placer un fallo en el rechace de Zubeldia tras un disparo blando de Frenkie de Jong. Hasta entonces los azulgranas estaban jugando bien, con cuyo arrebato característico Flick ha dotado al equipo: se superaba bien la presión alta de la Real, Raphinha era insistente con centros desde la banda izquierda y, aunque no llegaban las ocasiones claras, parecía que el Barça iba a caminar hacia un nuevo triunfo. La diana de Lewandowski era la confirmación. Hasta que un fuera de juego inexistente que traerá mucha cola suponía que el gol del polaco fuera anulado.

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El Barça de Hansi Flick se deshace en Anoeta

A partir de ahí el Barça empezaría a deshincharse ya enseñar una versión del equipo plana, fea, gris. Poco habitual. Ya no parecía el Barça de Flick, sino el Barça acomplejado y errático que tantas veces se ha visto en los últimos años. Los jugadores de la Real Sociedad comenzaban a hacerse gigantes, comandantes por un excelente Take Kubo y bien resguardados por una gran actuación de sus centrales, especialmente del marroquí Nayef Aguerd. Mientras, los del Barça se iban apagando: Raphinha y Lewandowski se iban haciendo invisibles, Fermín no encontraba su sitio como sustituto de un añorado Lamine Yamal –ausente por una contusión que se hizo contra el Estrella Roja– y Frenkie de Jong naufragaba por medio del campo como un alma en pena.

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Con el conjunto donostiarra envalentonado, empezaron las ocasiones por los vascos. El premio lo encontraron poco después de la media hora de partido, cuando le temblaron las piernas a Iñaki Peña. Un mal desplazamiento en largo del portero alicantino supuso que la Real recuperara el balón, Sucic lo prolongara con acierto con la cabeza ganando el duelo a Casadó, Cubarsí resbalara, Koundé estuviera avanzando en lugar de retroceder y Sheraldo Becker rematara a gol con mucho acierto. El partido empezaba a ponerse cuesta arriba.

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En Anoeta, aparte de luchar contra los arbitrajes, el Barça también tuvo que hacerlo contra una mala versión de sí mismos y contra una Real que, si no fue al descanso con más goles, es porque Cubarsí hizo de apagafuegos y porque Oyazarbal cruzó demasiado su remate justo antes del descanso. Durante los primeros 45 minutos el Barça, que por primera vez esta temporada acabaría un partido sin marcar ni un solo gol, sólo se aproximó en una ocasión a rematar entre los tres palos. Fue un disparo de Casadó, que recogió un despeje en la frontal, pero que la defensa acabaría rechazando.

El mal –y excesivamente permisivo con las faltas de la Real– arbitraje de Cuadra Fernández ya no era contra el único que iba a luchar el Barça, sino que los azulgranas también tuvieron que enfrentarse contra sí mismos porque estaban haciendo uno de los peores partidos de la era de Hansi Flick. Se cometían muchos errores en los controles, en los pases –incluso hasta estilistas como Pedri fallaban balones fáciles– y, así, ni la entrada de Dani Olmo por un desdibujado Frenkie de Jong sirvió para cambiar el relato.

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El mediapunta de Terrassa ofreció detalles de calidad, especialmente en los primeros minutos del segundo tiempo, pero también acabaría perdiendo la claridad en su fútbol, ​​como todo su equipo. Un remate aislado de cabeza de Cubarsí justo al inicio de la reanudación y un disparo muy desviado de Fermín fueron las dos grandes ocasiones del Barça en un partido en el que fue inferior a la Real. Tras siete victorias seguidas, tocó el sabor amargo de la derrota.